Un latido, del corazón, desde el fondo, una voz, voces que se abren paso, a latigazos, una fuerza que irrumpe, que empuja, un viento. Algo, un espasmo del corazón que se derrama, se enrosca, o se dispara, erecto, como una flecha hacia el vórtice de mí, en lo que imagino un centro, árido, pesado. Las flores del cerezo en mi cabeza, corona que enluta la tarde, ésta, de Buenos Aires yo, la frente inclinada sobre el papel, la lapicera en la mano, las voces que son como latidos, campanadas negras que sacuden la sangre y vuelven, desandando el camino. Oleaje triste de un mar que se despliega, inmóvil, hacia un mismo horizonte. Las voces, afiladas, retornan al lugar de origen y se estiran, se disparan, se consumen. En mis arterias, un fuego. Algo por decir, por inventarse. Trazo imposible que se desgrana y me ocupa entera. Me lloro sin decirme. Voy cayendo en el cuerpo como en un abismo. Las voces se me enroscan, tirabuzones de letras sin sentido. En el silencio estéril, un latido, lejos.
1 comentario:
Diciembre me pareciò bello, poètico,intimo, bien plasmado el momento del escritor frente al papel. me gustò mucho.
Mònica
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