“Para mí, hay dos medios de llegar a alguna cosa: la América y los judíos”; Paul Claudel, Journal, 1950.
Hasta 1970, el Líbano era llamado "la Suiza del Oriente Próximo", el país del cedro era un vergel hasta que Arafat, expulsado de Jordania, lo ocupó ese mismo año volviéndolo cárdeno y ensangrentándolo definitivamente, inventando el mito palestino y utilizándolo como base para atacar Israel. Aquí damos dos versiones distintas de los hechos que desencadenaron la última guerra del 2006. Mi toma de partido es por los hechos concretos que cuenta Claude Lanzmann.
La versión que dan Chomsky y sus amigos es tan falaz que resultaría tan cómica como los elogios que en su momento Saramago hizo de Pol Pot - si no se tratara de un genocido comprobado sobre los cráneos de dos millones de personas en tres años – o Chomsky ( que desfachatadamente niega hasta hoy ese genocidio) que afirmó que Fidel Castro era un héroe para América Latina, “independientemente de lo que uno pueda pensar”.
No hay nada independientemente que uno pueda pensar: pero los ideólogos del estado universitario global forman parte de una mafia que trabaja para lavar y tranquilizar las buenas conciencias.(
[1])
El documento que se publica abajo- Israel es el verdadero responsable- es una inversión de la cara de la prueba y un monumento universal de la infamia firmado por Noam Chomsky, José Saramago, Harold Pinter y Jhon Berger, dementido por el propio Hezbollah. No es ajeno a los métodos de Mein Kampf que practica Irán para tantear la opinión mundial desde un enunciado "loco"- hay que borrar a Israel del mapa- y produciendo una serie de hechos y efectos donde la guerra de informaciones toma la delantera con la complicidad de los bienpensantes del mundo. Tienen a su favor la tradición del nihilismo occidental y lo que llamo " el negocio de los pueblos oprimidos", del que la enseñanza de nuestras universidades dan prueba.
Se trata en último término de sustituir la Shoá por la Nabka palestina. En la guerra de los mundos - primera plano- Jerusalem es el blanco y la madre de todas las batallas.
Nada fue tan evidente como la guerra de 2006, incluso fue anticipada en nuestros medios por un artículo de Claudio Uriarte, Esto significa guerra, cuando Hamas ganó las elecciones en Palestina.
La declaración de Chomsky y Cía ha sido escrita especialmente para Chomskylandia, o el gran Kindergarden construido a la medida de los apaciguadores. Así la historia denomina a los que mantuvieron contra toda evidencia un pacifismo ciego y suicida ante Hitler que dio lugar al vergonzante Munich donde Europa sacrificó a los checos. Hoy se quiere sacrificar a Israel como prenda de paz. Ni bien tuvo en sus manos a Checoslovaquia, Hitler preparó la invasión a Polonia y recién entonces se le declaró la guerra. Sin ir más lejos, la paz de Dayton, 1995, posiblitó el genocidio de Sbreninca. Que la guerra sea lo contrario al genocidio, no el Mal sino un mal que se hace para evitar males mayores es algo impensable para los consumidores contestatarios de los citados ideólogos.
Hoy los ideólogos del estado universitario global – Chomsky, Vattimo, Agamben, Zicec, Ignacio Ramonet, Alain Badiou – preparan un gran Munich pintando el mundo a medida de un Kindergarden: si el existe el mal es porque hay un estado que molesta, Israel, y unos yanquis malvados que quieren quedarse con el agua y el petróleo en el mundo y por eso llevan la guerra a países de culturas diferentes. La tarea de los ideólogos es atribuir cualquier catástrofe a Estados Unidos e Israel, dos democracias de sólidas instituciones. Una visión contraria a la de Claudel en pleno ascenso del nazismo.
La situación de Cuba, por ejemplo, se explica por un supuesto bloqueo – es sólo un embargo comercial, que por otra parte supone el hecho grotesco de que a ese país le va mal por no negociar con el “imperialismo”- y las desgracias de los palestinos, objetos de la mayor ayuda internacional que se conozca, se deben a Israel, nunca a sus dirigentes.
Consecuencia: Castro puede matar y encarcelar a gusto y Hamas y otras organizaciones mandar a sus jóvenes mártires a hacerse explotar, previo lavado de cerebro. Estarán obrando a favor de los oprimidos.
Así de miserable y abyecta es la argumentación de los ideólogos que han transformado las universidades en grandes ratoneras donde los retratos del Che se mezclan con el “ todos somos Hezbolá” que gritó gran parte de la izquierda argentina ante la embajada de Israel. Nótese el tema de las armas: si se disparan continuamente, incluso bajo el proceso de paz, cohetes “artesanales”, ¿qué sucederá cuando dispongan de armas de destrucción masiva? ¿Tendrán que alcanzar la proporción ideal? Es uno de los interrogantes centrales de la nota de Lanzmann. Los ideólogos ya han dado la respuesta en la guerra de Irak: hay que esperar que las usen contra las poblaciones civiles para comprobar su existencia. Luego, no hay que impedir los avances del programa nuclear iraní y dejar que Hezbolá consiga artefactos más letales.
Para estos ideólogos no existen los hechos objetivos. Lo ilustran los conceptos que Gianni Vattimo pronunció en el Festival internacional de literatura, auspiciado en el Malba por la revista Ñ en noviembre de 2008. Para él no existen los “hechos objetivos” y la “verdad objetiva” es una construcción de quienes dominan el mundo. No lo dominan, por supuesto, el régimen criminal de Sudán, Jartum, que desde 2004 inició un genocidio en Darfour que lleva ya entre doscientas y trescientas mil víctimas ante la mirada “multilateral” de la ONU – esta vez EEUU no intervino, de haberlo hecho hubiera sido acusado como en Bosnia o Kosovo – ni los Tribunales islámicos en Somalía – que lapidan mujeres – ni los chinos que llevan a cabo un programa de represión – tras genocidio – en el Tibet, ni los fundamentalistas que hacen limpieza étnica en Tailandia, entre otras regiones. No, el poder malvado, que se niega al diálogo que todo lo salva, son los militarizados Estados Unidos.
Vattimo, por supuesto, está en contra de la dominación y responsabiliza a Platón de eso porque en el filósofo griego el maestro es poseedor de la verdad objetiva. Yo reprocho a Platón que haya cerrado las puertas de su República a Esquilo por el matricidio de Orestes pero no puedo culparlo de los atentados del 11 de septiembre y la larga serie que se extiende hasta las 180 víctimas de Bombay. Vattimo está contra Platón, Badiou a favor pero es el mismo combate por destruir las pocas neuronas que quedan en Occidente. Por cierto que uno puede engañarse respecto de la verdad objetiva, pero aquí se trata de la mentira calculada, voluntaria y de una maquinaria aceitada en la producción de lo falso por lo falso: “la fuente turca” es prueba. El gran matriarcado es hoy una matriz ideológica donde todo lo que suena a judío o a cristiano es objeto de exorcismo y donde un Occidente totalmente femeneizado y pacifista debe contribuir silenciosamente a su propia desaparición.
Sin pelos en la lengua, Michel Houellebecq ha enunciado este programa: “ Todo enemigo de la libertad individual puede devenir un aliado objetivo. Yo no tengo un enemigo sino el libertario, el liberal”.
Casi todos los asistentes a nuestro Festival de literatura podrían adherir a la consigna que explica el tipo de nihilismo pseudo festivo que es hoy la medida de la cultura de Occidente. Por eso no “existen” los escritores que se niegan a desaparecer como tales, por ejemplo, Maurice Dantec, y no participan en este colaboracionismo sórdido y general que diezma a los sujetos.
El gran Kindergarden y su clausura monástico progre tiende a ocultar que el desierto crece entre explosiones. Nadie quiere enterarse.
El poder lo tiene sólo Occidente, mejor dicho, Estados Unidos, y el terrorismo sólo es usado para denunciar la “violencia disciplinaria” en este país. Este bienpensante ignora que ya se han impedido varios atentados en los Aeropuertos, algo que como saben los israelíes a veces es cosa de segundos.
Veamos algunas consecuencias del método de lectura de Vattimo: los atentados del 11 de septiembre no fueron un hecho objetivo, usted puede inventar a gusto la fábula que quiera, que fueron un autoatentado, por ejemplo, para robarle el petróleo a países que se va a explotar o un sueño del “espectáculo” como lo sugirió un lector de Debord que sin embargo celebraba el hecho que negaba. O que Bin Laden era un socio de Bush que se dio vuelta y que al fin de cuentas los yuppies aplastados no pertenecían al género humano.
La filosofía de Agamben, Zizec, o Vattimo insiste en el tema de la militarización de la sociedad norteamericana – lo que es totalmente falso - pero no dice una palabra de los que se pudren en las cárceles de la Cuba castrista o en el Belarús de Lukachenko, país donde la desaparición de personas fue indiferente a Rafael Bielsa, que votó en contra de la investigación en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, representado al gobierno de Kirchner. Hizo lo mismo con Cuba: las violaciones de los derechos humanos: dijo que no le constaba pese a que sea la dictadura más criminal de toda la historia latinoamericana, blanqueada por sucesivamente por generaciones de intelectuales financiados desde La Habana por míseras prebendas y honores culturales.
Sucede que los ideólogos del estado universitario global – que manejan un complejo sistema de becas, subsidios, la intimidación y las formas más sordas de chantaje – operan para lograr la inmunidad diplomática – o “revolucionaria”- de las peores dictaduras que simplemente no existen.
Ya que Vattimo quiere dialogar sin el estilo autoritario occidental no estaría mal que le reclame al gobierno iraní los funcionarios vinculados a los atentados a la Amia y la Embajada de Israel, o vaya a Zimbaube o Corea del Norte a exigirles a Mugabe o a Kim Il Jong que no dejen morir de hambruna a miles de personas o al presidente de Sudán que detenga el genocidio porque no hay mejor cosa en el mundo que el diálogo. Bin Laden en Tora Bora está ansioso de esperar una propuesta, incluso si está muerto, tan dialogista es este defensor de los oprimidos. También Ayman al Zawahiri, que desde el primer momento declaró la guerra a muerte a cruzados y judíos, se muere por asistir al Boillon de Culture, el hombre es democrático, sin duda, pero para dialogar la culture piensa más Francia que la Argentina, incluso un periodista como Pívot parece más inteligente que algunos de nuestros periodistas cultos que sucumbirían de un ataque cardíaco, habida cuenta del pánico que demuestran cuando se roza estos temas. Irán, Hezbolá, Hamas y los Hermanos Musulmanes, Siria y Sudán ya se están cansando de tanto esperar una oportunidad de paz, que, como en los tiempos de Munich, tiene como condición primera la desaparición de Israel. Después de todo, como dijo un ministro francés, es un pequeño país de mierda.
Vattimo, Chomsky, Badiou y toda la nueva runfla de negacionistas pop son el vómito más nihilista y rastrero que ha conocido en su historia Occidente. Usan los métodos de Goebbels – como la UNESCO en sus programas para los niños palestinos – pero para un público cautivo que se aturde con sus consignas descerebradas para no reconocer la depresión profunda que los trabaja. Y que repite y reproduce sus mentiras a escala global.
Los pensadores de Chomskilandia no reconocen que la política de seguridad de Bush logró evitar un nuevo atentado en Estados Unidos.
De haber ocurrido, lo habrían acusado precisamente de lo contrario. Vattimo y Agamben se muestran extremadamente liberales con los países democráticos y extremadamente tolerantes con países donde la intolerancia es ley, es decir, hay terrorismo de Estado u organizaciones terroristas más poderosas que los estados mismos. Los únicos estados de excepción para Agamben existen en los países democráticos y las dificultades para entrar a un país por razones de seguridad lo convierten en un régimen tan concentracionario como Cuba o Corea del Norte donde no existen los derechos más elementales.
Son, además, increíblemente permisivos con las petromonarquías árabes y no hablan de los intelectuales, que como Robert Redeker en Francia tienen que vivir en las sombras por haber criticado al terrorismo islámico. Más que un estado de excepción se trata de un estado en el interior de un estado. Un individuo, Robert Redeker, filósofo y colaborador de Le Temps Modernes, vive como una rata por haber defendido por la libertad y el silencio de la prensa y los intelectuales del mundo es sugestivo: el pánico ha ganado la batalla. Los Redeker y las Hirsi Alí – la valiente somalí que escribió el argumento del film del asesinado Teo Van Gogh sobre la situación de las mujeres musulmanas – deben vivir prisioneros por haber hecho uso de las facultades constitucionales que le otorgan sus respectivos estados. Agamben sin embargo no vacila en identificar Occidente con estados de excepción y a estos con los totalitarios. Con lo cual borra de un trazo al mismo tiempo al totalitarismo lenino soviético y al terrorismo islámico bajo el eufemismo de “culturas diferentes”.
El siniestro método de Chomsky y Cia es de uso común en parte de la prensa argentina.
Para Claudio Mario Alsicioni (
[2]), el atentado de noviembre en Bombay se debe a la “guerra antiterrorista” de Bush, con lo cual repite la misma lectura que se hizo de todos los genocidos desde Bosnia en adelante atribuibles a cualquiera que no fuesen sus autores. Del mismo modo que el ataque de Putin a Georgia la tuvo la independencia de Kosovo – como si esto fuera un grave pecado – según las pautas de lectura de Le Monde Diplomatique, Alsicioni, pasa por alto que esto sucede en momentos de un hecho inédito: por primera vez el gobierno de Pakistán- que salió de una dictadura - se mostraba dispuesto a dialogar con la India. El atentado surge precisamente no por la falta de diálogo sino porque lo hay, India es una democracia y Pakistán comienza a serlo y como sucede con la paz entre Israel y Palestina al terrorismo, en retirada gracias a la guerra, no le interesa que ocurra eso. En parte, se debe a la guerra antiterrorista de Bush, es decir, a la victoria en Irak – es decir la estabilidad de una democracia en la región - porque Al Qaeda ha sido derrotado y el eje se desplaza al eje Afganistán – Pakistán - India.
La India es un blanco propicio porque es una democracia estable que respeta a las minorías musulmanas que se han beneficiado con el crecimiento de un país cuya población adhiere a la economía de mercado. La India ha hecho avances enormes y ha contribuido al cambio de la economía global. A diferencia de China, gobernada por una dictadura, en la India existe una creciente sociedad civil que se ha ido independizando del estatismo burocrático de Nehru, un tipo de estado corporativo jacobino que en la Argentina es idolatrado. La economía Pakistaní depende de la India y el nuevo gobierno pakistaní apunta a una reconciliación mediante una comunidad económica única.
El periodista se pregunta que hará el nuevo ocupante de la Casa Blanca que ha nombrado a un asesor de la anterior administración en el aspecto militar y en ciertos aspectos plantea una estrategia más ofensiva. No necesita una fuente turca para enunciar lo que le viene dictado por los ideólogos. Ellos son la fuente.
Obsérvese que la perversidad más abyecta recorre todos los párrafos de la denuncia de Chomsky y sus pares: el conflicto habría sido causado porque el día anterior hubo un secuestro israelí que sólo informó la “prensa turca”, algo que por la gravedad del caso hubiera necesitado de mayor precisión. Ni el mismo Hezbolá, que se enorgulleció de haber iniciado la guerra – violando los acuerdos que obligaban al estado libanés a desarmarlo – reconoció estos hechos.
Ese “día anterior” funciona como un tiempo mítico: una fuente turca se dice, dijo que los israelíes hicieron un secuestro y ahí están las consecuencias. Es el mismo método con el cual Hitler justificó la invasión a los Sudetes – mil veces prometió que era su único y último reclamo -, para salvar la sufrida minoría alemana, afectada por hechos producidos desde Berlín por agentes infiltrados.
En 1937, Chamberlain adhirió a la política del “apaciguamiento” propiciada por los ideólogos del momento –el exquisito Litton Strachey pedía la abolición del ejército inglés como prueba de buena voluntad ante Hitler – que se basaba en concederle al Tercer Reich todo lo que éste exigía. De marzo a septiembre de 1938 se va gestando un proceso que culmina el 15 de marzo de 1939 con la ocupación de Praga, que viola de modo flagrante el acuerdo de Munich. Arafat y secuaces harán escuela de esa política de promesa y ruptura, apuntando a su objetivo final.
En ningún momento Chomsky y Cia toman en cuenta que el hecho ocurre cuando el proceso de paz estaba avanzado y la ONU debía tratar el programa nuclear iraní. O que la ocupación “ilegal” de Cisjordania se debió a ese intento de genocidio que se intentó en la Guerra de los Seis Días. Y que Israel devolvió Gaza reprimiendo a su propia población como hoy sanciona a los colonos de Hebrón que han hecho burlas a Mahoma. Dos pesos, dos medidas: la justicia no existe para los pobres palestinos y nunca existirá mientras los Chomsky y sus secuaces sigan invirtiendo las pruebas, exceptuando de crítica a quienes el mismo Mahomud Abbas consideró terroristas. En efecto, tras la entrega de Gaza, las facciones palestinas no han cesado de matarse entre sí y mantener con sus aliados de Hezbolá a la población bajo el terror.
Albert Cohen señaló que Churchill fue el primer político que se atrevió a insultar a Hitler. El hoy considerado genio maligno del mundo, George W. Bush, se atrevió a insultar a los talibanes y, tras un momento de falsa piedad tras el atentado a las Torres tuvo a todo el mundo contra sí al pronunciar la palabra guerra.
El lacano revisionista Zizec – un negacionista flagrante de los crímenes documentados en el Libro Negro del comunismo – llegó a pedir que se torture a Bush por Guantánamo, aunque los talibanes prisioneros prefirieron quedarse ahí antes de caer en manos de Putin como lo demuestra el trabajo de Eric Marty sobre Agamben. Ninguna mención para Bin Laden o Moqtada Sadr ni para Nasrallah. Ni cómo la presencia de Israel activa por sí sola la guerra de los mundos: estados que no tienen conflictos de ningún tipo con él como Irán preparan un programa nuclear para borrarlo del mapa.
Hay lacanianos que confuden a Lacan con Badiou que simula el significante- que no es sino un conjunto de sinonimias- y piensan que “el terrorismo es una palabra vacía”, pero entran en pánico ni bien oyen un petardo navideño.
A estos denunciantes les importa muy poco el tema de la tortura, de lo contrario no hubieran defendido regímenes donde se la practicó sistemáticamente como en Cuba - y todavía – sino que el odio a Bush tiene que ver con el estallido de las ilusiones que significó ver a un político que decide dar un paso adelante – en vez de defenderse como en la Guerra Fría ante el avance soviético en tres continentes – a favor de la soberanía occidental, modificando el mapa del mundo para siempre, irreversiblemente, demostrando que el tercermundismo y su cuento de los pueblos oprimidos sólo servía para imponer dictadores – la serie es innumerable, Castro es solo un ejemplo –o defenderlos – el genocida Saddam Hussein convertido en mártir pese al genocidio de kurdos y chiitas - pasando por alto instituciones siniestras tipo ONU que ha favorecido o sido indiferente a los últimos genocidios del pasado siglo.
Bush es responsable de muchas cosas, por ejemplo, del enorme déficit fiscal de EEUU – aunque no de la crisis ya que la Reserva Federal es independiente y en ella tuvieron mucho que ver las clases medias americanas y europeas- pero en cuanto política internacional ha tenido algunos logros: acercándose a China neutralizó el programa nuclear norcoreano, aliviando a Japón, solucionó el tema Taiwan por una salida democrática y pacífica, terminó con el régimen de los talibanes en Afganistán y la posibilidad de la expansión del baasismo ( la mayor fuerza militar de la zona entonces)con la invasión de Irak, apoyó los procesos democráticos en Georgia, Ucrania, Kirguistán, la independencia de Kosovo y la alianza con toda Europa del Este donde es considerado un personaje popular vivado por las multitudes, sostuvo a las repúblicas bálticas como Estonia y Lituania contra el centralismo zarista de Putin, el apoyo militar al presidente Uribe – que periodistas parafraseadores de Le Monde Diplomatique como Oscar Raúl Cardoso asociaban a los procesos del setenta – alejó a las Farc de Bogotá hasta arrinconarlas y derrotarlas casi definitivamente rescatando rehenes.
Pepe Eliaschev, solitario mentor de hechos objetivos, en un extenso reportaje a un militar colombiano demostró que el ejército de Uribe nada tiene que ver con los militares entrenados durante la llamada guerra fría que dejó más víctimas que la Segunda Guerra Mundial. La historia con más distancia reconocerá el arte diplomático de Condolezza Rice y el genio militar del general David Petraeus que dio un giro decisivo a la guerra a partir de los refuerzos del 2007.
Bush logró buenos acuerdos con México, entró en excelentes relaciones tecnológicas y económicas con Brasil según Alexander Adler. Si se le atribuye la culpa de la crisis actual, también habría que reconocerle que el mundo en ocho años creció a un ritmo vertiginoso, nunca visto, arrancando a poblaciones enteras de la hambruna – en Vietnam, Nigeria, China e India – y favoreciendo a la Argentina que , además de atribuirse el mérito del llamado viento de cola – de no haber habido un golpe de estado, el gobierno radical hubiera hecho un gobierno brillante con esos precios internacionales - desaprovechó la bonanza a diferencia de Brasil y Chile: ni siquiera pudo hacer una política agropecuaria sensata que favorezca las exportaciones como los hermanos de la región. Nadie dijo una palabra del proceso que depuso al criminal dictador Charles Taylor en Liberia ( festejado por la población) y de la política última de armar al ejército del Líbano, país tomado como rehén por Hezbolá luego del retiro de las tropas sirias y los asesinatos del ministro de industria y el primer ministro Rafiq Hariri que Siria con otros aliados impidió investigar en la Onu. Hariri fue asesinado el 14 de febrero de 2005 por la explosión de un coche bomba y estuvieron implicados los servicios sirios: tres días antes de hacerse público el informe de la ONU, el principal implicado, Ghazi Kanaan, se suicidó. Estos asesinatos desencadenan las multitudinarias manifestaciones que dan lugar a la revolución del cedro.
Por la movilización de la gente sumada a la presión de Estados Unidos, Siria retiró desde marzo hasta abril los 14000 soldados que ocupaban Beirut. El jefe de Hezbollah, Hasan Nasrallah, convocó a una gran manifestación para el martes 3 de marzo "en agradecimiento a Siria por las cosas positivas realizadas en el Líbano". Y rechazó la resolución 1559 del Consejo de Seguridad de la ONU, que suponía el retiro de los soldados sirios y el desarme de las milicias, algo que Hezbollah debía haber cumplido desde la paz del año 2000 y lejos de haberlo hecho siguió armándose con el apoyo de Siria y de Irán y preparando una infraestructura para resistir los bombardeos: no hubo nunca la mínima vocación de cumplir la paz firmada. El 12 de julio de 2006 capturan dos soldados israelíes- Ehud Goldwasser y Eldad Regev- incursionando en territorio de Israel, en la ciudad fronteriza de Aitta al-Chabb y bombardeado varios poblados y asentamientos agrícolas israelíes, hiriendo a cinco civiles, y atacando una patrulla israelí. Resultado: ocho soldados israelíes muertos y otros dos capturados.
No hay que dejar de lado que los integrantes de Hezbollah se consideran iraníes. Estaban vencidos por la revolución del cedro y la guerra contra Israel fue un modo de recuperarse hasta tomar como rehén el país. Actuaron en combinación con Hamas que arrojó todo el tiempo sus cohetes Quassam y cruzó la frontera de Gaza mediante un túnel de 250 metros para atacar un puesto de control israelí donde murieron dos milicianos palestinos y dos soldados israelíes, y se produce el secuestro del cabo Gilad Shalit. La ONU consideró desproporcionado el ataque a las bases militares de Hezbolahh en el Líbano. Los Chomsky hicieron su trabajo utilizando las técnicas de Mein Kampf. Ningún intelectual argentino se dignó a leer la carta fundacional de Hamas donde se puede leer que quieren comerse a los judíos que "se esconden detrás de los árboles". Así se fue revirtiendo la situación en la gran Matriz de la opinión mundial: Israel era el culpable. La ola anti fundamentalista de la revolución del cedro fue apagada por el comprensible nacionalismo: Hezbollah apareció como defensor de la nación y fue ganando cada vez más poder hasta tomar el país como rehén.
La obomanía que se apoderó del mundo es un efecto de la hegemonía de los ideólogos de estado universitario global. En Estados Unidos, Obama ganó por el 53% de los votos, es decir, sucedió algo habitual en un país democrático. Obama y su rival tuvieron entre ellos más elogios que críticas, pero en la escena mundial los charlatanes planteaban una guerra de vida o muerte y tuvo un apoyo que va del 80% para arriba. Esto indica que la población letrada mundial ha abdicado de todas las responsabilidades respecto del terrorismo y quiere una política de brazos cruzados. Los ideólogos de la gran dimisión la justifican, incluso la exaltan. De ahí el furor que despertó Obama. ¡Se va Bush y el mal desaparece del universo, podemos volver a los añorados setenta! .
En busca de una “causa justa” que pueda venderse a un público de sonámbulos como en esa época siniestra, recordada nostálgica y depresivamente como un tiempo de nobles ideales. Carlos Fuentes presentó al candidato negro como al mismísimo Mesías. Luis D´ Elía posa con su foto, satisfecho de encontrar con alguien que supuestamente va a aliarse con Chávez.
Obama mismo lo reconoció la victoria en Irak:– victoria que fue lograda en gran parte por la población iraquí que al principio asistió mayoritariamente a las urnas y luego enfrentó a los terroristas - al nombrar a Robert Gates como secretario de asuntos militares, lo que reafirma la política de la administración Bush a la que hará modificaciones, por ejemplo, terminando con la base militar de Guantánamo, aunque el retiro prematuro de las tropas de Irak puede comprometer la victoria. De todos modos, temo que el progresista Fuentes y el fascista D´ Elía pronto no verán a Obama rubio y de ojos celestes.
Volvamos a Chomsky y Cia.
Estos sujetos han sido cómplices objetivos de las mayores masacres y genocidios de los siglos XX y XXI pero gozan de buena prensa. Es tiempo que algunas voces los expongan a la deshonra que largamente tienen merecida. Para lo cual deberán enfrentarse a la farsa de la cultura UNESCO y su apoyo al un nihilismo cultural que apunta a desarmar a Occidente y rifar sus libertades por nada, es decir, por argumentos como la “fuente turca” que muestran los mecanismos ideológicos de la producción de lo falso por lo falso con técnicas afines a Mein Kampf.
Jhon Berger, Noam Chomsky, Harold Pinter y José Saramago (
[3])
El último episodio del conflicto entre Israel y Palestina se abrió con el secuestro en Gaza de dos civiles, un médico y su hermano, por las fuerzas israelíes. Al otro día, los palestinos capturaron un soldado israelí, después propusieron negociar el cambio contra cierto número de soldados palestinos – son alrededor de 10.000 en las prisiones israelíes.
Que el “secuestro” de un soldado israelí sea considerado como un escándalo mientras que la ocupación ilegal de Cisjordania y la apropiación sistemática de recursos naturales – en particular de su agua – por las fuerzas de defensa(!) israelíes sean aceptadas como un hecho repudiable pero objetivo: he aquí algo que es típico en la política de dos pesos, dos medidas que Occidente practica como medida sistemática ante esto que resisten, luego de sesenta años, los Palestinos sobre las tierras que les han sido concedidas por acuerdos internacionales.
Hoy, los escándalos se responden, los misiles artesanales cruzan en pleno vuelo los artefactos altamente sofisticados. Estos últimos van a alcanzar su objetivo en las zonas donde los más desheredados se amontonan esperando esto que en otros tiempos se llamaba la Justicia. Las dos suertes de misiles despedazaron los cuerpos de manera muy horrible- ¿quién, aparte de los jefes militares, podría olvidarlo un solo instante?
Cada provocación y contraprovocación es montada en espina y da lugar a lecciones de moral. Pero los debates que resultan, las acusaciones y los juramentos no sirven sino para desviar la atención del mundo de una práctica militar, económica y geográfica a largo plazo cuyo objetivo político no es otro que la liquidación de la nación palestina.
Esto debe ser dicho con voz alta e inteligible pues dicha práctica, solamente expresada a medias palabras y ejecutada secretamente, progresa justamente estos días, y es un deber, a nuestro entender, resistirla y denunciarla siempre donde ella está.
(Traducción: Luis Thonis)
¿Qué queda de las esperanzas nacidas de los acuerdos de Oslo?(
[4])
Claude Lanzmann
Sabra, Chatila, Jenin, Cana hace cuatro años, Cana todavía hoy, es el mismo clamora desencadenado, en las calles árabes, en nuestras calles, sobre nuestras radios, sobre nuestras pantallas, en las columnas de los diarios, es la misma voracidad casi gozosa ante la palpable evidencia de la criminalidad del pueblo judío, el mismo hipócrita espanto susurrado como una misa por los ciegos de ojos al fin desengañados, el mismo empeño en condenar, a responsabilizar sólo a Israel, a considerar negligentes las muertes israelitas, y también la lluvia de bombas – los llamados cohetes o Katiouscas-, que se abaten cotidianamente y por primera vez en semejante escala sobre la población de un pequeño país como Bélgica, obligando a a 350.000 de sus ciudadanos a refugiarse “más al sur”, ahí donde otras bombas los alcanzarán quizá en los próximos días puesto que Israel está desprovisto de profundidad estratégica.
En el momento en que escribo esto, dudas razonables son emitidas sobre la implicación de Israel en Cana donde lloramos las víctimas. Pero si revela que Israel es el responsable se trata de una impresión borrosa, deplorada y no como las voces estridentes que gritan con júbilo que es un crimen de guerra: “ Nosotros no enseñamos a nuestros soldados a matar inocentes. No es la doctrina del ejército de Israel”, a declarado Ehoud Olmert. Sé, por haber conocido este ejército de cerca que ejemplos innumerables confirman la verdad de sus propósitos.
Israel, antes de estos días, había advertido, por tracs y por radio, a la población a dejar los lugares que la aviación bombardearía, y está visto que Hezbolá oculta en sus camiones plataformas lanza misiles en las ciudades chiitas pobladas, que las dejan para tirar sus salvas y replegarse enseguida. Una palabra extraña se ha pronunciado en mil voces políticas, la de “desproporción”, que Bernard Henri Levy ha sido el primero en revelar como era necesario. ¿Qué desproporción?
Israel, se dice, destruye el Líbano por tres desdichados soldados secuestrados, uno por Hamas, otros por Hezbolá. Se olvida de decir que los cohetes caían ya en Sderot y el sur de Israel antes del secuestro del cabo Shalit y que los soldados capturados por el Hezbolá lo han sido mediante una emboscada donde nueve de sus camaradas encontraron la muerte: ellos patrullaban la frontera norte de Israel, en territorio israelí. Se olvida de recordar que antes de la emboscada, los misiles comenzaban a explotar en los kibuts de la alta Galilea.
El secuestro de Hezbolá sellaba en verdad una declaración de guerra a Israel, que nada tenía que ver con el conflicto israelí – palestino: Mahmoud Abbas y Ehoud Olmert, siguiendo en esto la vía abierta por Ariel Sharon, se dieron el espaldarazo en Amman, ante el rey de Jordania, y el no estaba de un lado ni del otro, un beso de Judas. Los dos querían la paz. Pero esta paz judeo palestina, verdadero suplicio de Tántalo, siempre por lograr y siempre llevada fuera de alcance, preocupa al jefe de Hezbolá de barba florida. No la quiere por nada del mundo, él se preparaba, luego que Israel ha dejado el Líbano sur, para su gran ofensiva, construyendo una formidable red de fortificaciones subterráneas y acumulando las armas más temibles: además de los misiles que dispone profusamente gracias a Siria e Irán, posee cañones antitanques capaces de horadar los blindajes más espesos.
Le Monde a recientemente reporteado al presidente de la República, en particular de sus visiones con Irán y el rol que podría jugar este ”gran país que no se puede ignorar”, según sus propios términos. Extrañamente, nadie le ha preguntado qué pensaba de las más recientes declaraciones de su homólogo iraní Ahmandinejad.
Aquél, en el transcurso de la última Conferencia Islámica, afirmó que el único problema fundamental del mundo musulman era la erradicación del Estado de Israel y del sionismo.¿ Se trata de una manía que no hay que tomar en serio, que no vale la pena ni que se plantee la pregunta?
Nasan Nasrallah, el jefe del Hezbolá, ha dado la respuesta. Esto que se juega es actualmente el primer acto, la gran abertura de esta guerra, cuyo blanco final como hace sesenta años tiene la solución del mismo nombre, es la destrucción del Estado de Israel.
Hete aquí hace largo tiempo que Israel no existiría más si no reaccionara con “desmesura”. El Hezbolá no ignoraba nada de lo que iba a ocurrir: sabía que Tasal aprecia la vida de sus hombres y tendía una trama en la cual Israel no podía no caer. Los bombardeos y sus inevitables víctimas civiles eran parte de esto y Hezbolá ganaba sobre dos frentes: la propaganda y la falta de preparación militar de Israel para afrontar esta guerra de tipo nuevo: a pesar de la alta tecnología israelí, y según una constante de la doctrina del ejército, son los conscriptos de 18 años quienes son enviados a desmantelar las fortificaciones enemigas al precio de pesadas pérdidas.
La sorpresa y la dificultad no eran ciertas ni menores al principio de la guerra del Kippour. Israel, no lo dudemos, tomará la delantera. En eso al menos: los enemigos de Israel tienen la libertad de armarse hasta los dientes y de hacerlo libremente.
[1] En Una generación de granito doy detalles sobre el funcionamiento de dicho « estado » como institución supranacional. Se observa que una verdad que enunciada a título personal por Oscar del Barco suscitó en Buenos Aires oficios que grotescamente parodian los procesos de Moscú.
[2] Claudio Mario Alscioni, Un ######## explosivo en una región clave del planeta, Clarín, 27/11/2008. Es curioso que este diario en política internacional siga los delirios antiamericanos de Le Monde Diplomatique – escuela del negacionista Hobsbwaum – y en la política local, luego de un tiempo de romance, critique la destrucción de las instituciones republicanas llevada a cabo por el gobierno de Kirchner.
[3]C´est Israel le vari responsable, Jhon Berger, Noam Chomsky, Harond Pinter y José Saramago, Le Monde. 26/7/2008.
[4]¿Que reste-t-il des espoirs nés des accords d´Oslo?, Claude Lanzmann, Le Monde, 3/8/2008