martes, 2 de marzo de 2010

Maurice Dantec


La IV guerra mundial y las máquinas de la IV especie
La guerra de los mundos o la Gran Guerra Civil Planetaria([1])

Conferencia del 12 de Octubre del 2004 en la Biblioteca Nacional de Montreal con la participación del Alcalde Raul Dandurand en estudios estratégicos y diplomáticos y la fundación Metrópolis Azul

1) de la tercer a la cuarta guerra mundial, 1989-2001: el inter- regno invisible ([2]): de Berlín a Sarajevo, de Kabul a Nueva York.
Los fenómenos más importantes son siempre los acontecimientos invisibles o los acontecimientos no vistos o no leídos en el momento donde sobrevienen.
Quisiera referirme al fenómeno peor comprendido de nuestra época: el acontecimiento permanece no visto por nuestros contemporáneos, es muy reciente aunque haya sido acompañado por la cohorte habitual de las cámaras de televisión.
Así, en tanto todo el mundo podía ver esto que se producía, nadie lo ha visto aunque todo el mundo tenía la cosa bajo los ojos, los ojos se han desviado prudentemente de la cosa a fin de contemplar maravillados la emergencia entonces considerada como esencial al devenir de la humanidad de la economía com.
En 1989 el Muro de Berlín cae. Después de 70 años de existencia el bloque soviético se resquebrajaba, la división de Europa era cosa del pasado: el Occidente democrático, se entendió entonces, había vencido a la tiranía totalitaria.
No es necesario demostrar la hipocresía jesuítica de nuestros contemporáneos. Durante 50 años, después de la segunda guerra mundial, las potencias europeas “democráticas” habían cuidadosamente evitado de enervar al oso soviético y, si se puede decirlo, de Berlín Este en 1953 a Praga en 1968, de Budapest en 1956 a Varsovia en 1980, las tropas comunistas que aplastaban todas las tentativas de revolución democrática no encontraron sino muy pocos carros de asalto, aviones o submarinos, procedentes de Francia o Alemania ante ellos. Hay que decir que en 1975 con la famosa conferencia de Helsinsky, la Europa Occidental aprobaba vergonzosamente la toma de posesión territorial de la potencia soviética, abandonando a los pueblos eslavos a la estupidez y al yugo del totalitarismo, mientras que los grandes acuerdos político culturales y militares económicos con las potencias árabes se convertían en la política oficial no solamente de Francia sino de la “Comunidad Europea” de la época.
En 1989 el Muro cae y si cae no fue gracias al coraje y a la capacidad de resistencia de las naciones occidentales, pero tampoco como se nos quiere hacer creer por la fuerza de un vasto movimiento de movilización nacido al Este del Muro. Se sabe desde hace largo tiempo que la resistencia al despotismo responde a una pequeña minoría porque el déspota se apoya sobre el miedo y la masa, sobre el miedo de la masa, sobre la masa amedrentada. Se han hecho procesiones y festivales, se vende el Muro del Odio en pequeñas piezas separadas. Más eso no cambia nada: si el Muro cayó fue porque había sido vencido por la América reganiana y Gorbachov salvaba a los muebles separándose de su explanada este europea, justo antes de cagar a tiros la Unión Soviética misma con el fin de que Rusia al menos sobreviva al hundimiento del Imperio comunista.
Es luego por efecto de vacío que el Muro ha caído y seguramente, eso tuvo consecuencias directas sobre la serie de los acontecimientos.
En el mismo momento, muy exactamente, una crisis estallaba en el seno de una pequeña república socialista yugoeslava , especie de mini URSS que era autónoma de la tutela rusa desde 1948.
Esta crisis cuyo epicentro se situaba entonces en Kosovo, ponía en jaque al poder comunista debilitado con una población albanófoba y musulmana que reclamaba en la época donde otras “democracias populares” venían de obtener sin violencia : la democracia o al menos algunas libertades fundamentales. Los medias nos informaron de esta primera crisis kosovar. Es en este instante preciso que el fenómeno más importante de la post guerra se dibuja. He dicho “post guerra” porque así no las vendió la época.
La tercera guerra mundial, llamada durante 45 años “guerra fría” aunque haya ocasionado más muertes que la segunda, no era sucedida sino RETOMADA a otro nivel de intensidad histórica, la tercera guerra mundial nombrada por los periodistas de manera graciosa “pos guerra”, la tercera guerra mundial dejaba lugar a la IV guerra de una cuarta especie, la guerra del Armagedón metanacional, la guerra que aceleraba el alfa y el omega del nihilismo, sea de el Islam de una parte y el Occidente posmoderno del otro.
Quiero decir que nosotros no entramos solamente en lo que ahora se llama “guerra asimétrica”, sino en una auténtica Guerra de los mundos pues lo que intento explicarles es cómo el pasaje de la III a la IV guerra mundial ha permitido a esta configuración emerger: esta configuración es aquella de la guerra- no más asimétrica- sino a - paralela.
¿Qué es lo que entiendo por esto? He aquí precisamente que lo que se produce en la ex Yugoslavia: dos guerras se han conducido simultáneamente y sin embargo ellas divergen y no cesan de hacerlo sobre todos los planos al punto que al límite de cierto tiempo, cada campo en presencia hace la guerra al otro por razones diferentes y que ellas no coinciden absolutamente en ningún plano. Las líneas de frente se han abierto sobre una divergencia absoluta, dos líneas que no se recortan sino sobre su punto de tensión máxima, habían sido actualizadas.
En efecto, en un primer tiempo, los sostenedores del socialismo yugoslavo, sea principalmente los Serbios, hacen la guerra a los croatas porque aquellos querían separarse del régimen post titista de Milosevic, abandonar el sistema comunista pseudo federal, retomar la Unión Europea. Eso era también el caso de los Eslovenos y es todavía el caso de los Montenegrinos.
Era una guerra del occidente democrático contra el régimen comunista. Las cosas parecían claras. Una línea de frente, una línea de conjunción, existía entre los beligerantes.
Pero los sostenedores del nacionalismo étnico panserbio, habían dado otro color a la canción. Cuando la guerra se traslada a Bosnia, ella se traslada también en el plan de intensidad y de régimen puesto en obra. Esta vez la guerra de independencia de los Bosnios ante Belgrado recortaba las líneas de fractura que remontaban al siglo XIV, a la época de las invasiones otomanas.
A la primera guerra occidente democrático/occidente comunista vino a superponerse el diagrama extra periférico, el sistema de desorbitación histórica que iba a hacer bascular todo: desde 1933 los combatientes serbios se batían sin embargo en nombre de la Ortodoxia, los Croatas de Bosnia( contra los Musulmanes y contra los Serbios) en nombre del Catolicismo, y los Musulmanes, por supuesto, en nombre del Islam.
La guerra política intra occidental se doblaba en una guerra de religión oriente/occidente.
Pero las dos guerras, comprendedlo bien, las dos guerras estaban presentes, salvo que ellas no se recortaron más. Ellas no tenían de hecho ninguna relación. El ejemplo más significativo viene, como siempre, de las imágenes de la Historia: en 1991 cuando los comunistas serbio yugoeslavos atacaron Croacia que venía de declarar su independencia, grupos de voluntarios occidentales se comprometieron con al joven Guardia Nacional croata. Ellos lo hicieron bajo el apodo de Freedom Fighters Force, en una perspectiva de defensa de los valores occidentales contra el despotismo comunista.
Cuando al guerra se traslada a Bosnia, esta fuerza va y combate a los Serbios y se encuentra finalmente comprometida como unidad integrada en la armija bosnia, con dominante musulmana.
Luego, al mismo tiempo, llegaban a Sarajevo miles de voluntarios islámicos, árabes, pakistaníes, afganos, chechenos, que se comprometían con el gobierno bosnio en nombre de la Jihad. Entre ellos alrededor de 15% de voluntarios franceses de confesión musulmana de origen magrebí en su mayor parte. Así en esta postguerra, en esta guerra de inter-regno, podían encontrarse todos los tipos de situaciones conflictivas, salvo aquellas a las cuales se estaba habituado hasta ahí, lo cual me parece, habría tenido que alertar a nuestros tan brillantes intelectuales “progresistas”.
Un voluntario croata podía batirse en nombre de la democracia occidental contra un soldado serbio que peleaba por la Ortodoxia y contra el Islam, contra los Musulmanes bosnios laicos, partidarios, digamos del “modelo turco”.
Pero ustedes pueden encontrar milicias comunistas serbias con la bandera de la estrella roja que combatían contra los Croatas nacionalistas y católicos y Musulmanes bosnios partidarios de la Jihad contra Occidente.
Con los tres campos en presencia y dos guerras colaterales y a- paralelas, el número de configuraciones posibles, todas divergentes las unas de las otras no ha cesado de aumentar.
El caos y la confusión también.
Porque nada ocupaba su lugar, todo estaba dislocado, hasta al principio de dislocación conflictivo mismo: la guerra.
Que nadie o casi nadie, haya pensado en prevenir a sus contemporáneos de la inminencia de la catástrofe general y según yo de la característica principal de nuestra época donde de las opiniones políticas son forjadas, aquí en Québec, por ejemplo, por el VOIR o el Journal de Montreal y en Francia por Liberation y Le Monde.
No es por azar que algunos años más tarde esta guerra de Bosnia vuelve a su punto de partida :Kosovo. Esta vez, las potencias occidentales intervienen contra el programa de limpieza étnica anti musulmán conducido por la pandilla de Milosevic. Pero lo que la OTAN no comprendió a pesar de su intervención y que nadie comprendió por otra parte, es que si el régimen yugoslavo continuaba obrando en función de su primera guerra- comunismo contra democracia- , frente a los paramilitares albaneses, que habían pasado de reivindicaciones de independencia nacional sobre el fondo vago de un maoísmo ancestral al islamismo integral relacionado a la idea de una Gran Albania que recubría muchas naciones actualmente existentes, suerte de réplica islámica a la Gran Serbia de los yugoeslavos socialistas de Milosevic. ¿No ha sido Debord quien escribió capítulos enteros sobre la reversibilidad de la historia?
Lo teníamos bajo la nariz, pero las carnicerías eran tremendas, el porvenir de la Humanidad no podía leerse con el rasero de un genocidio vulgar. Se disponía, en la época del nacimiento de Internet al gran público, de estudios culturales a la Noam Chomsky y de Humanitarismo neo mercantil a la Negroponte. El mundo parecía instalarse en lo que no tardaría en ser decretado como fin de la historia.
Los voluntarios occidentales en su mayoría no han permanecido en Bosnia, esta guerra les había escapado.
Los voluntarios islámicos han permanecido. Esta guerra era su futuro. Era el momento donde de Berlín se regresaba a Sarajevo, como a contrapelo en un proceso histórico regresivo.
No le quedaba al contra movimiento de este fenómeno sino colocarse en su lugar, como cuando se frena de un solo golpe: en la ex Yugoslavia de fin de siglo se basculaba hacia la Edad Media, no le quedaba a la Edad Media sino percutir al principio del siglo XXI, no le quedaba más que la IV guerra mundial naciera como un eco, luego de Kabul, hasta el centro de Nueva York.
Esto evidentemente no es un azar, en efecto, si ese se produce según esta línea de corte histórico, pues en el momento mismo donde los ojos se fijaban sobre los Balcanes, una guerra civil venía de estallar en Afganistán, recientemente liberado, él también , de la tutela soviética: Afganistán había sido la tumba de los Rusos, los Americanos habían jugado la carta de los mujaidines contra la URSS, en el momento mismo o divergencia crítica de la Historia, Irán se volvía una república islámica violentamente antiamericana y antijudía.
Tácticamente, los Americanos jugaron el islam sunita contra el islam chiíta, particularmente en el Líbano, y comprendieron con razón que la invasión de Afganistán por los soviéticos no era solamente un error estratégico sobre el plan militar sino ante todo un suicidio político, pues en el opinión pública musulmana la imagen prestigiosa de la superpotencia socialista que había sostenido a los pueblos “oprimidos” sufrió un ataque cardíaco.
Reagan y sus comunicadores no iban a dejar pasar su oportunidad.
Cuatro
El hundimiento del comunismo y la retirada consecuente de las tropas soviéticas de Afganistán fue considerado con razón por los analistas de la CIA como el fin de la III guerra mundial. Pero no fue analizada con suficiente seriedad como el momento de emergencia de contra polo histórico a este hundimiento el surgimiento de la IV guerra mundial: nadie vio llegar a la Gran Jihad, aunque todo a lo largo de los años 90 había estado ante nuestros ojos.

2) El fin del “fin de la historia”: el postmodernismo como interludio lúdico y ya muerto entre dos Guerras, aquella que viene de comenzar y compromete el destino de toda la humanidad: guerra cibernética meta local, convergencia crítica de nuestros vectores biocidarios: después/ durante la guerra cibernética, la primera guerra GENETICA.
La primera guerra mundial se había constituido sobre la utilización masiva de armamentos se segunda especie, para retomar la terminología de Deleuze, concerniente a las máquinas- las armas son máquinas por excelencia, basta recordar la etimología de la palabra máquina que en griego significa estratagema, trampa, para comprender que toda máquina es fundamentalmente una máquina militar. En 1914-18 las armas de fuego y el motor a explosión formaban las dos cabezas del nuevo ogro mecánico. En esta época la guerra fue apenas “mundial”, ella no afecta prácticamente a la Europa occidental y central.
La segunda guerra mundial se inicia por una elevación dramática del uso combinado del arma de fuego y del motor a explosión, pero termina sobre la invención de la primer arma de tercera especie: la Bomba atómica, conviene en efecto señalar que la Bomba atómica no hubiera podido ser concebida sin la invención correlativa de la computadora. Sin computadora, no hay suficiente potencia en el cálculo para “computar” la Bomba. La Bomba es luego el producto más puro de la máquina de tercera especie. Es en sí misma una máquina informativa, pues ella desde sus orígenes dispone de de un conjunto de dispositivos que pertenecen a esta categoría. Sin contar que a la Bomba ha venido a incorporarse el arma de tercera especie de Werner Von Braum, el cohete, y su complemento, el satélite, y que finalmente esta hipermaquinisación del mundo obra sobre el descubrimiento del ADN por Crack y Watson, un año después de la explosión de la primera bomba megatónica de hidrógeno.
La tercera guerra mundial ha visto a la máquina y al arma de tercera especie convertirse en paradigma del mundo. La segunda guerra mundial había afectado al conjunto del planeta, pero en grados diversos. Europa había sido destruida, los otros continentes afectados. Desde ese momento, La “guerra fría, la guerra así llamada de baja intensidad, se volvió de buena gana mundial. Ella se exportó a todos los países del planeta y por el radicalismo terrorista al interior de los Estados democráticos.
Es que si en 1914 el mundo era todavía Europa, si en 1940 Europa era todavía el centro, en –digamos-, 1980 el mundo era en adelante orientado por una red megamaquínica universal, o en todo caso en vías de serlo, que iba a preparar el pasaje a una fase siguiente.
En tanto se daba uno de los acontecimientos más importantes del siglo XX, la revolución islámica iraní de 1979 se constituía de a poco, sobre las bases de la ideología situacionista, del descontructivismo, una suerte de nuevo modelo standard de la sociopolítica, gracias a las técnicas de información, las máquinas de tercera especie, íbamos a entrar en un vasto mundo festivo, lúdico, globalizado, comunicacional, de hiper tendencia.
A lo largo de los años 80 mientras un millón de hombres morían en la frontera Irán - Iraq en una diabólica réplica post- moderna de la primera guerra mundial durante diez años, esta neo ideología se convirtió poco a poco en el credo insuperable del “ pensamiento democrático”.
La “caída del Muro” iba a servir para hacer – valer esta ideología de confetis y carros ostentosos que preparaba su dominación sin reparto durante todos los años 90, mientras que la amenaza crecía ante los ojos.
Al mismo tiempo, hay que señalarlo, la susodicha crítica del capitalismo se limitaba – en el mejor de los casos – a rehacer más o menos bien las exégesis de su Maestro que Engels había producido después de la muerte de Marx, un siglo atrás.
El último texto de Gunter Anders o de Heidegger, que datan de los años 50, reenvía fácilmente a todos los prebendarios de Le Monde Diplomatique o a órganos nanarquistas, a su crasa incultura política y filosófica. Por lo tanto, Gunter Anders, primer marido de Hannah Arendt, era “marxista”. Es posible que me aparezca a mi como un pensador teológico luego de Auschwitz, me aparece tal como un judío que piensa como un cristiano de los orígenes, como un mártir, un testigo.
Es que ahí se sitúa lo impensable, lo impensado de nuestra época.
Podemos fríamente considerar los tiempos que vivimos como la continuación del nazismo por otros medios, como una suerte de contra polo del nazismo incrustado en adelante en la conciencia de todos los hombres.
De la máquina concentracionaria que tenía por blanco- como decía Heidegger- la fabricación industrial de cadáveres, hemos pasado a la megamáquina distributiva tiene por objeto la fabricación en serie de seres humanos, suerte de golems co maquinados desde su nacimiento.
¿Nadie tiene la sospecha de comprender que nada es sincrónico por azar en la Historia? ¿Quién ha podido probar que el azar existía?
El 11 de septiembre firma el fin del fin de la historia. La historia prosigue, pero a otro nivel de intensidad, sobre otra órbita cuántica, en otro mundo.
El desencadenamiento de la Gran Jihad interviene en el momento donde la biología molecular permite en adelante la invención de nano máquinas biológicas, la aparición de técnicas de clonación o de generación sin cromosomas. Y las manipulaciones genéticas más diversas.
Mientras que el Islam radical remonta al mundo a la edad de las cruzadas, occidente se distribuye también, pero en el interior de su matriz técnica.
Así nunca una guerra tan a paralela ha sido conducida: dos mundos totalmente extraños, sin una cronología histórica en común, se afrontan por el control del planeta. Y lo que aparece como más terrorífico es que entre el mundo de la democracia maquínica totalitaria y el totalitarismo gnóstico nihilista de la religión de Mahoma, nos es a la vez imposible e imperativo elegir.
Conclusión:
3) El juego de las nuevas alianzas geoestratégicas en curso de desenvolvimiento: “Ring” occidental América- Rusia- Europa del Este contra la placa euro-afro- arabo-islámica, con China jugando probablemente la “política de la báscula” de los ingleses en el siglo XVIII. División recíproca y asimétrica de todos los campos en presencia: Occidente está dividido, pero el Islam también.
Entonces, ahora en la perspectiva de la cuestión de las elecciones americanas, voy a tratar de condensar en un punto local la larga explicación preliminar que vengo de hacer.
Esta última exposición será tan breve como posible.
Esta guerra que acaba de comenzar, esta IV guerra mundial, debe ser comprendida con el rasero las precedentes, pero con una singularidad que es la suya: Ernest Nolte decía que la segunda guerra mundial era la primera guerra civil europea.
En ese sentido podemos decir que la guerra que viene de comenzar es la primera guerra civil planetaria.
Hay que comprender que la visión “historicista” de la Historia es una visión miope, el miope mecanismo que es. Los acontecimientos que hoy se producen en Irak hunden sus orígenes en 14 siglos de historia.
Hay que comprender que esto que se dibuja hoy es la materialización histórica de un movimiento iniciado hace siglos.
En 1453 cuando los Turcos toman Constantinopla y destruyen el mundo bizantino, el cataclismo es resentido en toda la Cristiandad como el equivalente de una Atlántida. La Segunda Roma ha caído.
En tanto, en la misma época, un pequeño pueblo que reside en el extremo sudoeste de Europa está ya a punto de hacer de esta conquista militar y altamente simbólica una victoria a lo Pirro.
Los portugueses han llegado a pasar por el extremo sud de África, que ellos apodan Cabo de Buena Esperanza. Treinta años más tarde ellos tendrán factorías en el Mozambique actual, punto de partida para las Indias y el Extremo Oriente amenazados desde siglos por las conquistas musulmanas, árabes, por turcos y mongoles.
A ese contorno del primer cuadrilátero se agrega entonces el segundo, el “RIng” hemisférico del Nuevo Mundo descubierto en la marea, y que le va a permitir al “Ring” occidental constituirse hasta Australasia, después hacia China y Japón, luego hasta las Filipinas e Indochina.
El “Ring” occidental fue por lo tanto dividido durante todo el siglo XX por los virus ideológicos nihilistas que proliferaron sobre el cadáver de las democracias europeas, mientras que su espacio natural se extiende del estrecho de Beijing a la Patagonia en un sentido, de Moscú a Washington en otro. Pero entonces nada puede detener la conflagración con la placa euro-afro-árabe-islámica, su surgimiento renovado, de las cenizas del siglo XX , parece casi un milagro.
En efecto, la caída del bloque soviético a permitir una inversión de las alianzas tal que nunca la hubo en la historia, nada avara en la materia.
Viejos aliados van a volverse enemigos. Viejos enemigos van a volverse enemigos. Los neutros estarán obligados a elegir.
De la geopolítica, pasamos a cosmopolítica.
Europa occidental, que ha planificado claramente su incorporación a la placa afro- arabo- islámica después de los años 70, no puede ser constituida como una aliada confiable. Con Francia a la cabeza, que ha ligado su destino a los potentados árabes desde hace treinta años, y va sin duda hacia una guerra civil con la amplitud sin duda desigual en este país habituado a los grandes ajustes de cuentas político religioso.
A la inversa, la Europa eslava, ex comunista, desea jugar el rol de puente entre el boque ruso siberiano de una parte y los Estados Unidos y sus aliados del Commonwealth británico de otra.
El Islam militante que los USA habían utilizado contra los soviéticos, se ha vuelto el enemigo, mientras que la vieja potencia rival vencida, se advierte como el aliado más fiable.
Todo, ¿no es así?, parece caótico.
Pero es un error. El caos estaba antes del 11 de septiembre. En adelante la guerra es un orden. Esta guerra de cien años cuyos podómetros van a fijar todo el régimen de vida humana sobre este planeta en el curso del siglo, fija precisamente el orden del mundo, lo ha fijado puesto que ella es un Acto Fundador, nada podrá impedir este hecho.
Ni siquiera Michael Moore.
“Ring” neo occidental contra bloque euro islámico. China probablemente sabrá sacar partido de su posición “mediana”, Imperio del Medio, haciendo lo que los Ingleses a lo largo del siglo XVIII: la política de la báscula, en detrimento del más fuerte, alternativamente.
Pero eso no impedirá que en determinado momento, sea a su vez fracturada por la línea de tensión de la Guerra de los Mundos.
Eso no le impedirá ser dividida, a su vez.
Pues esta guerra de los mundos no es más un conflicto frontal, sino una guerra metalocal, que se hace en todos lados y en ninguna parte al mismo tiempo. Esta guerra de los mundos va a dividir todos los campos en presencia sobre todos los planos, ella va a desunir alianzas, estrategias, lo hemos visto, pero también las estructuras institucionales internas de las naciones: guerras de secesión, guerras civiles políticas, guerras de toma de control territorial se multiplicarán, en el fractal siempre más repetido de la Gran Guerra de los Mundos.










[1] En la conferencia de Maurice Dantec se formulan las categorías en juego en lo que llama la cuarta guerra planetaria. Si todavía se niega la existencia de la Tercera, siguiendo la lectura muniquense que presentaba a un Hitler deseoso de paz, piénsese lo que puede ser hablar de una Cuarta. Dantec presenta al Islam dividido – estados pro occidentales y moderados como Turquía ante dictaduras que promueven el fundamentalismo- pero también a Occidente, abrumado por renovadas formas de negacionismo. El concepto de guerra a paralela está tomado de la guerra de los Balcanes y los bloques que infiere no son estáticos: sorprende el lugar en que sitúa a China y el casi todavía impensable – para nada deseable- de Francia en este contexto.
Se pueden encontrar textos y referencias a Maurice Dantec en librospeligrosos.blogspot.com
[2] Dantec hace un juego de palabras que el francés posibilita entre interregno y interreino.