miércoles, 29 de octubre de 2008

Retrado de Giacometti de James Lord. Bettina Bonifatti

Comentario del libro RETRATO DE GIACOMETTI de James Lord
Editorial Antonio Machado Libros

Un libro escrito con los dichos de un escultor y pintor recopilados por su modelo. En los momentos en que Giacometti iba a atender el teléfono o al baño, Lord anotó durante sucesivas sesiones de posar, lo que minutos antes el pintor había dicho mientras trabajaba. De esa lectura salí al encuentro de otras anotaciones referentes a modelos y pintores. Reuní dos más: Simonetta Vespucci modelo de Boticelli y varios modelos en la visión de Oskar Kokoschka.
Diferentes lógicas, porque no es desde el saber sino desde el nombre que aprende a su gusto en los golpes felices y únicos de la humanidad.
Estos hallazgos bien separados y distintos encienden diferentes brasas. Fuego de ver.
No abrí el libro. Me senté en un bar de Retiro. Me dije: voy a anotar antes de abrirlo, antes de leer. Para mí la mirada es un acelerador y la visión obtenida un freno. Usar los ojos como un auto, queriendo ser un auto. De visiones obtenidas autolimitadas por la intención es como se hace una mirada. No es la intención lo que hace a la mirada. No es la visión una percepción pura ni un automatismo -tema largo: dirigir.
¿Qué dirá Lord, el modelo? Me preguntaba. Es difícil pintar en silencio. Si el que pinta habla no es para establecer diálogos. Hablaría solo. La cosa es con el cuadro: verlo en general, verlo todo y el mayor tiempo posible. Ver el modelo sin mirarlo, rechazar la mirada -su actitud- que vuelve a meter el pie en el acelerador. Ver no es contemplar algo que se muestra. Ver es abrupto. Algo bravo. Se habla para eso.
La escultura es la disciplina más justa que hay. La pintura es injusta. La escultura vale la pena, se trata de tocar y ver, no hay eso más alto del pincel. No hay un costado al que no se llega nunca como al pintar. En la escultura si todo sale horrible se puede pegar con un palo a la obra, a tablazos hacer un rostro.
Vociferar malas palabras cumple para mí una función. Ir sacando los nervios, ahorrándose los sentimientos. Usar el cuadro tacho de basura del piso y al de enfrente decirle cosas: Te tengo.
El modelo no es la persona. La persona está en el cuadro. Algunos retratados lo supieron desde el principio. Los niños celosos también lo saben: le hablan a los retratos siempre. Los saludan. Un hombre que conocía a otro retratado lo besó en la frente una noche al llegar, sobre la tela, en puntas de pie, en mi casa. La chica que limpia deja la cama sin hacer por la vehemencia de la mirada de otro cuadro. Le tiene miedo.
Lo que hay que pintar lo tiene el modelo. No lo sabe. Pero lo tiene.
Que alguien pose, tener modelo a discreción, es difícil de conseguir.
El ojo no es inofensivo. Pero aunque se traten los lenguajes acabados
Giacometti franquea el límite porque ya llega al punto de jugar a que no hace lo
que está haciendo para ver todo como si fuera la primera vez: obligar al ojo a
desconocer decía Paul Klee.
El que posa vive algo de irrealidad y de protagonismo anónimo.
Muchos artistas piensan en voz alta al pintar.
En el libro Retrato de Giacometti que escribió James Lord (su modelo) distingo varios niveles o capas. Uno, en el que Lord, si hubiese posado para cualquier pintor hubiera escuchado lo mismo: nada del otro mundo. Ahí Giacometti dice y hace lo mismo que muchos. Cotidiano y básico: (son observaciones de Lord algunas) trapos mojados, el nylon sobre el busto, el desenvolverlo como una momia y hasta el asombro-este es de Giacometti- de que mantenga la humedad, es común también.
Hay una napa o nivel del libro que es como en geología la Cordillera de los Andes frente a la piedrita de Tandil (su abuela): cordillera, pero recién nacida: eso es cuando Giacometti dice novedades enormes que parecen antiguas: por ejemplo hay un punto maravilloso con Cezanne. Lo de las esferas cilindros y conos y qué lastima que no lo dijo él primero y que los cubistas se lo tomaron al pie de la letra. Constaté entonces lo que pensaba: el modelo no es la persona. El modelo es el cuadro. Pero el pintor también es el cuadro. Un problema. La persona no es el cuadro.
Lo que tiene de bueno el cuadro de Giacometti es que se parece a una escultura de Giacometti. Pero no viceversa. Puede pintar cuando se obstina en la cabeza. Tiene razón cuando la sigue. Sabe eso.
Las repeticiones:
Lo pensé antes de abrir el libro, después se ve claro: no teorizar y ahorrarse los sentimientos. Limpiar el terreno con la voz. En eso de no agregar palabras nuevas. Eso hace cuadros, esculturas y dibujos.
Hay varias frases de nivel Giacometti puro y único:
• Que venga otro y que lo haga.
• Y la que más me gustó: pintar como una MÁQUINA.
Lo pongo en línea con querer ser un auto. Es la clave sin clave donde ya no haría falta maldecir repetidamente para deshacerse de lo humano. Dice “ya tengo suficientes problemas con el exterior para preocuparme del interior”.
Como una brecha maquinal deseada en la que uno aprovecharía dirigir hasta que se sale de pista aunque pinte lentamente. Pero MÁQUINA hay que ver qué es. No es piloto automático. Máquina para mí es cerebro de pintor, no de persona. Cuerpo de pintor, no de persona. Y sobre todo: trabajo directo. Dirigir y ausentarse mientras se dirige. Ausentar a voluntad la persona que mira y dejar lo otro, el que ve. Que no sé qué es pero es algo y parece alguien. Lord habla de “ojos entornados” de Giacometti. Lamento que no siga por ese camino.
Más repeticiones, Giacometti vive en ese estado maquinal. No hay que desmerecer a la máquina. Es increíble, no se sale de ahí, no lo saca nada. Es maravilloso. No deja entrar nada y sigue repitiendo palabras para mantenerse ahí.
La irritación, el mascullar, lo propio de la bronca: es la máquina que resopla, hecha humo, locomotora que si para de hacer ruido idéntico, será invadida por detalles, cosas puntuales, distracción. Concentrarse y bufar. Eso mantiene a raya ideas, planes, miedos, sensaciones, sentimientos, todas cosas inservibles para pintar.
Todo el tema recurrente de: seguirlo, dejarlo, cinco minutos más, ahora que empieza a ir bien/ O cuando va muy mal no parar ahí. Otro gran tema pero que va en lo mismo “Cuanto más se trabaja un cuadro más imposible resulta acabarlo” Y la curiosidad de Giacometti. “Va tan mal que ni siquiera está lo suficientemente mal para albergar alguna esperanza”.
Le dice al modelo: “De frente irías a la cárcel y de perfil al manicomio”. En cuanto a los perfiles me hizo pensar que era al revés: para mí es más abominable hacer un ojo de perfil que una nariz de frente.
Pintar a oscuras y prender la luz, experiencia intensísima. Otra es pintar al sol en la saturación y verlo a la noche.
Dónde meter el pincel: “Todo debe llegar por sí mismo y en su momento”. Cuando la cosa no va no irse a la camisa: Lo que pasa es que Giacometti lleva tan a fondo la obstinación que termina siendo un recurso -no premeditado- y es lo que hace que pinte y no dibuje:
El agujero del que habla lo grafica bien: agujero por el que no puede pasar. El escultor Giacometti que dice que todo sale del dibujo, pasa por ese agujero pequeño y pinta y maldice mientras agranda el agujero para poder hacerlo. Esto es lo más importante del libro.
En la pág. 80 dice: “Estoy cansado. Ya no tengo reflejos”
Pintar es como boxear, hay que tener cintura-pienso. En la 103 encontré el “te tengo”, dicho a la pintura.
Pag. 149: “No luchar por conseguir un parecido”. A mí igual me encantaría medir, pero medir no deja trabajar como una máquina. Dice “si se realza la cualidad ilusoria, entonces uno está más cerca del efecto de la vida”.
_Pero ¿Cómo se consigue? -le pregunta Lord.
_Ese es el drama -le contesta Giacometti.
Los entusiasmos encendidos de Giacometti son cuando la máquina está en marcha. Dice: “La mujer que cuida la casa posará para mí”.
Bettina Bonifatti

miércoles, 22 de octubre de 2008

Acerca de una generación de granito. Por Luis Thonis



Una investigación que avanza libre de objeciones exteriores, como un monólogo, corre cierto peligro. Es muy difícil, ceder, además, a la tentación de apartar a un lado aquellas ideas propias que tratan de interrumpirla, y todo ello se paga con una sensación de inseguridad, que luego se quiere encubrir por medio de conclusiones demasiado radicales.”






Freud, El porvenir de una ilusión






Sólo el Partido es el lector de la historia.”





Claude Lefort, Une homme en trop

Estimado Oscar: me disculpo por la extensión de mi carta y por el tono ríspido que me sale cuando toco un tema tanatocrático como el que me ocupa. Dejo en claro que todo lo que digo corre por mi cuenta y no se trata de estar de acuerdo con vos o viceversa aun si coincido o admiro tu modo de reflexión.
Heriste un tabú capital que afecta a bienpensantes cuyo método consiste en desconectar el saber que poseen del poder “históricamente determinado” que produjo en todos los casos ese saber, sea en China, Albania o Zimbabwe. Leí tus últimos escritos acerca de la polémica con Conjetural. Me asombró la increíble versatilidad de tus interlocutores que para evadir el planteo central sobre los dos asesinatos. Arrojan bibliotecas enteras sobre un hecho puntual y ya extenuados de ad hominem se contradicen unos a otros como si se tratara de un capítulo de Bouvard y Pécuchet escrito por un comisario de cultura.
¿Por qué tan expertos psicoanalistas excluyen de la transferencia a los que mencionás como asesinos de millones de personas, o, digo yo, a los que se hacen estallar en medio de civiles? ¿Será que piensan que como los asesinos seriales son personajes de película y no tienen nada que ver con la realidad y la historia?
Más bien los practicantes de oficio se las han arreglado para encontrarles un fondo de bondad a los peores asesinos, desde Lenin a Castro. Burke pensaba que si escarba un poco en un ideólogo no se tarda en encontrar un fanático- de fanum, el que lleva un templo consigo - y bien, muchas veces comprobé que hasta quienes se declaran no estalinistas tienen su corazoncito.
Hubo un movimiento guerrillero en 1963 iniciado en Salta al mando de Jorge Masetti, alias Comandante Segundo, que apuntaba, con el apoyo de Guevara y La Habana a derrocar a la “tiranía“ de Arturo IIIia, es decir, a un gobierno constitucional, y poco tuvo que ver la proscripción del peronismo. Se lo puede considerar jurídicamente como delito de sedición. Pero vos te sólo te referís a los dos integrantes quisieron irse y fueron fusilados: para vos eso es un crimen del que te sentís responsable extendiendo una sinonimia de responsabilidades a sujetos e ideas. Nada más. Pero nada menos. Varias biografías de Guevara, como la amable de Pierre Kalfon, hablaron hace tiempo del hecho. ¿A qué se debe tanto revuelo? A una guerra de sinonimias. El hecho siempre fue pasado por alto hasta la confesión de uno de los integrantes que contradijo la reescritura que se hizo de la historia. En 1985 afirmé en El fuego inconsumible que Murena había sido mejor lector de Freud que Massota que no pudo entender que en Arlt a diferencia de Genet no se trata de traición, la que supone un previo juramento.([2]) Las consecuencias están a la vista. El malestar de quienes terminaron sustituyendo a Freud por Carl Schmitt surge de que contradecís la sinonimia que iguala asesinos a héroes y a estados criminales como Cuba con paraísos terrestres. La cosa viene de lejos, de las pautas de lectura de una generación de granito. A ella voy a referirme y te doy argumentos, ejemplos y datos, aunque no coincidas en mis conclusiones.
Muchos tramos de la polémica los leí como un parte de guerra: la Argentina está en guerra no con el país del que sufrió dos atentados sino con el principio de realidad. Ritvo, que gusta de los axiomas de soberanía, puede encontrar ahí su enemigo principal. Para mi es el devenir Babilonia de la sociedad.
Desde el punto de vista militar, aunque no esté de acuerdo por lo absurdo del momento y la situación, puedo aceptar que alguien afirme que esos actos fueron ejecuciones porque los muchachos se habían comprometido con una causa que en esos momentos aparecía como justa, que Masetti obró como magistrado de sí mismo según Santo Tomás, etc. También ahí se podría cerrar el caso. Pero no. El hecho mismo es obviado por psicoanalistas que practican la denegación, el “sí, pero…” a través de sofismas. Quienes asumen que matar es inevitable para cambiar el mundo me parecen más honestos aunque Bakunin vivió teorizando la violencia extrema y nunca mató a un pajarito. Algunos pasan por alto el hecho tal como lo hizo Rodolfo Walsh que vivió al filo de los mismos y no le faltaba ni talento ni olfato para revelar la masacre y describió a Masetti como un hombre “íntegro”, casi un poeta que se pierde en la lluvia. Lo mismo hicieron los innumerables medios que por años reprodujeron y parafrasearon su crónica. Te pregunto si me equivoco.




Rodolfo Walsh, temo, no toma en cuenta esos muertos porque son un desmentido para el cálculo sin resto de un relato heroico, hagiográfico que va de la mano de los crímenes del comunismo que nuestra cultura ha decidido no reconocer y vos referís sin vueltas. Estuvo en Cuba y no pudo desconocer los miles de fusilamientos sin juicio que hubo en la primera etapa de la revolución ni las ejecuciones y torturas de La Cabaña, donde Guevara asistía con un habano en la boca diciendo que no se detengan en prejuicios burgueses. Mi tío, un socialista de Palacios que pensaba que los Spite Fire habían salvado al mundo del nazismo, que apoyó al principio la revolución contra Batista, me contaba ya en los sesenta esos hechos, anticipándose a Cabrera Infante cuando en Mea Cuba detalla la diferencia abismal, en opresión y pobreza, que la dictadura de Castro tenía con la derrocada contra la que peleó y de la actitud policial de Guevara con Virgilio Piñera. Tampoco dijo nada de esas masacres iniciales Walsh, aunque su notable Carta Abierta a la dictadura militar sobre los hechos que “sacuden la conciencia del mundo civilizado” por “las peores violaciones de los derechos humanos” a los que se suma “la miseria planificada”, pueden aplicarse perfectamente a un sistema como el cubano y su sinonimia extenderse a cualquier orden donde el crimen esté institucionalizado cualquiera sea la ideología que lo justifique.
Encontramos aquí dos rasgos constitutivos del negacionismo de izquierda: la ceguera voluntaria y la indignación selectiva que se agrava a medida que los sistemas comunistas de vuelven más criminales y “la conciencia del mundo civilizado” dice de ellos lo que enuncian las respectivas nomenclaturas que sin oposición tienen poderes ilimitados para asesinar a gusto, justificados por la “inmunidad revolucionaria” que le conceden los intelectuales en el exterior. En la nueva historia oficial que se escribe no puede haber ningún “luminoso día de justicia” para los fusilados ni para los millones de muertos por el comunismo porque son propiedad privada de los ideólogos que los legitimaron. Sólo queda una elusión taimada y reticente: la negación transformada en pornografía que estalla en mil pedazos desde el momento que diste voz a dos muertos, rasgo clásico de la literatura desde Homero a Dante. Lo que se pretendía saber no se sabe tanto pero ahora se sabe que no se quiso ni se quiere ni se querrá nunca saber.
Nadie debe recordar que fue Corea de Norte la que invadió repentinamente a Corea del Sur en junio de 1950 y Sartre declaró con increíble desfachatez que fue al revés y Vietnam del Norte repitió este acto imperialista con Vietnam del Sur, nadie debe por qué Tvetzan Todorov afirmó que los crímenes de Ho Chi Min fueron muchos mayores a los crímenes de guerra norteamericanos([3]), y que hoy Camboya esta colonizada con mano de hierro por los mandarines de Hanoi como lo narra Esmeralda Luccioni en El muro de Bambú.
No debe saberse nada de que la única revolución obrera del siglo XX, la insurrección húngara de 1956 – atribuida a la CIA por el infalible Sartre – abrió el camino de la insurrecciones antitotalitarias en Praga, Rumania, Bulgaria, etc, que hoy se expande por el Cáucaso – Georgia, Ucrania, Kirguistán – y cuya peste amenaza contagiar a Medio Oriente, tal vez al mismísimo Irán a largo plazo.




La generación de los Gelman, los Bayer, los Viñas, los Rozitchner se cansó suspirar, apoyar y firmar manifiestos a favor de la Cuba castrista pese a las miles de pruebas y denuncias, la última de Rodolfo Seguel, hombre de izquierda perseguido por la dictadura de Pinochet.( [4])
Fidel Castro, por otra parte, fue un expedito cómplice del Proceso, votando siempre en contra en la ONU de que se investigue el caso argentino. Actuaba como mediador entre la Junta criolla y las “democracias populares” de Europa del Este. Argentina entonces formaba parte de los países No Alienados, es decir, los “oprimidos por el imperialismo” aunque estuviese en manos de los autores del Plan Cóndor. Varios que discuten con vos apoyaban “críticamente” la guerra de Malvinas. Uno preguntaba que pasaría con los desaparecidos si Galtieri salía bien parado. Entonces no contaban. La Historia se encargaría de arreglar las cosas como sucedió en Etiopía donde los militares de ultraderecha se volvieron de ultraizquierda sabiendo que así tendrían más respeto internacional y así se consumó silenciado genocidio de Mengistu - ¿quién es, pregunta el culto progre?- que desde 1977 hasta 1991 desencadenó el terror rojo ante la indiferencia de la prensa internacional pese a la visión de los cráneos de niños en la vía pública y fue exaltado por Castro. Su abrazo con Costa Méndez cierra un capítulo que muestra hasta dónde puede llegar cierta izquierda en su mitomanía antiimperialista.
Al quebrar la sinonimia de Masetti, con la “integridad” que Walsh le otorga silenciado los fusilamientos y relacionarla con las víctimas de esa guerra contra los civiles que fue y es todavía el comunismo lastimaste el centro de una empresa transnacional que yo llamo estado universitario global que instruye a un público cautivo cómo mentirse a sí mismo y cuyo objeto es producir al sujeto como zombi terminal, conjugación de todos los nihilismos.([5])
Fuiste vos el que se convirtió en objeto de estudio: filosofía, psicoanálisis, derecho, teología, desde el Concilio de Trento hasta Elvis Presley, para amonestarte:¿qué le pasa señor Del Barco, se volvió dantesco, por que se mete con nuestros muertos? Se conoce ese tipo de proceso, que en Buenos Aires parodia frívolamente los de Moscú y la Habana, para los holligans castro lacanianos en este caso: primero se trata de reducir la experiencia directa, personal, a lo “íntimo” y de a poco despojar al otro de su lenguaje, lo demás es fácil. A partir de eso se puede demostrar cualquier cosa, que uno es idealista, está en la irrealidad y al fin de cuentas es un “boludo” sino “fascista” o un “traidor”. Usted – dice el coro mesocrático - no se da cuenta de que hay todavía un porvenir de esa negación.
Los argumentos en tu contra nunca desmienten sino que refuerzan los de una generación que ha negado o banalizado un hecho capital del siglo XX como el Gulag y sus satélites. Resulta arduo reconocer que una ideología como el marxismo leninismo ha estado entre las más genocidas de la historia humana – si no está a la vanguardia - y que un hombre de izquierda como Castoriadis caracterizó como monstruosidad ([6]) Y todavía está en carrera: Cuba, Zimbabwe, Belarús, Corea del Norte son los dinosaurios criminales donde se sigue asesinando sin oposición ni libertad de prensa y sobrevive el “pensamiento insuperable de la historia” según su abogado Sartre.
Sucede que tras esos dos fusilados están los millones de muertos que han tenido la osadía de oponerse por pertenecer a la clase equivocada o el solo hecho de existir a una utopía ilustrada una y mil veces como ideal de emancipación de la humanidad y que hoy retoman elusivamente los nuevos redentores del comunismo. Se trata de preservar una superioridad moral pero cuyo capital hoy está tan devaluado que sólo es posible hacerlo de manera pornográfica.([7])
Jorge Jinkis, por ejemplo, entrenado en el estilo de pandilla, descalifica a Sebreli: no tiene la entidad intelectual que a vos te concede – observo- sólo al principio. Tendría una inferioridad intelectual abismal respecto a ellos. Falso. Sebreli leyó mejor la historia que todos los de su generación, por ejemplo, que Marx no era anticapitalista y que nunca hubiera justificado el tercermundismo.
Fue el único que prematuramente leyó a Boris Souvarine a diferencia del castrotercermundismo ilustrado de los Rozichtner o los Viñas. Jinkis es históricamente analfabeto, los refranes psi no se privan de ningún socio clisé: repite la fábula roja rosa sobre Vietnam, modelo de la “axiomática para bebés” según Jean Claude Milner y cita en sus escritos como referencias “serias” a Fidel Castro y al filonazi Scalabrini Ortiz. Ese tipo de lectura lo llevó a apoyar no a los militares, aclaro, pero si “esclarecidamente” a lo Fidel Castro la guerra de Malvinas, es decir, a Galtieri por sonarle “antiimperialista”. Sebreli es catalogado de “mediático”. Eso le juega en contra: es que los medios sólo se iluminan cuando aparece Eduardo Gruner vociferando contra el gran satán norteamericano. ¿Será éste el lenguaje del enemigo, que supone, hoy, en el universo de los lenguajes compartidos a Castro, Chávez, Putin y Admanidejad? ¿No será el “antiimperialismo” hoy un producto de consumo de intelectuales que adhieren a nuestro capitalismo mafioso?
Sebreli ha trazado analogías entre guerrilleros y militares: culto de las armas y de la muerte, imitación de la disciplina y los galones, repudio a la democracia, los partidos políticos, los derechos humanos, un nacionalismo que los empujaba a situar el mal en un enemigo exterior. La saga continúa aunque de modo fantasmal, tanto, que convierte a Rotzchizner y a Viñas – que justificó el atentado a las Torres Gemelas con el cuento de los pueblos oprimidos - en herederos de Hugo Wast que en El Gran Kahal reconocía ya que todos los males del mundo procedían del “Vaticano de Nueva York” dominado por un inescrupuloso sacerdote judío, listo para llenar sus bolsillos con el oro del mundo. Hebe de Bonafini festejó el hecho con el mismo fervor de los grupos nazis en Estados Unidos - que ahora amenazan con asesinar a Obama – pero no todas las madres que lucharon por garantías individuales que solo pueden darse en un estado de derecho, adhirieron.¿A qué pueblos musulmanes oprimía Argentina para recibir los dos mayores atentados de su historia? ¿Qué les habían hecho a nuestros popes del resentimiento esos miles de civiles en Manhattan donde también había latinoamericanos?
Los Protocolos y Mi Lucha de Hitler son los libros más leídos del mundo árabe cuya cultura es digitada por dictaduras o petromonarquías. Es tiempo que los defensores de los "pueblos oprimidos" reconozcan a su maestro Wats, injustamente repudiado por sus inesperados herederos que lo parafrasean.
La Sociedad es babilónica: quiere que la engañen bien, decía el cardenal de Retz, pero la nuestra se engaña en el hecho mismo del engaño. Guerrilleros y militares surgieron de la Sociedad, elemento tercero y gran matriz de hipocresía. Fue la Sociedad en términos generales la que se maravilló con los guerrilleros en 1973, año donde la sangrienta guerra interperonista se agudiza, celebró a los militares en el golpe del 76, fue la Sociedad la que gritó los goles en el Mundial donde todos éramos “derechos y humanos”, tanto, que hay relatos que cuentan que torturadores y víctimas se abrazaban juntos ([8]), fue la Sociedad la que vivó a Galtieri en la plaza cuando invadió Malvinas, fue la Sociedad que miró para otro lado cuando volvían en harapos los sobrevivientes, fue la Sociedad la que negó que el General aprobó las tres A luego del asesinato de Rucci, fue la Sociedad la que “nunca votó a Menem”, fue la Sociedad la que aprobó la salvaje pesificación asimétrica del 2002 a favor de lo heroicos “capitalistas nacionales” – Duhalde la hizo, le recuerdo a Ritvo -que se habían endeudado durante el menemismo, colocando la mitad de la plata afuera y quebrando, salvados con los ahorros de los “buitres”, trabajadores y la clase media( hubo más de veinte mil muertos por enfermedades cardíacas y de todo tipo), fue la Sociedad la que avaló el canje de estafa de la deuda en la que entraron pequeños ahorristas argentinos que eran el 38%, seguidos por nuestros queridos italianos, fue la Sociedad la que miró la cara lavada de los ultramenemistas Pichetto y Fellner y otros como “ la nueva política”, fue la Sociedad que se fascinó con la pareja presidencial pese a que sabía que había manejado a Santa Cruz como a un feudo, que habían sido los primeros menemistas en los noventa, pidiendo de rodillas en el Congreso que se privatice YPF porque tenían rojo la provincia y habían apoyado a Luder que proponía la amnistía de los militares, fue la Sociedad que aprobó como avivada que el matrimonio K sacara casi dos millones de pesos del país antes de la devaluación del 2002 para depositarla en dólares en el Deutsche Bank, fue la amnesia selectiva de la Sociedad la que hizo la vista gorda cuando la actual Presidente anuló el derecho a la información ([9]) y votó en la última elección por los superpoderes, aunque sabía que eran anticonstitucionales.




Es algo grave para una sociedad civil que se respete. Es esta forma que tiene la Sociedad de humillarse a sí misma – tratar como un papelito la Carta Magna – la que luego le hace atribuir sus fracasos al “enemigo”, a una conspiración exterior. Ahora se encuentra con que Chávez, nos presta a una tasa que triplica al FMI haciendo timba con los bonos argentinos, y esta patriada confirma a la inocente Argentina como estado fraudulento([10]).
Kirchner, señor de los milagros, no sólo ha redimido por conversión a una clase política desprestigiada echando la culpa al mundo de los presupuestos y el endeudamiento que firmaron él y los mismos ex menemistas que aplaudieron el default y purificó en las aguas del antiimperialismo sino que con su billetera ha demostrado que los cerebros de la izquierda más radical se compran a precios tan bajos que no necesitan un Moreno que venga a patotearlos. Estos intelectuales convirtieron al energúmeno santacruceño en una estrella de los setenta, una “década miserable” según James Neilson, que, a pesar de ser liberal – o tal vez por serlo - entre tantos resistentes fue casi el único que denunció cuando era el momento la existencia de los desaparecidos mientras otros se enriquecían en el negocio inmobiliario. La crisis que se avecina por la vía fiscal, con nuevas conversiones de temporada, será atribuida otra vez a los chupasangres de Wall Strett, ahora en riesgo de bancarrota y desesperados por apoderarse de un mercadito que maneja cifras de igual valor a una pyme yanqui. De Hugo Wats a Ernesto Laclau un mismo combate: la izquierda y la derecha unidas jamás serán vencidas.([11])
Ese proceso, que se puede describir puntualmente, habla de la conversión de una clase política en una casta corrupta – con excepciones, cierto – que se reproduce mediante reconversiones de personajes que no toleran la más mínima biografía y que está fusionada de pies a cabeza como nunca en la historia al “populismo feudal”, antifederalista, o a la gran burguesía que ayer era “neoliberal” y hoy es “socialista” y financia a Le Monde Diplomatique que a través de sus asesores empuja al país al eje jurásico liderado por Chávez. ([12]) La Sociedad ha evolucionado, no quiere dictaduras de derecha o de izquierda, se desenamora rápido de los mandones, pero no está dispuesta a admitir que alguien diga “yo fui responsable” porque hace temblar la escenografía, todo debe suceder a su medida en un reality show donde el papel que se representa preexiste al sujeto. Se espera la “diferencia” que uno diga como personaje social, no de quien habla como un expósito que se despidió del goce de la Historia porque se sintió abandonado por sus crímenes pero también por el modo pornográfico de legitimarlos. Alguien expuesto en la intemperie y en relación al Otro, fuera del incesto tribal. El grito es un modo de nombrarte como Kafka fuera de las filas de los asesinos. Fuiste el único que entendió que el no matarás no es un juicio ni una prescripción jurídica sino una palabra bíblica y que la violencia pura, divina, soberana según Benjamín nada tiene que ver con la violencia fundadora de derecho y sí con el lenguaje mismo, con la interlocución en el desierto.
Una posición indestructible según Kafka, aun si “estás equivocado”.
En Jinkis habla la Sociedad, pobre en metáforas pero verbalmente más sofisticada que en los tiempos del Firmenich que Héctor Schmucler citaba en 1988 – : “tenemos mil militantes menos, pero cuántas masas más” -, en un trabajo de excepción sobre la violencia política de los 70.
Es una pálida para el pueblo lacaniano que Jinkis, no sepa leer la metáfora sobre los dos demonios de un radical poco frecuentador de Góngora y la haya tomado literalmente como la histérica más inculta que supone que los términos son idénticos. En ningún momento igualás el terrorismo de Estado a las acciones guerrilleras, pero los asesinatos de Rucci, Mor Roig o Larrabure( torturado brutalmente hasta el último aliento y ahorcado), un militar que defendió el gobierno constitucional de Perón, fueron crímenes aberrantes, se los caratule como de lesa humanidad o no. Cuando Jinkis afirma que “Del Barco reformula la teoría de los dos demonios” y le preguntás de qué demonios habla, que se trata de hombres y mujeres en medio de una guerra, es decir, de no ángeles, ganaste por robo una polémica que no te propusiste. Quisieron continuarla hasta calendas griegas. En su segundo artículo, Jinkis argumenta demagógicamente que como en las democracias latinoamericanas hay pobres, no hay legitimidad para criticar a Castro, lo que significa darle el “pase” o la licencia para matar a los "ricos" que se dejan morir de hambre en sus cárceles como recurso extremo para ser escuchados.




"Tu obligación es matar", decía Rosenberg a las juventudes hitlerianas, denostado a los rabinos y al Papa. El imperativo de nuestra Sociedad no es ése pero temo que no esté a la altura del no matar sino que reza: obra de tal manera que tu acto sea pornográfico y pueda elevarse a máxima tribal. Más que censurar se trata de obligar a decir: estoy del lado de los buenos, vean, soy la misma Sociedad.




Y esto va de la mano del pasaje de lo correctamente político a lo políticamente abyecto que es la praxis habitual de los hombres que negaron el Gulag y hablan del estado terminal de una cultura condenada al porvenir esclerótico de esa negación([13])
La Sociedad ha “superado” a Kant y tinellizado a Sade. Como tribu te está diciendo que no jodas con eso del no matar. Ahí están los nuevos redentores del comunismo haciendo nudismo ideológico: Agamben, que habla de los “pretendidos regímenes dictatoriales de Italia y Alemania” y asimila las democracias a estados de excepción para borrar el estado totalitario, o Badiou para quienes fueron los nazis quienes “con un raro espíritu de perseverancia” han extraído mejor que nadie “todas las consecuencias del significante judío”, que es en sí mismo “nazi”, desde Abraham hasta los rusos del Once. Pese a lo endeble de sus análisis son tomados en serio porque renuevan el viejo negacionismo de izquierda, jamás sometido a crítica.([14]). Aunque los tratan burlonamente, tus antagonistas tienen no pocas coincidencias con ellos en cuanto a que es sólo Occidente el responsable de la guerra a escala mundial.
También la derecha: quiere ponerse al día y los aplaude. Hablan la misma jerga que tiende a lo indistinto. Moyano- ayer ultraderechista de las tres A según Bonafini- coexiste con ella en la misma Armada Brancaleone hasta nuevo aviso.




Hay un nuevo proyecto: constituir un zombi terminal como sujeto que conjugue en sí todos los nihilismos. Ojalá fuera una broma. Se creen totalmente ajenos a una fantasmal derecha pero incorporan sus hábitos. Aun después de que se supieran las mentiras urdidas en el caso Dreyfus, Maurras y otros nacionalistas seguían pensando lo mismo porque su verdad era su fidelidad al antisemitismo. Badiou, cuya “poética” vincula el éxtasis criminal de las masas del maoísmo con el cielo de Mallarmé, afirma que la mejor manera de resolver el problema de Medio Oriente es olvidar el Holocausto retomando lo más pancho la jerga de los fascismos de los años veinte contra el voto y el “capitalismo parlamentario” y caracteriza la religión musulmana como “religión de los pobres” como si los jeques sauditas lo fueran y no difundieran el fanatismo whaabita para hambrearlos y explicar la miseria programada por la existencia de Israel que Badiou llama “estado colonial”, aunque ocupe menos del uno por ciento de los territorios árabes. Habrás de notar que en toda circunstancia este discurso siempre lee lo Mismo: Israel y Estados Unidos son los únicos causantes de todos los desastres de un mundo configurado a la medida de los talibanes de salón. De ahí la indiferencia por los genocidios como el de los serbio comunistas de Milosevic o el de Sudán, por musulmanes fundamentalistas contra musulmanes y cristianos, la limpieza étnica de budistas en Tailanda y los siniestros atentados de los terroristas islámicos en Filipinas, India y Pakistán, el silencio ante actual represión china en el Tibet.([15])
La fidelidad al Partido y su lectura de la historia está intacta tanto en Maurras como en Badiou como en Rozitchner aunque esa entidad no exista ya históricamente. En cualquier sociedad, incluso la mejor, uno puede vivir la vida kafkianamente. Pero también conocer una experiencia de tipo orwelliano. Ni bien comenzó la disputa recordé un caso que inició Pasolini, prematuro crítico de las imposturas de mayo del 68, Guevara y el fascismo de izquierda y terminó siendo el acusado.
Lo mismo le sucedió a Orwell cuando en la guerra civil española donde se alistó del lado republicano. Escribió: “Esto que he visto en España, y lo que he descubierto después, respecto a las operaciones internas de los partidos de izquierda, me han hecho tener horror a la política.”
Orwell vio de primera mano las masacres que hicieron en Cataluña los comunistas con los anarquistas del POUM. Orwell era socialista: anticolonialista al principio, antifascista después y en plena guerra civil descubrió que la primera tarea del intelectual socialista – no totalitario – era combatir al comunismo. Difamado por los progresistas de entonces, tuvo que refugiarse en la ley inglesa. Es el mejor ejemplo de escritor que desprecia la política pero entiende que debe intervenir en ella para defender los valores no políticos que el horror totalitario destruye sistemáticamente.([16])
Orwell publicará tardíamente Homage to Catalonia, rechazado sucesivamente por los editores “comprometidos”. En cambio, Claude Simon, que lo difama “objetivamente” en sus Geórgicas, recibirá el Nobel de la Academia Sueca: toda una enseñanza de “lectura” que anticipa la mascarada del estado universitario global actual.
Tus comentarios a los textos de Conjetural exponen didácticamente la diferencia entre lo empírico y lo trascendental donde se funda el no matar. Me temo que esta diferencia no van a tomarla en cuenta porque todo lo concerniente a lo judío y lo cristiano es para ellos nada más que una ideología reaccionaria, superada, o cosa de “boludos”.
¿Eran “boludos” Clemente de Alejandría y Orígenes, pleiteando contra los gnósticos, Dante ante Mahoma, Shakespeare ante los soberanos de la tierra o Solyeinistein cuando cuenta que los viejos bolcheviques, que habían adherido al realismo socialista pese a ser torturados en el Gulag seguían creyendo a rajatabla en el Partido? ¿No habrá sido porque era un escritor que creía en Dios y en la tradición que pudo narrar el infierno central del siglo XX y captar el poder sublime de una ideología al cual sucumbieron las vanguardias y todavía tiene sus creyentes? ¿Eran “boludos” los armenios exterminados por los turcos o John Thomas que en Arabia Saudita fue torturado por orar en un país cuyas leyes prohíben la Biblia y hay penas graves, incluso de muerte, para cualquier signo que no sea islámico? ¿Y los miles de croatas católicos, asesinados en vivo y en directo por las milicias de Milosevc, además de las sucesivas masacres en el Líbano de Arafat?
La civilización occidental es la única que ha practicado la disuasión respecto del Soberano y eso se extiende a las formas de hacer la guerra. La tenemos ya en La Iliada en la forma del mito: el héroe Aquiles, el astuto Ulises, el sabio Néstor, Ayax, el fogoso disuaden a Agamenón para que contenga su vocación de omnipotencia, es decir, que no sea ni el César ni el Soberano de Schmitt. Ahí está la división de poderes- que este jurista suprime-, la génesis del estado de derecho en germen y podría pensarse en las formas de hacer la guerra donde la disuasión occidental contrasta con la guerra total de Ludendorff, de Ho-Chi Min, Mao y Putin que culmina con el exterminio de las poblaciones.([17])
El sabio occidental, Sócrates, afirma sólo saber que no sabe nada. Y el Jefe es el que acepta que no es todo ni puede con todo. De ese lado disuasivo se inscribe tu carta y ni los especialistas en castración pueden aceptarlo. Parece que más del noventa por ciento de los argentinos son católicos y que es el pueblo más psicoanalizado del mundo. ¿Será por lo primero o lo segundo que somos tan vivos, es decir, tan “boludos” en comparación con Brasil, que es católico pero prefiere el samba a los seminarios, que no ha resuelto del todo el problema de la pobreza pero ha sabido darse instituciones compatibles con el estado de derecho que hacen menos fácil el latrocinio de políticos y amigos, nos ha desplazado de los mercados negociando con EEUU, ha tenido un superávit en petróleo y gas por setecientos millones de dólares mientras que la Argentina perdió desde 1998 unos doscientos millones de dólares por falta de inversión y en gran parte porque en peor situación evitó el default, es decir, hizo y hace lo contrario de la Argentina que guapea con todo el mundo pero expropia a trabajadores y pequeños ahorristas, que subsidia el gas para la clase media mientras que los pobres tienen que comprar garrafas, que repudia al capital financiero al mismo tiempo que pide crédito como un paria, donde un sindicalista, amparado en intocables leyes fascistas, le rompe el camión a quien no quiere afiliarse, que tiene cinco mil hectáreas llama “oligarca” a un productor que tiene cincuenta y está a los pies de un marxista de opereta?
Ritvo parece no saber de qué está hablando cuando cita a Carl Schmitt, pasando por alto que este jurista , antiliberal y antiimperialista – contrario a “arrogancia” de la civilización anglosajona -en El ser y devenir del estado fascista, de 1929 legitimó la “superioridad” del “fascismo sobre los intereses económicos, ya sea de los patrones o de los trabajadores” argumentando que el menosprecio que tiene “por el elezionismo, de ninguna manera son actitudes antidemocráticas sino antiliberales” porque el soberano como Unidad desaparece en la cabina electoral. Y, un año después del incendio del Reichstag, cuando las SA sembraban el terror, escribió en 1934: “El Fuhrer defiende el derecho” donde hace una apología de Hitler: “El auténtico líder siempre es también juez. De su capacidad de líder deriva su capacidad de juez. Quien pretende separar ambas capacidades o incluso oponerlas entre sí convierte al juez en líder opositor o en instrumento del mismo y busca desquiciar al Estado con la ayuda de la justicia”. ([18])
Massera y amigos hubieran aplaudido este argumento. Hitler, juez supremo del pueblo, tiene vía libre para convertirse en estado en persona: “no está sometido a la justicia sino que constituyó en sí la más alta justicia”.


Schmitt escribe ese texto bajo el terror de las secciones de choque y cuando el 1 de mayo de 1934, los nazis dictan la Carta del Trabajo donde “quedan abolidas todas las leyes de importancia básica, como la de los consejos de fábrica, la de los contratos colectivos, tarifas de jornales, la de arbitraje y de jornada.”
Alemania realiza el sueño de la Kultur nacionalista: convertirse en una totalidad orgánica abrochada por su resultante final, Hitler, contra la civilización cosmopolita de la república de Weimar, uno de los centros que renovó el arte y la litertura del siglo XX.

La unificación de los sindicatos en el Arbeitsfront aplasta las garantías individuales – despreciadas por Schmitt por liberales – y las reivindicaciones laborales logradas por la socialdemocracia desde tiempos de Bismark, donde la clase obrera obtuvo derechos que nunca conoció en las dictaduras comunistas del Este del mismo modo que bajo el nazismo donde es reducida a una situación de esclavitud.([19])
Hitler aquí encuentra aquí la legitimidad para iniciar las deportaciones y los preparativos de la Solución Final. Yo le opongo la Libertad -Soberanía de nuestra Constitución, que será “inaplicable”, es cierto, mientras existan, qué vivo, los Onganía y Videla y una cultura que les haga eco y que razone de este modo. A diferencia de la constitución francesa – “mariana” que hace de la res pública una muchacha pública– la argentina está fundada como la norteamericana en el Decálogo y nuestra historia prueba que los gobiernos soberanistas como el de la Junta terminan en anarquía. Las garantías indiviudales preexisten al Estado.


Schmitt es la culminación deformada del modelo de estado romano, diferente al hebreo que según Foucault que define a Jerusalem como “objeción” – la misma palabra de Freud - a “todas las Babilonias resucitadas” .([20])
Para el axioma soberano de Schmitt, el Líder que tiene poder sobre la vida y la muerte, es el único que tiene la potestad par juzgar un criminal contra la humanidad, alguien que hace de la guerra contra los civiles guerra total.
Según esto sólo Hitler puede juzgar a Hitler, Saddam a Saddam, Milosevic a Milosevic y así sucesivamente hasta llegar hasta nuestra modesta Junta Militar que no hubiera necesitado tomarse el trabajo de juzgarse a sí misma y habría sido amnistiada de haber ganado Italo Luder las elecciones de 1983, apoyado por la pareja presidencial y los muchachos. Schmitt, amante de los piratas en Der Nomos y der Erde, descalificó los procesos de Nuremberg viendo a los nazis, sus piratas, como víctimas de la “ dictadura liberal”. ¿Por qué se toma en serio a esta flor nazi del derecho público que figura en programas progres y se obvia a Alberdi a lo Scalabrini Ortiz como si no fuera argentino?
Tuvo que ocurrir Auschwitz para que hubiera una convención que prohibiese el genocidio que sin embargo tendrá vía libre si las decisiones quedan en manos de la ONU – donde Cuba preside hoy la Comisión de Derechos Humanos- y no en un verdadero polo de soberanía occidental separado de las dictaduras, estados teocráticos disfrazados como Irán, autocráticos como Rusia o populistas autoritarios como la Venezuela chavista que constituyen una ofensiva anti atlantista que encanta a los ideólogos.([21])
Tal vez no haya hoy contradicción en ser “nazi” en el derecho y “revolucionario” en política porque no es un problema de dialéctica sino de calor y termodinamismo. Y temo que la apelación a Schmitt, sea del mismo tipo que la que hacen los populistas de este pensador para justificar el impuesto al cheque y el IVA – Cavallo era otro demonio pero se mantienen sus impuestos -, liquidar el federalismo y, entre otras cosas, legitimar los superpoderes. Todo sería por una cuestión de caja…demasiado Lacan, para el cual el significante es indivisible, en clave de axiomas de un responsable de Auschwitz para que alguien nos cuide la platita en Puerto Madero, invirtiéndola en su gaseoducto personal y tragamonedas “productivos” que desafían a Las Vegas hasta 2032 y se sueña con un tren de maravilla que pagaremos para mirar por TV los vagones que incendia la “multitud” que ayer era progre y se volvió de pronto fascista… y ya que estamos, hay que preguntarle a Ritvo: ¿no hay más violencia que apatía en la Argentina, una Sebreninca anual en las rutas, para apelar a la “vida” que puedan aportar el nazismo y el estanilismo? Si quieren violencia, calor bien criollo, no tienen sino que caminar a las tres de la mañana por Balvanera. O contentarse con los brutales asesinatos cometidos por obra del paco, sobre el que nuestro Estado "recuperado" no mueve un dedo y es sospechado de dar vía libre a los narcos.
Las teorías de biologistas de Lenin – para exterminar los bichos- y Schmitt – contra todo enemigo de su Soberano- son la liquidación lisa y llana de la soberanía que debe comenzar por casa.
Resulta que el “boludo” Papa Pablo II junto al “idiota” Reagan contribuyó en gran parte a la caída del Muro inaugurando un tiempo de insurreciones antitotalitarias contra la Revolución de 1917 y que prosiguen hoy contra el centralismo moscovita que quiere hacer de ellas otra Rusia blanca, otro Belarús, un régimen despótico “borrado” de la agenda de los defensores de la vida y que ha obtenido el voto de abstención de Argentina en la ONU en 2004 sobre la investigación de desaparición de personas y otras graves violaciones. Ninguna respuesta del entonces canciller Rafael Bielsa, quien, además, cuando le preguntaron acerca de la violación de los derechos humanos en Cuba dijo: no me consta.


Es curioso que este literato no se haya enterado de las obras que mostraban que mientras Cuba era proclamada el Primer Territorio Libre de América convertía a los hombres en guiñapos. ([22])
Las de los pueblos del Este han sidos las verdaderas revoluciones del siglo XX, pero parecen no haber existido gracias al oscurantismo de los ideólogos. Los pueblos del Este y del Cáucaso que padecieron de primera mano el comunismo tienen una lectura distinta del mundo que el diseño escolar que prima en la Argentina. Demuestran que el mito del imperialismo en clave tercermundista no es un universal evidente en sí mismo y que el cuento de los “pueblos oprimidos” hoy responde a una de las coartadas más siniestras de la historia: la que favorece la continuidad de los Castro y los Kim IL Jong, abandona el genocidio en Darfour en manos de la Unión Africana o la ONU y deja, muy democrática, a cada déspota su matadero propio.
El cristianismo, que a diferencia del Islam- con la excepción de Turquía- a través de sus crisis separó la religión del Estado es más afín a la democracia que a las dictaduras y las autocracias donde cualquier desacuerdo es “terrorismo”, a los estados fundados en lo teológico político o al estado totalitario, leninista o hitleriano, que se definen por ausencia de fronteras jurídicas y de libertades cívicas y nos informan que hay cosas peores que la muerte en el mundo y es legítimo combatirlas.


Como bien dice Ritvo, hay devotos de Fidel Castro que no pasarían un día en Cuba. Añado muchos que se burlaban de la expresión “mundo libre” en los tiempos dorados de las masacres silenciadas Kim IL Sung, Ho-Chi Min, Mengistu, Mao, Pol Pot y otros servidores del Pueblo no iban a exiliarse a Hanoi ni a Tirana, donde Enver Hoxa durante cuarenta años quiso fundar el primer estado ateo de Europa, martirizando, asesinado o encarcelando a todo el que fuera religioso por enemigo de la Revolución.
Los musulmanes que viven en Estados Unidos o en Europa – especialmente si son mujeres, feministas, queer, amazonas o lo que fuera, además de artistas e intelectuales – se sienten más cómodos en estas sociedades en su lucha contra el “patriarcado” que en sus países de origen donde se lapida mujeres, se condena a muerte a homosexuales y a quienes denuncian estas prácticas como la valiente Ayaan Hirsi Alí que no se ha ganado por cierto la solidaridad de los defensores de los derechos inhumanos de las “buenas” dictaduras.



Los Saramagos del mundo no levantaron la voz sobre los treinta niños condenados a muerte en Teherán en 2005, entre otros casos, denunciados por Elisabetta Zamparutti de la asociación Que nadie toque a Caín ni hubo manifestaciones contra la vergonzante conferencia sobre la “realidad” de la Shoah en 2006.
No todas las sociedades conciben la vida y la muerte del mismo modo. Israel le devuelve seis prisioneros a Hezbolá – uno de ellos mató a sangre fría, con toda la familia, a un niño de cuatro años – y recibe a cambio dos no sólo muertos sino lacerados y el grupo festeja de la misma manera que cuando impactaban poblaciones civiles en la guerra del 2006.
Estas fiestas de la muerte me traen recuerdos. En julio de 1974 en el aula central de la Facultad de Filosofía y Letras vi unas hordas furibundas de juventud maravillosa que cantaban “hoy, hoy, hoy, qué contento que estoy, vivan los montoneros que mataron a Mor Roig”.
Mor Roig era un radical que había sido ministro de Lanusse, levantado la prohibición de los partidos políticos y propiciado elecciones limpias y no se le conocía ningún caso de corrupción. Pero aun si hubiera sido así, como en el caso de la larga lista de sindicalistas asesinados, lo asombroso era el fervor ante un asesinato a sangre fría. Amigos que tenía en el ERP me reconocieron que esa escena tenía una obscenidad indescriptible.([23]). La diferencia entre un hombre en combate y esta escena truculenta les parecía abismal. Aquí tenemos en génesis una pornografía de los ideales que llega hasta nuestros días y se presenta como “materialista”…tan materialista como el rechazo delirante de la genética occidental que devastó la agricultura en China y la Unión Soviética.
Tu carta enuncia algo que tus interlocutores no pueden escuchar: en la Argentina existió una generación que constituyó sus hábitos de lectura mediante la negación del Gulag, es decir, de la historia y a tal punto hay resistencia a que el comunismo sea objeto de crítica que ni siquiera pueden asumir esos dos asesinatos. Esa negación se complementa con la negación- idealización de la "juventud maravillosa", que habla de revolución y vive en Puerto Madero en vecindad con sindicalistas millonarios. Una fusión de los antónimos obra de la mercancía- espectáculo.
El “legado” de esa generación es alcanzada en su sinonimia capital: la que vincula sus palabras y actos con la liberación de los pueblos oprimidos que terminaron liberándose de los “emancipadores”. Estos hombres quisieran una segunda juventud subsidiada que ya tuvieron cuando lo que en los setenta fue tragedia reapareció sin la menor crítica como garrulería de la Revolución con la llegada de la democracia en 1983. Pueden invertirse millones para publicitar el "relato" pero no la vida de quienes han optado por ser muertos vivientes.
Los exiliados decían que quienes se quedaron en el país durante la dictadura habían sido todos cómplices de la misma – incluso el que se había salvado por un pelo – y cuando ocuparon la escena durante el alfonsinismo volvieron con el cuento de la Revolución uniéndose a “revolucionarios tardíos” impidiendo la construcción de una izquierda no totalitaria, crítica de un pasado que tuviste el mal gusto de recordar.
En diciembre de 1988 en un texto titulado Expurgación, Purgación, Anunciación, analizaba los discursos que conformaron un “circo melancólico”, negándose a la crítica de los socialismos concretos y predicando la utopía con la misma lógica que dio lugares a tales “socialismos”. Ahí citaba a uno de los escritores más publicitados de la década alfonsinista, Ricardo Piglia, que en 1985 – cuando todavía se estaban contando los cadáveres – ya proponía dejar de lado el parlamento y “hacer la Revolución” en clave cubana. Alfonsín, honestidad aparte, quedó atrapado por el populismo radical que tiene a imitar al peronismo- "el tercer movimiento histórico"- el déficit apabullante de las empresas del estado- que privatizará el peronismo "a su manera"- la mafia sindical y los utopistas del otro con los resultados de las hiperinflación y los hechos de La Tablada.

Cuando enseguida sucedieron estos hechos sangrientos hubo un silencio general. Piglia emigró a Estados Unidos a explicarles a los alumnos de Yale qué gran escritor era Guevara cerrando un círculo que propone la revolución en pesos para cobrarla en dólares, lengua secreta de gran parte del antiimperialismo criollo.

Ahora he notado que Piglia, más hábil -y mejor escritor- que muchos de sus colegas, coquetea con la disidencia cubana y en la última Feria del Libro ha exaltado a Néstor Sánchez, escritor que en vida atacaba por “tener el poder”, es decir, por publicar en una editorial –Sudamericana – donde luego llegó a dirigir colecciones, en tanto Viñas, autor de notables novelas en su especie, más duro todavía, lo colocaba encabezando una lista negra de escritores no comprometidos y todo porque el autor de Cómico de la Lengua se había burlado de las novelas del compromiso. La idolatrada Josefina Ludmer, especialista en el Texto, le negó la famosa beca cuando estaba muerto de hambre. Hizo lo mismo con Osvaldo Lamborghini para quien era La Princesa de Macondo que hoy exalta literaturas livianas y líquidas. Estaba cantado: en las biografías soy yo el que aparezco como "enemigo", la lógica de la servidumbre voluntaria lo exige así.
Hay una ignorancia ilustrada que devasta anticipadamente todo posible pensamiento político: tan grave es la cosa que te ves llevado a recomendarle a tus interlocutores el libro de Helène de Carrere sobre Lenin y yo añadiría el El Terror bajo Lenin de Jacques Baynac, que documenta que fueron los comunistas quienes más asesinaron militantes de izquierda en Rusia y el período de 1918 a 1920 que alcanza a dos millones y medio de víctimas. Sucede que ya lo han leído todo, el Partido sigue dictando la lectura de la historia contra los hechos más evidentes desde los gigantescos mausoleos de los Jefes.
Las revoluciones concretas de corte leninista, empezando por el mito de Octubre, han sido la liquidación de la crítica y exterminio de toda oposición, los procesos de Moscú como forma de justicia, la consigna del terror rojo de Lenin – “un poder que se apoya directamente sobre la violencia y no ligado a ninguna ley” - como guerra contra los civiles – “ríos de sangre cuanto más sangre mejor –“, el sí matarás –a burgueses, socialdemócratas, socialistas revolucionarios, anarquistas-, que según León Poliakov inician la época de la “ejecución masiva de rehenes, los campos de concentración( los de muerte lenta) y en general el sistema del Gulag”, la liquidación del arte y la literatura, el trabajo esclavo como plusvalía del terror, el retroceso de las economías a modos de vida que se debaten entre la pobreza y la hambruna. ([24])
Eduardo Galeano es la expresión más chirle de este negacionismo: está preocupado porque las hamburguesas engordan a Mickey Moore y considera que los Mac Donald´s suponen que una “dictadura de la uniformización obligatoria más devastadora que cualquier dictadura del partido único”. Galeano siempre justificó un mundo uniformizado por el terror como el que narra Torodov en la Bulgaria comunista.([25]) A mí me preocuparía más saber por qué los niños que en La Quiaca mueren de desnutrición mientras el gobierno derrama lágrimas ante los exilados en Paris. Galeano insulta a las víctimas del Gulag mediante la banalidad de una negación: Beria va a contarles a los chicos cómo con tanta “productividad” la Unión Soviética nunca pudo inventar siquiera un chocolate. Aquí está la clave del triunfo del malvado capitalismo.




Galeano habla con tristeza de la caída del Muro, olvida los 90.000 agentes de la Stasi (1968-1985) que tenían licencia para disparar para quien saltara el Muro para acceder a un corrupto producto occidental. Aprobó junto a los de su generación que por usar una minifalda, bailar el twist o escuchar el rock, sí, a Elvis Presley, se llevara a gente a los campos de concentración, lo que supera a las dictaduras de derecha porque concierne a las mínimas actividades de la vida. A este apólogo por décadas de Fidel Castro, tampoco le despierta indignación Zimbabwe, la imagen hoy concreta de lo que quiso hacer la generación de granito en América Latina.

Lo que era una floreciente colonia se convirtió tras la reforma agraria negro maoísta de Robert Mugabe en un infierno con sucesivos exterminios y deportaciones, además de multitudinarias hambrunas y un récord mundial de inflación. Ahí se ha realizado el ideal autista de vivir con lo propio: están ausentes los eternos chivos expiatorios del tercermundismo – el FMI, el Banco Mundial–y estos ideólogos no quieren reconocer lo que sembraron.([26])
La carta irrumpió en un contexto cultural donde por un lado tenemos a los duros del 70, la vieja guardia lenino guevarista; por otro, los epígonos de las nuevas expresiones del despotismo pequeño burgués– Badiou, Chomsky, Agamben, Zizec,– y finalmente los guitarreros populistas que, escurridizos y sin compadreadas, mezclando todas las fichas oportunamente en una ensalada más retorcida que la del Astrólogo de Artl de pronto hacen saltar la banca batiendo sus propias marcas. Son ellos, y no Jinkis por su forma de retar, los verdaderos patrones de la estancia.
En la Argentina se toma en serio a historiadores como Hosbswaum o pensadores como Chomsky que son especialistas en negar masacres y genocidios mediante la rescritura de la historia ([27]). Chomsky enuncia el método negacionista con un cretinismo absoluto: “Fidel Castro, independientemente de lo que nosotros pensemos de él, es un héroe para América Latina.” A Castro le sigue otro “símbolo”, Chávez, que promete “antiimperialismo” y la satisfacción de que la Argentina haya violado las reglas internacionales y sospecha que Chile – el país latinoamericano más sólido institucionalmente, que supo aprovechar el período de bonaza que ahora culmina – no se ha librado totalmente de Pinochet ([28])
Por un lado estamos “nosotros”, la Internacional de los ideólogos mencionados y del otro “ellos”, no el proletariado universal sino un parvulario de consumidores-contestatarios.
No sé de nada “independientemente de lo que uno pueda pensar”, un gramático cartesiano no puede ignorarlo, aun si somos donde no pensamos. Pero él le habla a un público cautivo. Aplicado a tu carta este método dice: Del Barco, “independientemente” de lo que usted pueda pensar, esos dos muchachos no cuentan, “nosotros” necesitamos que Castro y los tiranos que usted menciona no existan, no ponga en duda la integridad periodística de Walsh, usted está afectando nuestro negocio de la mercancía “antimperialismo” que supera en universalidad cualquier equivalente general. Comience su rehabilitación educándose con del último documental de la TV oficial sobre Guevara y sepa qué gran economista, militar y poeta era. Es la materia prima de nuestro zombi terminal actual.
Chomsky han firmado un manifiesto sobre la última guerra en Medio Oriente con José Saramago, Harold Pinter y John Berger que es un monumento a historia universal de la infamia de todos los tiempos y uno de los tantos crímenes de información: “El último episodio del conflicto entre Israel y Palestina se ha abierto con el secuestro de dos civiles, un médico y su hermano, por las fuerzas israelitas. Un incidente que no ha sido mencionado en ninguna parte, salvo en la prensa turca.”([29])
Se cuentan los hechos al revés de lo sucedido y apelando a una fuente exótica que por la gravedad del tema debería precisarse. Otra ha sido la versión por parte de Claude Lanzmann que advierte sobre el mismo armado del caso como ya sucedió con Sabra, Chatila y Yenin. ([30]). Los firmantes no ignoran que ideólogos que van a reproducir este cuento turco y miles de ilustrados que van a creerlo con más fervor que el del creyente por la Virgen de Fátima.
Este tipo de proceso donde “Israel es verdadero responsable”, basado en una gigantesca mentira inicial, aspira a seguir las reglas que terminaron atribuyendo a Israel las masacres de los campamentos palestinos de Sabra y Chatila en septiembre de 1982 realizada por la falange cristiana de Elie Hobeika en represalia por el asesinato del recién electo presidente Bashir Gemayel( padre), de buenas relaciones con Israel, asesinado mediante un atentado del partido pro sirio- que consideraron un héroe a su autor, Habib Chartouni – con el objetivo de imponer en el Líbano una dictadura árabe – tipo bassista - que gobierna mediante el terror como en Siria. Israel fue también “el verdadero responsable” por no haber evitado los hechos sangrientos – controlaba los campamentos - y luego se cerró el caso convirtiéndolo en el único y exclusivo autor del mismo.([31])
Hasta los de la world philosophy del “no hay que pensar” comparten este pensamiento al que se suman los hacker neoluddistas: todos tienen la foto del Che, un ídolo creado no por el pueblo, como Evita, sino por el estado universitario global. El no matar tiene que ser rechazado en lo trascendental porque sólo a matar apuntan el nazismo y el comunismo cuyos Soberanos son el cuerpo mismo de estados que se fundan en el matarás por el Partido y la raza o la historia te absolverán.
Sólo el poder sublime de la ideología ha posibilitado que en Cuba se haya podido matar y torturar a gusto y la multitud se indigne ante un Pinochet pero aplauda rabiosamente a Fidel Castro, como lo hiciera el Congreso en el 2003 y le den la llave de la ciudad - ¡Ibarra!- como para llevar a la apoteosis la política pornográfica.
Ver a un escritor de la talla de David Viñas elogiando a Chávez por TV habla de un momento triste, patético y terminal de un modo de leer e imponer la historia.¿Qué diablos puede tener que ver con Marx ? La respuesta está en Lenin que trasladó su teoría a los países periféricos por lo cual el emir de Afganistán puede ser más “progresista” que un político del laborismo inglés, porque “la lucha del emir de Afganistán por la independencia de su país es objetivamente una lucha revolucionaria, pues a pesar del monarquismo del emir y de sus ayudantes, debilita, descompone y mina el imperialismo, mientras que la lucha de demócratas, socialistas y revolucionarios y republicanos como Kerensky, era una lucha reaccionaria, pues tenía como resultado disfrazar al imperialismo, consolidarlo, conseguir su victoria”, según comenta Stalin en sus Fundamentos del Leninismo([32]), inventando definitivamente el tercermundismo.
El leninismo se define por el terror más la electrificación. Lenin, que admiraba el período jacobino del Terror en la Revolución Francesa se apoyó en las tradiciones del terrorismo “humanista“ ruso – el Catecismo de Bakunin, personajes como Nechaev, grupos como Narodnaya Volya - haciendo de ello una “política de Estado”: la Checa, las cuotas, los campos, la masacre de los marineros de Kronstad en 1921– querían libertad sindical, derecho de reunión, elección directa de candidatos - por Trotsky proceden de esa lógica de un poder no ligado a ninguna ley donde hay que exterminar todo lo que sea contrario a la revolución.( [33])
A esa máquina Trotsky la defendió en 1934 tras el asesinato de Kirov en su polémica con Kaustky criticando el terrorismo individual pero defendiendo el colectivo. La máquina del terror rojo leninista tiene que ver con la de vapor mientras que el asesino serial actual responde a la última etapa de la mercancía – un capital de tercer tipo no ajeno a la pornografía- y tiene por sujeto a un individuo- masa. Y el terrorismo islámico es parte de organizaciones trasnacionales financiadas por petrodólares preferentemente sauditas: la guerra santa contra “judíos y cruzados” de los manifiestos no responde a motivos económicos sino a un nihilismo homisuicida- pese a que el Islam tradicional condena el suicidio- a gran escala en la medida que en el mundo hoy nada escapa a la occidentalización ([34])
Cuando Ritvo, quiere que estén lejos de la convivencia pero no se extravíen definitivamente las pasiones colectivas del nazismo y al comunismo para no sucumbir a la “apatía” está pidiendo calor. “Transformar el odio en energía” decían los terroristas alemanes de la Fracción del Ejército Rojo.
“La Revolución está congelada”, clama Saint Just antes de insuflar calor a la máquina – guillotina – en el período del Gran Terror de 1794. Fue demasiado, hubo una explosión. Michel Serres afirmó que la máquina de Saint Just era imposible porque no podía alimentarse a sí misma. Hubiera tenido que dar otro paso e introducir a le peuple en el dispositivo. La Razón lo prohibía, las cabezas se cortaban en nombre del pueblo y para el pueblo. Más discípulo de Saadi Carnot que de Marx, Lenin, que siempre fue ambiguo en cuanto a los logros del terrorismo por su separación de las masas, desde el Estado aprende sobre la marcha a desviar el fuego popular antes que llegue a sus límites( crítica al infantilismo de izquierda), eliminar las facciones que hacen perder energía, dos pasos atrás, uno adelante, cambiar de forma al pueblo, transformarlo en vapor, masacrarlo en su nombre y volver a comenzar. El pueblo, dice Lenin, es el proletariado, la vanguardia somos nosotros. Ese nosotros ha sido retomado hoy por los ideólogos pero no en función de la clase heredera de la historia sino de un público cautivo habituado a una demanda insatisfecha por sobreabundancia.
El mas frío de los monstruos fríos”, el Estado según Nietzche, que nos va matando de a poco sin que nos demos cuenta de ello, ha encontrado a través del leninismo y sucesores el modo de exterminar poblaciones y etnias en nombre del pueblo y que “el debilitamiento del estado sea el fortalecimiento del Estado”, según el remate de Stalin.

Sin frío no hay calor, decía Saadi Carnot.
El “humanismo” de los terroristas rusos, los prejuicios burgueses, las fronteras jurídicas o la prensa que existen incluso en las dictaduras de derecha han desaparecido y millones de hombres pueden entrar en un dispositivo que consuma el exterminio perfecto([35]).
Lo que impresiona del marxismo leninismo no son sus crímenes sino el prestigio que alcanzó esa ideología que todavía influye en las formas de sentir, pensar y acusar que transforman al opositor en terrorista, al criminal en poeta y al asesinado en vapor.
A este funcionamiento inhumano, “científico”, el sublime poder de la ideología se encarga de legitimarlo mediante intelectuales y artistas que le dan sales aromáticas: ahí están las líricas de Neruda a Stalin y de Aragón a la GPU.


En “vapor” deben quedar los dos asesinatos que más que crímenes son fruto, nos dicen, del “intelectualismo” de Oscar del Barco que quiere privar a esa máquina obsoleta del poco calor que le queda. Los compañeros Ahmanidejad y Putin, sostenidos en los precios del petróleo, están armando una de última generación.
Todo sea contra el “imperialismo”. Es difícil de creer pero en la Argentina, gracias a un revisionismo vericida, se cree con devoción en lo que Raymond Arón hace décadas analizó como el mito imperialista del leninismo. No es que el imperialismo yanqui no haya existido: abundan las intervenciones norteamericanas en América Latina. Lo erróneo es pensar que ésta es la causa exclusiva de que sea el continente más desigual del mundo con altos niveles de pobreza. Japón estaba en ruinas, fue ocupado por EEUU y se transformó en la segunda economía del mundo por décadas y Costa Rica es un país latinoamericano que registra los mejores niveles de vida y educación.
Un clásico de la crítica argentina, Literatura y Realidad Política ([36]), de Viñas cierra el tema del viaje con el libro de Bernardo Kordon, China, la revolución para siempre donde este buen escritor se convierte en uno más entre los fascinados clientes de Madame Crisantemo. Intriga cómo no vio absolutamente nada que lo llame a crítica. El libro de Viñas es de mediados del sesenta cuando ya Mao había llevado a cabo la política del Gran Salto mediante los guardias rojos que nada tuvieron que enviarle a las SS y que causó la muerte por hambruna a más cuarenta millones de personas cuando se interrumpieron las importaciones por la nacionalización que tanto exalta Viñas y que en 1950 había “liberado” al Tibet, cometiendo el “peor genocidio después de la Segunda Guerra Mundial según informa en 1989 el Comité Internacional de juristas para el Tibet. ([37])
En el mismo momento que la atención mundial se centraba en la guerra de Vietnam y Estados Unidos era objeto de crítica por la prensa norteamericana – una escaramuza de patrullas ocupaba la primera plana – los guardias rojos, alentados por la ausencia de prensa e información, exterminaban en frío a la población, comenzando por los monjes y sometiendo a los sobrevivientes a trabajos forzados. Hoy hay más chinos que tibeteanos: faltan seis millones aproximadamente y toda la arquitectura y los monasterios quedaron en ruinas. A nadie el interesa el asunto. Pasa lo mismo como el genocidio en Sudán: al no ser atribuible al “imperialismo yanqui” o al “sionismo” no da réditos morales, las denuncias y la ayuda financiera desde que se inició hace cuatro años de Estados Unidos es sospechosa y que Israel reciba a los refugiados no lo salva de ser un “estado colonial”.
El libro fue publicado luego de Ombres Chinoises, obra monumental de Simon Leys donde describe en detalle un régimen criminal inédito en la forma de un delirio colectivo. Kordon se muestra orgulloso de que los guardias rojos le hagan un grabado en su brazo y encuentra analogías con una fantaseada primera etapa de la revolución soviética. No fue el único obnubilado. El exquisito Roland Barthes, el gran lector por excelencia, estuvo en Pekín y sólo vio bellos ideogramas en las listas de los fusilados, por otra parte reducidos por Mao.([38]) Rosa Luxemburgo también ha sido borrada del revisionismo lenino castrista tal vez porque las conquistas según ella más importantes para las masas son las liberales: la libertad de prensa, de asociación y de reunión “que le han sido denegadas a todos los adversarios del gobierno socialista”, escribió refiriéndose a los bolcheviques. Luxemburgo leyó anticipadamente que el Estado de Lenin sería un “ estado capitalista al revés invertido y puesto de cabeza” en sus escritos críticos de la revolución de octubre.
La historia demuestra que hasta ahora sólo en las sociedades liberales los trabajadores pudieron organizarse en sindicatos y lograr el derecho de huelga, festejado grotescamente en las sociedades comunistas.
La teoría del imperialismo de Viñas se basa en el libro de León Rozchitzner Persona, Cultura y Desarrollo (1961) donde analiza los procesos de nacionalización “positiva” de la izquierda argentina se refiere a las relaciones de los países que “se llaman a sí mismos desarrollados” – expresión controvertida, lo dice como si éstos no lo fueran de veras – con los países del Tercer mundo- dudosa categoría geopolítica donde prematuramente sitúa la Argentina, que “ellos mismos designan como subdesarrollados”.
Pasando por alto que la Argentina moderna se construyó a partir del comercio con Inglaterra que le suministró tecnología de calidad y los países que “ se llaman a sí mismos desarrollados”- ¿pero lo son o no lo son? – llega a una conclusión radical: “La comparación, entonces, debe invertirse: los países desarrollados dependen en su desarrollo actual de los países subdesarrollados
Esta lectura extravagante, válida quizá para una petromonarquía, tiene ecos con la teoría de la dependencia que ya abandonaron quienes fueron sus teóricos más serios como Fernando Enrique Cardoso- el primer impulsor del actual Brasil que hizo un giro de 180 grados en su obra- y que hoy siguen sosteniendo Ismael Viñas y Eduardo Galeano. Cardoso tuvo en cuenta a Chile para iniciar reformas liberales que nada tienen que ver con el noventismo menemista argentino. Rozichtner va más lejos que las “sagradas escrituras”.


Más lejos que Lenin – que creó la NEP - y Stalin – que copió todo lo que pudo de los países “que a sí mismos se llaman desarrollados” pero no pudo verificar esta concepción económica audaz con el ejercicio del poder para conocer si en temas de “reeducación” hubiera podido superar al Gulag.
El subestimado proceso de las revoluciones antitotalitarias hace que los pueblos, que no sufrieron dictaduras como las latinoamericanas, tengan una lectura diferente del mundo y en Polonia, Reagan sea un héroe nacional ([39]) porque se le atribuye un papel decisivo en la caída del Muro y las opresiones que narra Todorov y en el fin de la pseudo federación titista, la que llevó al genocidio de Milosevic como coletazo de ahogado. Y a Estados Unidos un papel determinante en la independencia de Kosovo, así como un aliado ante el expansionismo de Putin, ex agente de la KGB. Lituania, Estonia y Letonia, son países que fueron víctimas de genocidio por parte de Moscú.([40])
En una foto se ve a los musulmanes en Albania rezar en una mezquita donde flamea una bandera norteamericana, luego de Hodxa, los albano kosovares como los musulmanes bosnios (considerados heréticos por los fundamentalistas) no olvidan que la OTAN detuvo el genocidio de los serbio comunistas, intervención repudiada con idénticas expresiones por Le Pen y Regis Debray que vieron en esto una tentativa norteamericana de dominar el mundo. ([41]). ¿Milosevic tenía que seguir asesinado a gusto? ¿ Qué dirán los Rozitchner o los Gelman de estos pueblos? ¿Son fascistas o nazis? ¿No existen tampoco hoy como en el período estanilista los lituanos, los estonios, los ucranianos y los georgianos o piensan como Stalin que las minorías son superfluas?
La teoría leninista proyecta en la economía moderna la vieja idea del reparto del botín que ignora que ni la primera guerra mundial ni la segunda obedecieron a causas económicas: la Alemania guillermina tenía excelentes relaciones comerciales con Gran Bretaña pero despertaba el recelo de ésta y Rusia al querer expandirse a los mares y la Alemania de Hitler que había superado la inflación se consideraba humillada por el Tratado de Versalles. No hay peor cosa que una elite nacional humillada. Su resentimiento excede el cálculo económico. Sólo a través de la industria y el comercio se dan las únicas políticas pacíficas entre los estados y la competencia – como Estados Unidos e Inglaterra a principios del siglo XX, como la de ambos con el Japón moderno, como entre China e India, la de Corea del Sur que invade el mercado norteamericano superándolo en productos tecnológicos - no genera guerras sino que mejora las relaciones diplomáticas- como Estados Unidos con China y Vietnam, o Israel con Egipto y Turquía - y que las guerras imperialistas – Hitler, Stalin – fueron producto de países que no querían “ repartirse el mundo” sino poseerlo, en el caso del terrorismo islamita destruir a Israel e instaurar estados teocráticos en Somalia, Tailandia, Filipinas, Irak, Afganistán. Bombas tremendas en mezquitas y decapitaciones apuntan a eliminar todo asomo de libertades individuales. Lo que hicieron los talibanes y lo que hacen todavía las milicias en Sudán es una muestra de cómo proceden. La gran runfla de estos pensadores farsantes premiados por organismos hechos a su medida son indiferentes como preciosas ridículas a lo que Niestzche llamaba el gobierno del mundo, o prefieren a Ahmadinejad o a Putin. Son los mismos pacifistas que en los ochenta proclamaban “antes rojo que muerto” ante las ojivas nucleares soviéticas planeando sobre sus cabezas, lo que explica las abdicaciones de Munich ante Hitler y la gran comedia de Yalta que dio vía libre definitiva a Stalin.
Al ”imperialismo” le convienen más países prósperos como Japón, Corea del Sur e Irlanda que Burundi. La confrontación de Irán y aliados con Israel, que no tiene una gota de petróleo, no responde a ningún motivo económico sino a que es, como dijo el rey Hassan de Marruecos, el afrodisíaco del mundo árabe.
Tanto setentistas duros como muchos posmodernos "light" comparten la estética porno que tiene su base en la falacia de que el horror puede ser invertido, revertido, finalmente negado para que los contestatarios puedan dormir como siempre lo hizo el burgués ante la injusticia y todo lo que no encaja en su pequeño mundo. Lo pornográfico es negar que el horror es tautológico: que Auschwitz es Auschwitz, el Gulag es el Gulag y que la Esma es la Esma. Y que los dos asesinatos son dos asesinatos.
Es vana la discusión con Rozichtner y los que piensan como él, más todavía explicarle dónde estuviste y qué escribiste. La sentencia ya está dictada por el Partido, entidad fantasma que rescribe la historia, tanto que todavía está esperando la “hora leninista”, que hace a la aletargada impaciencia de los relojeros de la historia. El método es convertir tu posición sobre los crímenes en una teoría a refutar y “psicoanalizar” tu experiencia personal para reducir todo a una interna generacional más y disolverlos como vapor en el cielo “universitario global” donde Badiou, ahora vedette de medios liberales, vuelve idénticos a Mao y Mallarmé. La salida que planteaste es fácil pero imposible: que cada uno asuma su responsabilidad. Ahora bien: esta responsabilidad es imposible de asumir en una cultura que tiene como proyecto un sujeto absolutamente irresponsable, acrítico que repite los refranes socio y psi de pensadores como los citados.
Los que encubrieron esos crímenes también tenían una idea de Estado para nada ajena a la dictadura, aunque con otro signo:¿ no decían uno de los líderes setentistas que matando un millón de personas todo se solucionaba? Los problemas morales son cosa de burgueses: un millón ya era vapor gracias a la genialidad leninista. Soljeinistein afirma que los malvados de Shakespeare cesan de asesinar ante una docena de cadáveres “porque no tienen ideología” pero que el siglo XX la ideología permite extender y experimentar la perversidad a una “ escala de millones”.
Pese a haber estallado mil veces en pedazos el sublime poder de la ideología se sostiene: toma la forma de un almohadón y vuelve a endurecerse como una sustancia perenne que ni Clemente de Alejandría sospechó.
Rozitchner ha sido uno de los firmantes de la declaración contra Israel como estado terrorista y eso a mi entender habla de cierta islamización (fundamentalista) de esa izquierda que Henry Meschonnic llama con ironía “compasiva” y que es un modo de ser hitleriano sin saberlo.
El sujeto de Rotzchizner es el zec de lo que Claude Lefort llamó una ideología de granito : no hay hecho o evidencia que logre desmentirla.
La Cuba que Seguel el presentó en mayo de 2007 describe el desfile marcial de trabajadores y estudiantes el 1 de mayo que celebra sus derechos en un país donde la huelga es un crimen contra la Seguridad del Estado, no existen derechos laborales y se trabaja de 12 a 18 horas por día. Se trata de un sistema esclavista donde un médico gana diez dólares por mes y el cubano es tratado como un sub hombre a diferencia de los turistas extranjeros, un “paraíso” que no despierta en nuestros ideólogos la indignación de Punta del Este, aunque sea más perverso por estar basado en la esclavitud y en nombre del “socialismo”. Un poder que va “ de la gente hacia la gente” como dice Rozichtner pero para instituir la delación como modo de vida y ascenso social, que no existe fuera de la Nomenclatura, que trabaja con lo peor del ser humano. Es un terror que para difundirse entre la población no apunta a enemigos, que ya no existen, sino a personas que no han hecho nada. Ni a Bielsa ni a nuestros enternecidos viajeros les consta. Nadie puede morir injustamente en el Paraíso emancipado. Decenas de miles de fusilados y torturados, las cabañas y los centrales, el parametraje y los campos, más de setenta mil ahogados por intentar escapar como los boat people en Vietnam. No existen. Y todavía para Rozichtner no se ha puesto suficientemente el cuerpo. Pero los cuerpos hoy están en otra parte. Se ha pasado del ideal fallido del Hombre Nuevo de los 70 al ideal del Supermono – inversión de Nietszche – a un nihilismo socializado y al capitalismo mafioso como la continuación del setentismo por otros medios. En ese sentido Rozichtner resulta solemne, demasiado crudo para la astucia “diplomatique” de las nuevas estrellas ideológicas. Pero no es por ingenuidad que cree todavía en la “revolución cubana” sino por aferrarse a un patrón oro bien setentista como las joyas de la abuela, un capital moral que ya devaluaron los nuevos ideólogos en busca de mercados para una ilusión vieja.
Por eso se falsea la historia del “traidor” para dominarlo a discreción. A ese proceso le falta sólo la ducha fría y la camisola y la confesión “verdadera”, despojada de prejuicios legales: las pruebas son algo secundario decía Ernesto Guevara.
Popper ya demostró que con la Dialéctica que tiene su base en Hegel se puede probar cualquier cosa, menos el propio crimen. Se trata de una superioridad moral postulada a priori (de mismo modo que durante todo el siglo pasado se postuló al comunismo como más humano y científico que el capitalismo) la que le permite a Rozichtner declararse como incapaz de matar a un ser humano por convicción y al mismo tiempo por comisión ser cómplice de las mayores carnicerías que conoció la historia.
Dios nos cuide de los hombres que piensan que la madre es lo “ único histórico inmanente”, esa madre “plena de odio que ama y cobija “ según el “cristiano” Faulkner, Dios nos salve de quienes se dicen incapaces de matar porque serán los primeros en apretar el gatillo para acusar al mismo Dios de no haber sido guardián de su hermano. Fuiste el único que se atrevió a decir algo interdicto para la logia sagrada de los poetas a lo Gelman. Su moral es lo contrario de la ética: reside en una calculada victimización. En agosto de 2006, en una nota publicada en Página/ 12, Gelman refiriéndose a la réplica israelí en el Líbano contra Hezbolá habla en términos de “nosotros”, como judío, para luego autoinculparse por “cómo tratamos cotidianamente a los palestinos” y “nos dedicamos a destruir sistemáticamente un país indefenso”.
Aquí hay que abrir bien la oreja. Ni por un momento repara que los bombardeos de Hamas y Hezbolá a ciudades israelíes( que continuaron más esporádicamente con duras réplicas) eran dirigidos expresamente a las poblaciones civiles y que Israel se disculpó por el bombardeo a las bases lanza misiles de Qana, sobre el que avisó y donde los fundamentalistas expusieron intencionadamente a sus niños como observó Amos Oz. Mira lo que hacen con su puelo y te diré quiénes son.
Gelman pasa por alto que el Líbano es un país indefenso ante Hezbolá – la ONU no llevó a cabo la resolución que exigía su desarme – y Siria ni qué hacen los dirigentes palestinos con su pueblo donde los grupos terroristas luchan entre sí, donde se obliga a las mujeres a desfilar desnudas para humillar a sus maridos, que las radios en manos de Hamas – una “organización humanitaria” según periodistas de la TV pública –, alentadas por Irán y Siria incitan al asesinato de sus “interlocutores” de Al Fathah, o que hay campos de entrenamiento para instruir a sus niños para convertirse en bombas humanas, que los dirigentes palestinos son quienes más ayuda reciben de la comunidad internacional y la catástrofe económica se perpetúa a causa del uso mafioso de los fondos. Ni una palabra sobre la liquidación de periodistas, ni de los millones que recibió el multimillonario Arafat, utilizados entre otras cosas para tomar el Líbano como rehén y donde, dicho sea de paso, se entrenaban los muchachos montoneros. ¿Sabe Gelman de la lucha que dio el pueblo libanés para lograr el retiro de las tropas sirias, del asesinato del primer ministro Hariri y luego de Geymalen hijo, que Hezbolá responde más a Teherán y a Damasco que al propio país que dice defender y que es un tormento más para el pueblo palestino?
Olvidaba que el buen imperialismo para Gelman era el soviético y sus tardías críticas a Stalin tienen que ver con su imagen para la cultura UNESCO([42]). Ni su tragedia personal ni su poesía legitiman la impostura. Gelman se presenta al principio como judío, se autoinculpa criminalizando exclusivamente a Israel y luego se lava las manos de esas “dos vergüenzas”. Un hombre que magdaleniza perversamente los hechos más evidentes no puede reconocer ninguna responsabilidad. Gelman es la imagen misma de la política convertida en la abyección más ubicua y santurrona. Por último, ¿por qué no ha habido la más mínima crítica del club de humanistas al bombardeo sin aviso de Putin a las ciudades georgianas de Poti y de Gori que apuntó directamente a los civiles y dejó un tendal de víctimas? ¿Tal vez porque como antiguo integrante de la KBG se lo considera un compañero? Serge Halimi permite pensarlo. Además de negacionista del pasado es un profeta del comunismo del siglo XXI con el rostro del capitalismo mafioso.

Halimi entusiasmado - ¡Rusia resurge! - demuestra, ante la escalada bélica de Putin, que los pacifistas incondicionales tenían una sed de sangre contenida y de un modo miserable toma lo ocurrido en el Cáucaso como una “revancha” de los Balcanes, aunque en un caso la intervención haya sido para terminar con la masacre de civiles y en otro para realizarla.([43]).
La mitología siniestra del "pueblo palestino oprimido por Israel", comienza por la gestión de la OLP de Arafat, cuando Israel resiste el genocidio programado en la Guerra de los Seis Días y cuya fábula ha sido reactivada por los mitómanos que necesitan del palestino suicida y de un pueblo alienado hasta la psicosis como símbolo para salvar su fracaso histórico en tres continentes y que habla del triste destino de estos hombres éticamente desintegrados, alienados al capitalismo populista mafioso, o al oxidado patrón oro de la Revolución, juntos finalmente en la producción de lo falso por lo falso.
Me acuerdo que cuando el Papa visitó Cuba, León Rozichtner se indignó afirmando que eso afectaba las libertades (?) del pueblo cubano al que confundía con su nomenclatura, la que no deja salir ni una abuelita. No es que el filósofo no esté a tu altura, vive en las alturas con la pasión del pensador maníaco depresivo, no tiene acceso a tu posición de expósito, cree que tiene igualarse con vos en vez de diferenciarse de él mismo para aceptar lo que decís, todo argumento es coartada del poder, no ha abandonado la iglesia de la historia porque no ha querido perder nada, será mejor que se pierda en una lluvia pertinaz como Masetti. Hay, por otra parte, que preguntarle a psicoanalistas que tanto respetan su profesión qué tiene que ver con Freud sustituir el no matarás por la Madre primordial, si no responde al “lenguaje del enemigo”, la manía o la psicosis. O si Rozichtner supera a Freud y a Lacan como a Lenin y Stalin.
Aventuro que esa Madre inmanente histórica del filósofo es complementaria de las palabras del guerrillero, que le dice “que la muerte individual no existe, que la vida verdadera es la de la sociedad, no la de uno mismo” . No puede escuchar no nada letal en esas palabras. Hace una exaltación épica y ciega de la imagen donde éste debe morir en la Gran Matriz que convierte a la Sociedad en una Babilonia que devora amigos y enemigos y “vive” alimentándose de violencia fraticida. Tal es el ideal secreto de los hombres de granito, la luz de la bestia que avanza al final del laberinto donde salir por arriba es considerado elitista.
Nietzsche pensaba que primero hay que construir una civilización, y sólo después filosofar. Las sinonimias de esa generación y las tuyas son incomunicables porque en el acto de Masetti y sus narraciones encubridoras resuenan como un murmullo insoportable los crímenes del totalitarismo de izquierda y su negación después de que diste voz a esos dos asesinados.
La ceguera voluntaria culmina en la quema de neuronas.
En noviembre de 2006 le mostré a unos conocidos de la universidad el diario que informaba de la protesta ante la embajada de Israel (ante el pedido de extradición del fiscal Nisman de funcionarios iraníes) con palos y keffiyahs por parte de la FUBA, el PO, el MST, Aníbal Verón, además del infaltable Quebracho, con elogios a D´Elía y pancartas que decían “Todos somos Hezbolá”. Me volvieron la cara diciéndome que no sea autoritario entre evasivas. No ignoraban la liquidación de la izquierda en Irán ni que ese movimiento había volado la AMIA pero tal vez pensaban como el psicoanalista que el terrorismo es “palabra vacía”.
Los que comenzaron con Marx, luego del tercermundismo según Stalin, Mao y Castro, terminaron desfilando para el Partido de Dios, los que empezaron con Freud, luego de tantos retruécanos y tan bellos libros, se empantanan en Carl Schmitt, enemigo jurado del mundo anglosajón y del parlamentarismo. El negacionismo, ya estratificado, no les permitía registrar siquiera una noticia. Un modo de ser hitleriano sin saberlo. Lo supe cuando un intelectual lector de Debord al mismo tiempo que festejaba entusiasta el atentado a las Torres argumentaba con frialdad que era un autoatentado. Aquí tenemos retratado el “núcleo de la verdad histórica” que intenta descifrar Rozichtner, el nuevo tipo de sujeto porno progre, “educado” por los maestros cantores del estado universitario global.
Lo demagógico- o porno- tiende a borrar las fronteras entre los enunciados – verdadero/ falso-, liga tanáticamente los cuerpos – “todos somos Hezbolá”, luchamos por los oprimidos- en una violencia descerebrada más que fundadora. Nunca reconocerán tu planteo porque el sujeto de la lógica porno totalitaria comienza siendo despiadado consigo mismo, refutar una premisa – el mito de la revolución de Octubre y demás – conmueve ya los cimientos del Templo de la Superioridad moral construido faraónicamente con millones de víctimas.
Nuestra teoría era la verdadera, la equivocada fue la realidad”, podría ser el aforismo negacionista de izquierda por excelencia. Su impotencia para criticar el capitalismo con instituciones, el de Chile, por ejemplo, la empuja hacia el capitalismo para amigos criollo y sus presupuestos hechos y rehechos varias veces sin control, que plantea más problemas penales que ideológicos. Hay que considerar que el capitalismo existe como ayer la TV y hoy Internet o los transgénicos y es fruto de un complejo proceso evolutivo y reconocer que su crítica será imposible si no se acepta antes el fracaso catastrófico del marxismo leninismo y sus utopías.


Más: ese tipo de crítica tan radical como vacía no es una alternativa al “sistema” porque la “multitud”, incluso argentina, siempre preferirá hamburguesas a comer vidrio y a Jimmy Hendrix a los sermones de Fidel Castro.
De seguir por esta vía la Argentina no tendrá un destino semejante al de Chile, Brasil o Uruguay sino al Santiago del Estero de los Juárez que gobernaron por cinco décadas a través del clientelismo, la corrupción y del crímen y que fueron íntimos de los K. O- una alternativa- a la Catamarca de los Saddi cuyo ex gobernador votó a favor de la ley de medios K, afirmando que de haber existido antes no habría habido tanto escándalo por el crimen de María Soledad, uno de los más aberrantes de los que haya memoria y que fue un invento de los medios. ¿De qué clase de progresismo se trata si como ayer como los Juárez hoy apoyan a señores feudales como Alperovich, Insfrán y Gioia que pretenden eternizarse en el poder? Hay que reconocerles que a diferencia de los K una sinceridad brutal que no los llevó a apelar a Carl Schmitt ni a tener un elenco cartabiertista, todavía admiradores de sociedades colectivistas como Cuba, liquidadoras de las garantías más elementales del ciudadano, dispuestos a argumentar cualquier cosa para justificar el engrendro de una "ideología argentina" que puede llegar a sostener que Julio César Strassera, el fiscal de las Juntas, fue cómplice de la dictadura militar o que Chávez es un campeón de la libertad de expresión en Venezuela, entre otras cosas. Hay que diferenciar los mitómanos actuales de los sofistas antiguos.

Una Argentina fordista que quiere repetir el industrialismo de los cuarenta basado en la sustitución de importaciones que vive de las zonas globalizadas de la economía y que el mismo Perón enterró cuando la crisis de la balanza de pagos de los cincuenta mediante la Ley de inversiones extranjeras de 1952. Ahí murió el peronismo histórico y su distribucionismo: tanto el menemismo- con fachada liberal- como el kirchernismo disfrazado de keynesiano- son dos caras de la misma moneda de una clase delictiva que conforma nuestro capitalismo mafioso o de amigos. Los medios K han logrado imponer la falacia de que el poder lo tienen los otros y ellos son la oposición, algo que no demuestra para nada el uso abusivo de la pauta publicitaria, el sistema impositivo, la cooptación del Consejo de la Magistratura y del Indec, la compra de voluntades en el Congreso, la atribución de cuentas en el extranjero a opositores antes de una elección y fábulas respecto a medios que si tienen una posición predominante en el mercado ha sido por las conseciones otorgadas cuando eran aliados que ahora quieren revocar para las telefónicas, pretextado el Pueblo.

La aparición final de un estanilista de fuste es la mejor prueba que no pudieron torcerte el brazo. La sinonimia que se gestó en esa década quedó desconectada en su mismo Ideal. A mi me sirvió para leer hasta qué punto la primera vez es tragedia, los setenta, la segunda farsa, los ochenta, y en la tercera vez, que Marx no pensó, la realidad política, talismán de esa generación de idólatras de una violencia fundadora que sólo dio lugar a gulags, se ha convertido en pornografía por negarse a reconocer la tragedia.
Si la palabra puede dar voz a los muertos pienso que no pudieron convertir tu carta en una página en blanco. Esas dos muertes no son “enemigas”, contrarias a los miles de asesinados y torturados por la dictadura militar como quisieran hacernos creer esos hombres hechos a imagen y semejanza de una ideología de granito, hoy en sociedad con el capitalismo “diplomático” mafioso, asistidos por una banda de psicólogos y sociólogos compañeros de ruta que trabajan para demostrar que si la verdad produjera semejanzas el nihilismo no hubiera extendido el sí matarás a continentes enteros ni hoy sus vedettes ideológicas de temporada harían de su negación el refugio de de un porvenir tan ilusorio como siniestro.





















[1] Esta carta a Oscar del Barco la escribo para argumentarle con más detalles otra anterior, referida sólo a su polémica con la revista Conjetural y León Rozichtzner. donde afirmo que la polémica en torno a su carta inicial es no sólo es con tales o cuales interlocutores sino con una cultura que viene de décadas y cuya “realidad política” lee siempre lo mismo a través de sus metamorfosis. Este trabajo se publicó posteriormente en No Matar. Sobre la Responsabilidad. Segundo volumen, Universidad nacional de Córdoba, 2010, Argentina.
[2] Lo que abunda en la obra de Artl es la delación que las lecturas tipo Contorno constituyeron en cultura. Así se te considera “traidor” respecto de una política que criticaste.
[3] Doan Van Toai en El Gulag vietnamita desmiente la política de clemencia del presidente Ho, ostensible en el ataque a las poblaciones en Saigón luego de la retirada norteamericana en y narra las masacres que comienzan en 1975 y que incluyen a religiosos y masivas detenciones con peores condiciones que las prisiones coloniales francesas donde se cita el testamento de los prisioneros de Vietnam donde éstos piden a la Cruz Roja internacional y a las organizaciones humanitarias “un comprimido de cianuro para poner fin a nuestro sufrimiento y nuestra humillación”. La carta espera todavía respuesta y muestra un desinterés humanitario universal respecto a las víctimas del comunismo.
[4] La gran literatura cubana de Cabrera Infante, Carlos Franqui, Huber Matos, Reynaldo Arenas que narra la expropiación de una revolución que se comprometía a ser democrática en Sierra Maestra por los comunistas Guevara y Raúl Castro ha sido obviada con sus testimonios. Seguel habla de “una ausencia total derechos para los trabajadores que es absurda, arcaica, dictatorial, asesina y criminal” (Perfil, junio, 2007) Ningún desmentido a lo que Arenas caracteriza como superestanilismo.
[5] El mes pasado la televisión alemana difundió un documental sobre Cuba que exaltaba el régimen como paraíso de la solidaridad y podría haber sido escrito por Rozitchtner. Por eso lo llamo global, en tanto supone una lectura de un mundo que refuerza el oscurantismo tercermundista.
El avance de la Insignificancia, Eudeba, 1966. Castoriadis con Claude Lefort desde fines de los cincuenta estuvieron entre los primeros en denunciar los “socialismos concretos”, los crímenes de Mao y el carácter siniestro de la dictadura de Fidel Castro. No tuvieron eco. También Castoriadis cuestiona la mitologización que los árabes han hecho de sí mismos como víctimas y describe sus estados como afines a un sistema estanilista. Siria es el ejemplo más evidente.
[7] Cuando hablo de lo pornográfico no hago una analogía directa con un fin de tipo erótico, automático donde los cuerpos entran en conexión sin historia o palabra, pero si con ese tipo mecanismo que se extiende contractualmente a los discursos e instituciones “estéticamente” con el objeto de negar o banalizar masacres y genocidios que no respondan al poder sublime de la ideología.
[8] Fuimos soldados, Marcelo Larraquy, Aguilar,2006.
[9] El derecho a la información es un derecho humano imprescriptible para el ciudadano según la Constitución de 1994. Negarlo es un modo de abolir el espacio público. Cristina Kirchner presidiendo la Comisión de Asuntos Constitucionales lo neutralizó mediante trabas absurdas que contradicen los estándares internacionales mínimos en 2005. Ese año el fiscal Manuel Garrido había denunciado a Claudio Uberti por un tema de peajes y fue desestimado por el Poder Judicial. Este funcionario vial aparecerá vinculado al caso de la valija chavista que crea sospechas sobre una campaña presidencial financiada con narcodólares. Este “detalle” y otros hablan de un Estado mafioso y cleptocrático.
[10] Cuando el ex presidente esclareció a los intelectuales que las falsificaciones del Indec contribuyen a bajar la deuda pública ajustada por CER lo que hizo fue presentar a la Argentina como un estado fraudulento.
[11] Los ideólogos del populismo se atribuyeron la etapa de un crecimiento inédito en la economía mundial que sacó poblaciones enteras – China, India, Nigeria – del hambre gracias a la globalización financiera. Sólo les falta proponer al increíble Remes Lenicov para que repare la “falla sistémica” en Wall Strett.
[12] Le Monde Diplomatique no apoya un socialismo de tipo castrista sino a capitalismos mafiosos que no son Australia ni Irlanda – donde se han hecho bien las cosas – que llama nacionales, como Rusia, Venezuela, Irán como alternativas al capitalismo liberal que según esta ideología maniquea responde a Estados Unidos, es decir, al enemigo. Ha tenido una gran influencia en la lectura de acontecimientos como el genocidio en Bosnia y el Kosovo, presentando a Milosevic como un nacionalista y ahora justificando el ataque de Putin a Georgia como una resistencia al Imperio. La página internacional de Clarín suena a refrito de Le Monde: ahí Oscar Raúl Cardoso llega a afirmar que la Unión Soviética siempre actuó…¡defensivamente!. ¡Menos mal! Por razones de trabajo tendría que visitar Polonia, Lituania, Finlandia y Estonia y preguntar que “defensivo” les resultaba el Ejército Rojo.
[13] Para dar uno entre muchos ejemplos: Jean Claude Milner publicó un libro excepcional, Les penchant criminels de l´ Europe démocratique sobre el cual un coro lacaniano repite:¡Se equivoca en las fórmulas de sexuación! Milner examina ahí el paradigma palestino como una invención siniestra del progresismo europeo tercermunista que es una inversión del paradigma vietnamita ya en desuso: ahora el pueblo no debe luchar ante el enemigo sino debe ser siempre víctima, programar la propia autodestrucción a través de sus dirigentes. No dicen una palabra del planteo político y lo mandan a hacer un curso, igualito que a vos. La compulsión repetitiva de les nota en tanto que repiten las palabras y los ritos para conjurar cualquier cosa que active al Otro.
[14] Eric Marty en Une Querelle avec Alain Badiou(Gallimard, 2007), refuta en Estado de Excepción de Agamben la comparación de la prisión norteamericana – donde se reconoce la presión sobre los prisioneros- y las cámaras de gas nazis, que vuelve equivalentes a los talibanes detenidos con seis millones de judíos exterminados. Es cierto que la tortura a prisioneros contradice los valores de Estados Unidos. Pero los talibanes rusos rechazaron ser extraditados a Moscú, afirmando que allí se los trataba con respeto(Le Monde, agosto 2003). Es que conocen a Putin, que obviamente para Agamben no existe en el juego de fuerzas global como no existió el Gulag ni existe tampoco el terrorismo islamita: es Occidente el único malo de una película urdida académicamente. El primer juicio en Guantánamo por parte de un tribunal de seis jueces militares culminó con una absolución del “lager” yanqui. También demuestra la coloración leninista que tergiversa el tópico de la violencia pura en Benjamín, omitiendo su vínculo con el Antiguo Testamento.
[15] Jean Ponk fue enviado como emisario de la ONU a Darfur en 2004, cuando se generalizó ese “genocidio en cámara lenta” (Nicholas Kristof) por parte de las milicias gubernamentales de Khartum contra musulmanes negros y otras minorías indefensas- que ya supera las doscientos mil víctimas, además de las violaciones a que se someten las mujeres para que no las maten – y pidió una intervención distinta a la de la Unión Africana. Esto le valió la expulsión de la ONU que envió 17.000 cascos azules para hacer acto de presencia. Este hecho se repite por décadas: la ONU se especializa en mirar los genocidios por TV como en Ruanda y Sebreninca y si interviene Estados Unidos – como en Somalia, Bosnia y Kosovo – militarmente para parar la masacre que tiende a ser ilimitada, la canalla intelectual de Occidente recién pone su grito en el cielo hablando de imperialismo, algo que ahora extiende a las organizaciones humanitarias como Médicos sin Fronteras. Sus únicos muertos dignos son los palestinos o los jihadistas de la guerra de Irak, no los inocentes que ellos hacen volar a montones en las mezquitas. Son todos Oliver Stone que fue con su cámara a la selva colombiana para filmar las proezas de Chávez liberando rehenes y, tras papelón, tuvo que guardarla para otra oportunidad.
[16] Simon Leys escribe: “ Es en España donde el descubre toda la ferocidad de la bestia: después de haber sido herido gravemente por una bala fascista, el no pasó a la retaguardia y vio a que los homicidas estalinianos estaban menos deseosos de defender la república que de aniquilar a sus aliados anarquistas. Vuelto a Inglaterra, cuando quiso testimoniar el modo en que los comunistas habían traicionado la causa republicana en España, se sustrae al silencio y la calumnia organizada por los comisarios del Comitern y sus auxiliares benévolos de izquierda, que, con el fin de poder tranquilamente rescribir la Historia, se habían jurado amordazar a los combatientes que retornaban del frente.”( Orwell o L´horreur de la politique, Plon, 2006). Y en Looking Back on the Spanish War leemos la revelación de que grandes batallas que supuestamente libraron los comunistas nunca existieron y tropas que habían combatido con coraje ser tratadas de traidoras, “una superestructura de emociones y acontecimientos que jamás habían ocurrido”, como si el mismísimo Eric Hobsbawm lo hubiese contado antes de acontecido.
[17] Andre Gluksmann en Ouest contre Ouest, Plon, 2003, partiendo del bombardeo indiscriminado de Ho-Chi Min en la entrada una Saigón que ya había capitulado muestra dos formas distintas de hacer la guerra por parte de una democracia o de un sistema totalitario o autocrático confrontando la invasión angloamericana a Bagdad con el bombardeo de Putin a Grozni : los 4000 caídos de la guardia de Saddam en una población de más de veinte millones ante los casi 200.000 chechenos sobre un millón de habitantes. Examina los gastos militares de EEUU con el objeto de apuntar a blancos militares específicos y la burla de los oficiales rusos, educados en la escuela del gencidio, como sucedió a partir de 1979 con el bombardeo sostenido de Kabul durante ocho años que dejó un millón de muertos y que fue indiferente a la prensa internacional . También difieren en los objetivos ya que instaurar una democracia es diferente que reducir a la población a la esclavitud como ocurre con los musulmanes chechenos. ¿Alguien imagina lo que habría ocurrido si una periodista como Anna Politkovskaya, que defendió los derechos civiles de los chechenos denunciando a Putin – acusado de haberla asesinado – hubiera tenido un destino semejante en EEUU? El mundo se habría movilizado con justificada indignación. Putín ya sabe que puede hacer lo que quiera con los que se le oponen, la prensa “diplomatique” trabaja para él.
[18] Carl Schmitt, teólogo de la política, FCE, 2001.
[19] En la alucinante caída de la República de Weimar, el Partido Comunista tuvo su responsabilidad en el triunfo del nazismo al caracterizar a los socialdemócratas como “socialfascistas” siguiendo al Comitern que los consideraba peores enemigos que los nazis. Pensaban que según las leyes de la Historia, tomarían el poder luego de su derrota. Sabían quién era el enemigo pero trabajaron para él por odio a la democracia, algo que tenían en común con él.
[20] Un año después de la resolución 3379 de la ONU en 1975, propuesta por el Kremlin que asimila sionismo a racismo y reactiva el antisemitismo, Michel Foucault dio un seminario, IL faut defendre la societé, donde toma a la Biblia como una “contrahistoria” respecto de los tres órdenes del sistema indoeuropeo que pasando por la Roma de los Césares llega al Reich Alemán. El sionismo está en las antípodas del racismo que le atribuyen sus enemigos, que casualmente es su política.
[21] Macedonio Fernández en Teorías, ante los nacionalismos y fascismos del veinte, anticipa la Segunda Guerra Mundial afirmando que la Argentina deberá alienarse contra ellos y el comunismo con los países sostienen un “máximo de individuo” que han hecho posible la libertad en el mundo, Inglaterra y Estados Unidos como posteriormente lo hizo Brasil. Afirma un polo de soberanía occidental, atlantista, contrario a Scalabrini Ortiz y quienes estuvieron como Perón del lado del Eje y quienes todavía tienen nostalgia del Muro y de los gulags. Escribí sobre el tema- Tokomoma, 2003- asombrado de cómo todas las lecturas omiten olímpicamente las posiciones políticas y bélicas del autor que en los años veinte ya decía que el “determinismo económico y el materialismo histórico” ya cursaron su curso. Hoy los países que ven en la Libertad “Lo único que hace histórica e historiable la humanidad” (Macedonio) un valor deberían dejarle la ONU a las dictaduras o excluirse el gran Munich que preparan, un nuevo suicidio monitoreado por los ideólogos de la euromiopía.
[22] Quien quiera enterarse del funcionamiento criminal del aparato de Seguridad del Estado en Cuba puede leer Antes que anochezca de Reynaldo Arenas(Tusquets,1992) que narra el “superestanilismo” de un sistema de vigilancia y delación generalizada y lo que llama el parametraje de los sujetos: el que no encaje en el modelo – en su caso es por homosexualidad -es enviado a los campos de concentración como El Central donde cuenta los suicidios de negros y de indios para eludir un trabajo peor que la muerte en el cañaveral, y de otros pobres diablos asesinados de un tiro en a cabeza por nada. Es un sistema que destruye toda forma de espontaneidad ( ética) en el ser humano en función de una Moral que se confunde con el sadismo de Fidel Castro: el Estado en persona que fabrica fábulas “antiimperialistas” como la de los pescadores. Conducta impropia, film de Néstor Almendros, muestra cómo se trata a los homosexuales.
[23] Muchos amigos, más circunspectos, menos rebeldes que yo, en tiempos estudiantiles, de un día para otro decidieron tomar las armas. Nunca logré, discusiones ideológicas aparte, convencerlos que a partir de 1974 los esperaban armados con uñas y dientes. Un argumento era: cuanto más represión, más cerca estaremos de la Revolución, el pueblo va a seguirnos. Otro: los milicos son cobardes, ganamos seguro. Esto último es fruto de las enseñanzas de Guevara que a diferencia de Mao siempre fue pésimo como militar, y no sólo por la estrategia suicida trasladar la guerra Vietnam que era de tipo colonial a países capitalistas en América Latina. No eran ángeles, pero había en ellos mucha ingenuidad, alentada por los ideólogos. Por eso no tengo simpatía por profesores sartreanos que le decían a uno: “Dejá el libro, pibe, agarrá el fusil” y cuando las papas quemaban se iban a Nueva York, Barcelona, París.
[24] León Poliakov, De Gengis Khan a Lenin, Mucnick, 1985. Quienquiera saber de qué se trata no tendrá que limitarse sólo a la obra de Solseynistein a partir de la cual se rompe el paradigma totalitario por el cual ser anticomunista es siempre ser fascista. Existe el Manuel du Gulag, del lingüista Jaques Rossi (Cherche midi éditeur,1997) o L homme en trop de Claude Lefort( Ed. du Seuil,1976).
[25] En El hombre desplazado- Taurus, 1996 – Tzvetan Todorov, escribe: “Los muchachos aficionados a los pantalones ajustados o las muchachas en minifalda pueden encontrarse, tras una o dos advertencias, en un campo de concentración del que tal vez no regresen con vida. Toda música que tenga la menor relación con el jazz o el rock es sospechosa, por occidental, luego enemiga, al igual que todo baile posterior al tango. Un testigo, director de cine de época, recuerda haber sido detenido y juzgado en 1964, por haber bailado el twist…)
[26] Si hay algo que ha sido silenciado en el siglo veinte fueron los exterminios y las masacres de los afrocomunismos en Angola, Etiopía, Zambia, el Congo.
[27] La obra de Hosbwaum le ahorra unos cuarenta millones de muertos al comunismo y se refiere al período que va de 1945 a 1973 como ¡la edad de oro del siglo XX!, pasando por alto las invasiones comunistas de Corea y Vietnam, el gulag, Budapest, Praga, Pol Pot y hoy ha entrado en contradicción con los propios archivos de la KGB al atribuir a los nazis la masacre de Katin, fruto del pacto Hitler –Stalin: veinte mil polacos asesinados con ayuda de vodka sobre la que hay un reciente film de Vadja.
[28] Por primera vez hay una Internacional de la izquierda en América Latina, Noam Chomsky, Perfil, mayo de 2006. Chomsky ha negado sin retractarse las masacres de Ho Chi Min , el genocidio de Polt Pot y se ha burlado de los pogroms en Rusia y desestimado como una exageración el genocidio de Sebreninca porque va en contra de sus ideales onusianos de no intervención ante la masacre. El terrorismo jihadista actual para él se debe a la guerra de Irak como si antes no hubiera existido En ningún momento repara que los blancos en Irak apuntan a musulmanes indefensos y catorce millones votaron por un gobierno democrático. Le falta explicar cómo la invasión de Jerjes a Grecia fue alentada por la CIA para luego de vencerlo quedarse con el petróleo ni por qué no emprendió una guerra contra Canadá, donde están las mayores reservas bituminosas del mundo o se invade a sí mismo en Alaska para quedarse con el agua.
[29]C´est Israel, le vrai responsable, Le Monde, 27//2006. La información no sólo ha sido desmentida por Claude Lazmann y otros sino por el propio grupo Hezbolá que reconoció orgulloso haber iniciado la guerra y hoy tiene como rehén al Líbano y predomina como brazo armado de Irán en Palestina aunque no tenga ningún conflicto territorial con Israel.
[30] En Le Monde – 3/8/2006, Lanzmann refiere que los proyectiles de Hezbolá ya caían sobre el sur de Israel antes de la captura del sargento Shalit al norte de Israel en una emboscada en momentos previos en que Abbas y Olmert negociaban la paz, algo que esta organización pro iraní no alienta.
[31] Está demás decir que este hecho donde se asesinó a cientos de civiles ha sido fragmentado por los ideólogos de la historia el Líbano, donde parecen no haber existido las sucesivas series de matanzas de la OLP contra cristianos –el monasterio de Deir Ayach,1975, la aldea de Kab Eías, en las ciudades de Damour y Jiek, las víctimas de Bechir, asesinadas mientras dormían, la destrucción total de Hoche Barada y otros hechos que hacen que Siria invada el país en 1978 para “proteger” a los cristianos…iniciando una guerra terrorista contra los civiles de libaneses opuestos a la invasión, sin que los ideólogos del “antiimperialismo” hagan el menor reproche a Sira ni a Hezbolá cuyos integrantes de consideran iraquíes.
[32] Fundamentos del Leninismo, José Stalin, Editorial Problemas, 1924.
[33] Un lacaniano, haciendo eco en Badiou, argumentaba que “el terrorismo es una palabra vacía”. Falso: es distinto definir al terrorismo como guerra contra los civiles que hacerlo desde la autocracia que considera terroristas a todos los que no piensan igual que la Nomenclatura.
[34] Es obvio que el pasaje al capitalismo globalizado y financiero permitió a China y Vietnam terminar con las hambrunas pero son estados donde no existen garantías individuales para los ciudadanos. Probablemente, Cuba tome esos modelos para salir de la pobreza pero sin libertades. Esto es impensable para los ideales teocráticos de los fundamentalistas porque se sienten afectados no por una ideología sino por las mismas costumbres: la guerra no es contra un Estado sino contra la civilización misma, lo que vuelve imposible toda tentativa de paz.
[35] Laurent Dispot en La machine à terreur estudia los vínculos del estado terrorista de Lenin con la termodinámica y hace este comentario: “ Stalin le refirió a Malraux que tuvo una discusión con Lenin sobre si era necesario matar a seis millones de personas para asentar el régimen. Al lado de esto, Hitler, Pinochet y Videla juntos parecen poca cosa.”
[36] David Viñas, Literatura argentina y realidad política, Jorge Alvarez editor, 1964
[37] L´ane prochain á Lahasa, Claude Levenson, Picquier Proche,2006. Este informa que las transferencias actuales de población han reducido a los tibeteanos a una minoría nacional.
[38] Simon Leys, en Ombres Chinoises-10/18 1974, cita el texto de Barthes – publicado en Le Monde, mayo de 1974- en tiempos de los fusilamientos masivos y que desencadenó el proceso a Lin Piao y lee en las listas de los fusilados: “ un gran chorro lírico, elegante, herboso” , es lo único que ve en una ciudad atestada de retratos de Stalin y de Mao, descubriendo lo ridículo que somos cuando nuestra tarea intelectual es descubrir un sentido”. Se entiende ahora por qué el sentido cuenta tan poco para Barthes, lo detenta el Partido y el puede suspenderlo indefinidamente, como dice Leys, tomando el té con señoras.
[39] En una nota aparecida en Noticias, junio, 2007, Bienvenido George, Claudio Fantini una misma escena que se repite en Albania, Polonia, Bulgaria y Hungría: Bush es aclamado por la multitud de los países que padecieron en carne propia el comunismo y que todavía se sienten amenazados por el centralismo zarista de Putín.
[40] Si alguien quisiera captar la historia por una vía ajena a Hosbwbaum y otros histriones podría partir de la declaración de la embajada de Lituania explicando el por qué de su ausencia en el 60 aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial no concurrió a Moscú porque a consecuencia del pacto Hitler Stalin “el ejército soviético invadió Lituania, ocupando su material enorme con la rusificación del país, el exterminio sistemático de poblaciones enteras desterradas y condenadas a morir de frío en Siberia, fusilamientos e internación de los inhumanos hospitales psiquiátricos de los patriotas disidentes, entre otros horrores.”- (Por qué Lituania no estuvo en Moscú, Clarín, 12/472005)
[41] En el extraordinario relato La voix d¨une autre Serbie( Parole et Silence,,1999), Mirko Djordjevich, serbio y cristiano narra la “noche comunista balcánica, la noche serbia” y casi en eco con tu carta, grita: La esperanza de Serbia está en las entrañas del Seol. Las palabras y las escenas que coexisten con el asesinato masivo de mujeres, niños, el bombardeo a Iglesias por parte de quienes la prensa negacionista – escuela Hobsbawn - presentó solamente como nacionalistas. Los comunistas se aferran a las leyendas heroicas de quienes tienen a Mein Kampk como libro de cabecera: ¿”Que renacimiento nacional se va a construir sobre la ejecución pública de todos los niños de Bosnia?”. Describe la utopía titista y las versiones occidentales que no saben lo que dicen. El periodismo aquí llegó a hablar de la nostalgia de esos pueblos por el comunismo…
[42] Reynaldo Arenas y otros prisioneros en Cuba se las arreglaron para enviar denuncias a la UNESCO y a la Cruz Roja, nunca respondidas. Basta leer, por otra parte, los libros de la UNESCO para niños palestinos para preguntarse si Goebbels no trabajó en ese organismo “multilateral”.
[43] En Rusia resurge- Le Monde diplomatique, septiembre, 2008-, Serge Halimi ironiza sobre las milicias de los serbios “malos” de Milosevic que asesinaron a mansalva unos dos cientos mil musulmanes bosnios y cincuenta mil católicos croatas, bombardearon iglesias franciscanas, escuelas, devastaron la biblioteca de Sarajevo, detenidos por la tardía intervención de la OTAN, con lo cual se burla de niños, mujeres y ancianos asesinados por el solo hecho de no ser serbios al considerarlos como una caprichosa “autodeterminación de minorías” para justificar el avance de Putin sobre “sus” minorías, como si éstas le pertenecieran aunque haya violado el derecho internacional. La escuela negacionista de Hosbwaum está a la cabeza de la quema de neuronas en la Argentina.