jueves, 22 de septiembre de 2011

Occidente, territorio Sharia: " La ley se nos escapa de las manos"


Leo en la blogosfera que los legisladores europeos están alertando de este grave problema: la sharia se impone velozmente en nuestras ciudades y la ley -nuestra ley- empieza a ser sólo para unos cuantos.
Aún hay gente que piensa que decir esto es, en el mejor de los casos, exagerado; en el peor, alarmista o conspiranoico. Sería conveniente recordar que en numerosos países de Europa existe YA un doble sistema legislativo: el propio del país, basado en principios democráticos constitucionales, y la sharia, el sistema legislativo islámico, totalmente contrario a Occidente y que se imparte de modo más o menos oficial en numerosos barrios y ciudades de nuestra geografía europea. Las "zonas sharia" aumentan de modo alarmante en Gran Bretaña, pero existen en muchos más lugares.
También hay quién piensa -¡todavía!- que la sharia es una amenaza potencial, pero que aún está lejos de imponerse en nuestra civilización. La realidad, por desgracia, es otra. La sharia no es solamente un sistema legislativo paralelo, sino que tiene claras aspiraciones para imponerse como único sistema jurídico en Occidente. Los musulmanes no ocultan esta intención, al contrario, la proclaman continuamente utilizando, curiosamente, todos los medios que el islam desprecia, como el derecho a la libertad de pensamiento y de culto. Lo irónico del caso es que mientras ellos manifiestan sus intenciones de manera inequívoca, somos los occidentales los que nos negamos a creerlo y buscamos justificaciones y excusas: “son cuatro fanáticos”, "nunca lo conseguirán" o cosas parecidas. Olvidando que ya lo han conseguido en muchos barrios.
Si bien son muchos los factores que facilitan el avance y la expansión de la sharia en Occidente, destaco, a título personal, dos de ellos, que son, a mi modo de ver, los más difíciles de erradicar.
Uno, la complacencia de los políticos, bien por odio a la civilización occidental, o, bien, y quizá sobre todo, corrompidos por la promesa de unos cuantos votos con los que conseguir mantenerse unos años más en el poder (llenando sus bolsillos de paso). Estos políticos facilitan el avance del islam con una sumisión absoluta, obcecándose cansinamente en negar la realidad de que el islam es incompatible con la cultura y con los valores occidentales.
Otro, aún más peligroso, es el buenismo occidental suicida. Nuestra caída libre hacia el abismo de la sharia se debe, en buena medida, a la permisividad de nuestras leyes y a la pésima interpretación de lo que es tolerancia, o solidaridad, o libertad de expresión. La interpretación perversa y corrupta de estos conceptos nos ha llevado a situaciones surrealistas, como por ejemplo, perseguir a todo aquel que dice la verdad sobre el islam, mientras que se permite a los musulmanes seguir con todo tipo de costumbres ilegales en Europa (matrimonios forzosos, incluso con menores, mutilación genital, maltrato a las mujeres, etc).
El asunto no es ni mucho menos tan simple como “que ellos se gobiernen bajo sus leyes”. Esto contradice y rompe el Estado de Derecho, en el que todos los ciudadanos tienen derecho a la misma justicia. La existencia de dos sistemas legislativos paralelos da lugar, inevitablemente, a dos tipos de ciudadanos, para los que la ley es diferente por el simple hecho de vivir en un barrio u otro o pertenecer a una ideología concreta o no.
En Jijad Watch se centran en el caso de Alemania, donde la situación no es aún tan grave como en Gran Bretaña, y sin embargo ya comenzaron a saltar las alarmas hace un año. Dice el artículo que, como en el caso de Gran Bretaña, los impulsores de la sharia en Alemania proponen que ésta se aplique sólo un poquito, en unos cuantos casos de asuntos comunitarios. Pero la realidad es que eso no es posible. La sharia es un paquete, como dice incluso el imán Rauf (conocido por querer que la Zona Cero sea convertida en una gran mezquita): "No es posible, en principio, limitar la sharia a algunos aspectos de la vida humana y dejar al margen los demás".
El artículo continúa exponiendo un caso sucedido en Alemania en el cual un tal Mustafa O., de origen palestino, conocido de la policía por sus actos violentos, estaba siendo juzgado en un tribunal alemán. El testigo de cargo, también musulmán, se negó a declarar afirmando que había sido amenazado, y ante la falta de pruebas, el acusado fue dejado en libertad. La posterior investigación policial concluyó que ambos habían ido a un tribunal de sharia y habían llegado a un acuerdo al margen de la ley alemana.
Joachim Wagner, periodista televisivo, ha llegado a plasmar el fenómeno en el libro “Jueces sin Ley”, en el que afirma que "el sistema islámico de justicia paralelo se está convirtiendo en una amenaza para el sistema jurídico constitucional."
Incluso un juez de un tribunal de menores Kirsten Heisig avisaba hace un año: “ La ley se nos escapa de las manos. Esto está en marcha en las calles o en un sistema paralelo donde un imán o cualquier otro representante del corán determina lo que debe ser hecho”. Pero no parece que nadie le haga mucho caso.
Y no olvidemos nunca que la meta del islam es someter a todo el mundo al terrible yugo de la sharia. Lo que supone, inevitablemente la desaparición de nuestro sistema legal
Publicado por Laura.

No hay comentarios: