lunes, 11 de agosto de 2008

La restalinización

El antisemitismo que viene - Alain Finkielkraunt



La obra de Alain Finkielkraunt es relativamente conocida en nuestro país. El gusto por las etiquetas lo ha ubicado en una fantasmal "nueva derecha", aunque podría decirse que su obra se sitúa en las antípodas del antisemitismo de la tradicional, sea la de Maurras o la de Le Pen. Este tipo de identificación parece efecto de la restalinización que argumenta. No tiene mucho que ver con los antiglobalizadores como el rey del roquefort José Bové que se resisten a la entrada de productos extranjeros haciéndose subvencionar por el contribuyente, o las coincidencias de fondo de un Le Pen y un Regis Debray que se hicieron evidentes en el común rechazo respecto de la intervención de la Otan en Kosovo para detener un genocidio anunciado y realizado. Es un lector atento de Hannah Arendt y de Emmanuel Levinas,
Finkielkraunt es un crítico de los dos grandes totalitarismos del siglo – nazismo y comunismo – y sus efectos actuales en la cultura francesa que tiende al ombligismo.
Ante los actos vandálicos - con crímenes y manifestaciones antisemitas incluidos - cometidos en los suburbios de Francia entre los que participaron distintos grupos étnicos - entre ellos árabes y negros - Finkielkraut ocupó el centro de la escena intelectual en diciembre de 2005 cuando declaró que estos grupos se libraron a un “pogrom antirepublicano” y que estas minorías son de imposible integración, tesis diferente a la de André Glusksmann que afirma que estos vándalos son perfectamente franceses y que incendiar y matar es el modo que tienen de manifestar su integración propio de una cultura marcada por el nihilismo. La escena intelectual se llenó de cientos de voces desde derecha e izquierda. Hoy la xenofobia reaparece en Francia – y en toda Europa - y la gauche de la gauche ha llegado a calificar a Nicolás Sarkoky como “nazi”. El problema excede las leyes de migración. Muchos indocumentados que cultivan un islam extremista, llegados de Pakistán y de Irak han creado zonas liberadas donde las mujeres francesas tienen que andar con velo al mismo tiempo que presionan o asesinan a mujeres musulmanas que tienen contacto con extranjeros. El presidente francés, no ha hecho deportaciones ni está preparando cámaras de gas. La izquierda caviar sigue pensando el mundo con las dimensiones de una pequeña aldea setentista y cree defender a fantasmales pueblos oprimidos justificando a los peores dictadores- los Al Baschir, los Kadafi, Mugabe, Lunarchensko, etc- eludiendo los lugares donde las masacres están al orden del día.



Si Sarkosy es “nazi” qué le queda al presidente de Sudán que está llevando a cabo un genocidio desde 2004 con milicias llamadas “gubernamentales” eufemísticamente por la prensa y que ya ha asesinado de 250.000 civiles, entre ellos mujeres y niños, o al Partido Comunista Chino que desde tiempos de Mao ha hecho periódicas limpiezas étnicas en el Tibet ( a tal punto que la población tibeteana es ya menor que la de los ocupantes chinos) o a Vladimir Putin que recientemente ha atacado – con muerte de gran número de civiles, tomados indistintamente como blancos – los deseos de autonomía de una provincia de Georgia.



La ONU, otra vez, se ha revelado como Organización de la Nada Universal: Rusia forma parte del Consejo de Seguridad. Es tiempo de preguntarse de qué Seguridad…
Sarkosy fue sin embargo una de las pocas voces que denunció el genocidio en Sudán y la primera, antes que EEUU, que mostró su repudio ante los acontecimientos del Tibet. Esta lectura del mundo habla de un negacionismo que la gauche de la gauche tiene incoporado y la consecuencia es la reestalinización que interpreta para un público cautivo un mundo inexistente o hecho a su medida.
Lo evidente es que el modelo francés de integración ha fracasado a diferencia del modelo multicultural norteamericano y argentino, en esto ha habido un trabajo notable, errores incluidos, de la hoy demonizada generación del ochenta, culpable para estalinistas y populistas criollos de todos los males del país, especialmente de haberlo colocado entre los primeros del mundo.
En Francia opinar sobre grupos étnicos puede ser objeto de pleito judicial. El antiracismo a ultranza propicia el fascismo que dice combatir: si un negro mata es asesino no por el color de piel sin por el acto que comete. A eso se refiere Finkielkraut cuando habla con expresiones contundentes. Hasta Elisaberth Badinter salió en su defensa, reivindicando su “voz valiosa”, además de Pascal Bruckner, autor de El Sollozo del Hombre Blanco donde analizaba la culpabilización de Occidente, acusado de todos los males de la tierra por él mismo ya que es la única civilización que practica la autocrítica. Bruckner pedía que el racismo antiblanco fuera denunciado como es el deber de hacerlo con cualquier otro.



El genocida Robert Mugabe ha asesinado a gusto decenas de miles de pobladores blancos en Zimbaube para hacer su delirante reforma negro - maoísta (nuestros populistas al estilo Laclau no quieren enterarse) y casi toda Africa prueba que los estados nación que se formaron luego del colonialismo europeo han sido el lugar de las masacres más permanentes, por ejemplo, el genocidio de Ruanda nunca hubiera acontecido en un protectorado europeo.
Buckner defiende a Finkielkraut ironizando sobre quienes acusan a Francia de actuar de manera “colonial” sobre su propio territorio, como si en Clichy- sous- Bois se continuara el combate de Die Bien Phu, decisivo en la derrota francesa en Vietnam y considera una estupidez abrumadora el ataque a un historiador como Olivier Pétré - Greonouilleau que por haber estudiado las formas de esclavitud - africana, árabe y occidental- fue procesado en los tribunales. Los hábitos estanilistas, que en Le Monde Diplomatique están a la orden del día, han retornado y hacen a la “imposibilidad de tener un debate sobre el islam radical, la inmigración, el nacionalismo sin ser tratado de fascista” que informan de la gran confusión mental, que amenaza al mismo derecho, en cuanto a los intentos de introducir la Sharia y la moral de los beduinos con el argumento del relativismo moral.



Lo que sería una entrada de los fundamentalistas al derecho vía jacobina, es decir, la Tolerancia mano a mano del Terror y por la cual el mismo Voltaire sería llevado a los tribunales, paso previo al asesinato directo. Ya han sido varios los intelectuales amenazados de muerte en Francia por pronunciarse contra el totalitarismo islámico, el más notorio es Redeker.
En este reportaje además de señalar la insistencia en la negación sistemática de Noam Chomsky respecto del genocidio camboyano resulta evidente que esa negación es necesaria para que ese discurso se constituya en la axiomática que atribuye todas las pestes del mundo, EEUU e Israel, lo otro queda impune. Chomsky ha llegado a apoyar a Al Baschir y atribuir el ataque de Hezbollah, combinado con Hamas y Siria a Israel en el 2006 que fue desmentido por sus propios autores que se vanagloriaron de haber ganado la guerra. Sucede que Chomsky habla para los consumidores constestatarios del estado universitario global que piensa el mundo no como la jungla que es sino como un gran Kindergarten. entonces tenía el nombre de Busharon desde el La revista londinense Prospet a principios del 2005 - sobre veinte mil votantes - proclamó a Chomsky “el principal intelectual del mundo” y se podría decir que eso es “justo” desde la óptica del estado universitario global – me refiero a gran la mafia intelectual que vive del mito de la defensa de los pueblos oprimidos y que influye en la UNESCO y la ONU - que puede condensarse en la extraordinaria definición que dio al recibir el premio de la inteligencia : “Ser inteligente es usar la inteligencia para decidir que es lo correcto”
La verdad y las formas de llegar a ellas no cuentan. Sólo lo correcto para un público que vive angustiado de no querer angustiarse. No hay mejor modo de definir al zombi contemporáneo. El premio informa de una cultura que ha entrado en una fase de nihilismo terminal.



En un reportaje concedido a The Guardian a propósito del premio que ganó donde Chomsky se revela como fantoche negacionista en acto y , lejos de retractarse de mentiras ya evidentes, minimiza masacres de millones de personas inocentes porque no encajan en su antiimperialismo profesional : dice que el Khemer Rouge “no era tan malo como decían” - mató casi dos millones de personas en tres años sobre una población de ocho millones, minimiza también las limpiezas étnicas de Bosnia y ya que está también a los pogroms de los años treinta en la Unión Soviética que tampoco “eran tan malos según los patrones contemporáneos”.



Chomsky ha llegado a escribir que Estados Unidos urdió el Plan Marshall para apoderarse de Europa...es tomado como una referencia seria por la izquierda zombi- castrotercermunista al que provee de antinorteamericanismo escolar. Chomsky, es el mejor ejemplo del pasaje de lo políticamente correcto a lo políticamente abyecto.



Si la Unión Soviética y sus satélites fueron presentados como modelos de justicia y derechos humanos y libertad durante casi un siglo por descerebradas eminencias intelectuales, no es extraño que hoy el antirracismo sea la estrategia de los herederos del nazismo y el comunismo que ven a los judíos que defienden los límites de su Estado como “guardianes de campo”, hay que entender de concentración, un modo de legitimar las acciones de los grupos terroristas, los menos interesados en la paz ya que se trata de una de las industrias más financiadas que existe.
Reproduzco un reportaje aparecido en Le Figaro a propósito de la publicación de Au nombre de l ´Autre en 2003. Luis Thonis.






Le Figaro : En El en nombre del Otro a usted lo inquieta el desenvolvimiento de un antisemitismo bajo el paraguas progresista. ¿Qué le espera a Europa?
Alain Finkielkraut- : Después de un breve paréntesis han retornado los grandes simplificadores. Se asiste, después del fin del comunismo, a una restalinización estremecedora de una parte de la inteligencia y del movimiento social. Al no tener adversario a su medida, Estados Unidos aparece omnipotente. Y esta imagen de la omnipotencia americana deriva en la idea perniciosa: todas las desdichas son percibidas como crímenes, el universo parece constituirse de voluntades subjetivas, aquellas que resisten al mal y aquellas que lo fomentan. Es así que el pensamiento de un complot se apodera de nuevo de los espíritus débiles, y quien dice conspiración dice tarde o temprano sea la de Los Protocolos de los Sabios de Sion.
- ¿Está revuelto el período antitotalitario?
- AF-: Se podría esperar salir del siglo XX con otra idea de la política que esta representación robesperriana de la lucha de la humanidad contra sus enemigos. Luego de la caída del muro de Berlín, ha habido un renacer paradojal de eso. De nuevo se oculta el carácter trágico de la política. El antiamericanismo no es menos violento que en los 50. Cuando Estados Unidos es víctima el 11 de septiembre, lo es por ser una hiperpotencia. La única originalidad de nuestra época es la adjunción de Israel al campo del mal absoluto. Así, durante la movilización contra la guerra de Irak, se ha inventado una nueva entidad demoníaca: Busharon.
- Luego de los atentados de Badgad contra la sede de la ONU y de Nadjaf, se habla de nuevo de un “empantanamiento” de Whashington en las arenas de la Mesopotamia. ¿Que piensa el respecto?
- AF-: Como lo muestra Pierre Hassner, Estados Unidos, luego del 11 de septiembre, se siente a la vez vulnerable e invencible. Este cóctel es inquietante y sospecho, como muchos otros, que la casa Blanca ha conducido los hechos del mundo en un estado de ebriedad. Pero es odioso frotarse las manos cuando las cosas van mal, como si el terrorismo islamita no fuera nuestro enemigo común, y es idiota afirmar que Estados Unidos hoy tiene la misma política que durante la guerra fría
-¿Los Estados Unidos se autorizan, en nombre de la lucha contra el terrorismo, en alternar la legalidad internacional y crean Estados de excepción como durante la guerra fría?
- AF-: Frente a la Unión Soviética los norteamericanos podían sin escrúpulos, sostener regímenes corruptos, ver instalarse dictaduras. Soy de la generación que ha venido a la política entre la guerra de Vietnam y la caída de Allende por obra de Pinochet y la Cia. Se quiere que al América actual sea la misma de entonces. Pero abramos los ojos: Milosevic, los talibanes, Saddam Hussein. Los norteamericanos ahora hacen caer dictaduras. Es esta misión lo que los embriaga peligrosamente. Demasiado realistas antes, quizá no son lo bastante kissingerianos hoy. Realista a su manera, Hubert Vedrine tiene en razón en decir que no se bombardea democracias.([1]) Pero Europa se engaña al creer que un mundo multipolar puede oficiar como democracia mundial.
-¿Se puede seriamente ver el retorno de una retórica de Los Protocolos de los sabios de Sion en personas que hablan de defensores de Israel como de un “gang” y de la “Star Academy sionista francesa”?
AF-: Esta expresión de Eric Hazan el editor de La industria del Holocausto, hubiera sido escandalosa de haber sido dicha escrita por Le Pen. Pero hete aquí: Eric Hazan es antiracista. Los judíos ya no tienen que responder de su pertenencia a una raza sino de su pretendido racismo.
-¿El antiracismo se ha vuelto un alimento de un nuevo antisemitismo?
AF-: El período racista del antisemitismo está cerrado, y el odio por los judíos se expresa exclusivamente en nombre del antiracismo. Ejemplo: el muro. Los israelitas, como se sabe, han decidido construir una línea de seguridad a lo largo de la “línea verde”. La izquierda israelita esta en el origen de esta iniciativa, que apunta a reforzar la seguridad de Israel. La derecha ha adoptado contra su voluntad una solución que implica concretamente la renuncia al Gran Israel. El gobierno de Sharon traza este muro mordiendo algunos kilómetros sobre el territorio palestino. Esta decisión es criticable: ahoga, por ejemplo, la ciudad palestina de Kaikulya. Pero el discurso hoy en vigor no formula esta crítica legítima. Denuncia un “apartheid”. Etienne Balibar y Henri Korn explican, en Le Monde, que el muro divide la región entre un “pueblo de detenidos” y un “pueblo de guardianes de campo”.
-¿Que anima a los partidarios del muro de separación?
- AF-: No es una ideología racista como en el caso del apartheid, es el miedo al terrorismo palestino. Colocar la grilla de una lectura antiracista sobre la situación israelí - palestina es condenarse a no comprender nada, y sobre todo alimentar el odio más absoluto: el racista es el enemigo del género humano. ¿Si Israel es un pueblo de guardianes de campo, cómo no regocijarse cada vez que un israelita es asesinado? ¿No hace de eso un Mengele al menos? Y nada detiene el odio: los judíos franceses que justifican a un pueblo de guardianes de campo son cómplices del más grande de los crímenes. Es así que se viene a colocar una cruz gamada en el pecho de aquellos sobre los que se colocaba antes una estrella amarilla. Se despliega una animosidad imposible de razonar y muy difícil de combatir porque ella se adosa, para nazificar a los judíos, de la memoria de lo que les ha tocado.
-¿Israel y el nuevo antisemitismo son un “affaire francés “ o una pregunta planteada a Europa?
AF-: Los europeos no están en condiciones de comprender a Israel. Seamos claros: comprender a Israel no quiere decir para mí absolver de todos los actos de su gobierno o de su ejército. No pido impunidad para los israelitas, quiero simplemente arrancar el conflicto de las garras del antiracismo y restituirle su verdad propia. En los tiempos sombríos del siglo XX, Europa ha heredado una confianza muy grande respecto del nacionalismo. Se ha vuelto posnacional: la disolución de las naciones en el mestizaje generalizado le aparece como la mejor respuesta a la locura racista que la ha devastado entre 1939 y 1945.
-Es una justa respuesta al desastre...
-AF-: Uno no puede quejarse para un retorno a la inocencia anterior. Pero la ideología está por tomar la delantera. La ideología, es decir, la lógica de una sola idea, y en concurrencia, la reducción de los hombres a esta alternativa edificante: tolerancia o estigmatización. Todo, en el antiracismo, lleva a la exclusión, como todo, en el marxismo, llevaba a la explotación.
- ¿No exagera un poco?
- AF-: En los recientes campeonatos de atletismo, una atleta jamaiquina ha sido obligada a concurrir bajo otros colores porque ella no era lo bastante rápida para representar a su país de origen. Nos ha sido descrita como la “ en adelante eslovena Marlène Ottey”. Más autóctonos, más extranjeros- las patrias mismas se alienan sobre el modelo del Real Madrid. Los Judíos son una excepción de menos en menos inteligible en el movimiento general de la historia.
-¿Sujetados a Israel, aparecen como un pueblo histórico, marcados por un relato inmemorial y sus sitios bíblicos?
Los Judíos son un pueblo que en la hora de “en adelante Slovena ”, quiere continuar siendo un pueblo. Cierto, hay judíos de todas las razas y de todos los colores, pero judíos por la madre, ellos perpetúan la tradición del derecho de sangre a la hora de derecho del suelo. Como nuestra actualidad no es capaz de pensar el mundo sino en términos de antiracismo, esta perseverancia étnica, y con ella, la idea de Estado judío tienden a aparecer no solamente como exótica sino inaceptable.
- Si retorna una extrema izquierda, como plantea su hipótesis, “negacionista”, ¿es a causa de este antiracismo ideológico? ¿O bien porque reconcilada con los filósofos de la historia ella toma los modos de pensamiento que “niegan” (Furet) la experiencia judía?
- AF-: No es la izquierda institucional la que discuto sino la “izquierda de la izquierda” y su empresa creciente sobre el espíritu del tiempo. En los 68, los izquierdistas leían a Marx, A Trotski o Lenin. En nuestros días, todo el mundo es invitado a leer a Noam Chomsky. Creía que este intelectual estaba deshonrado por su prefacio a Faurrison y por su ardiente negación del genocidio camboyano. Me engañaba. Los editores más prestigiosos se disputan la obra política de un hombre que vuelve inexistente todo crimen o toda infamia donde la entidad americano - sionista no pueda ser considerada responsable.
- ¿Hasta qué punto existe en Francia una “nueva islamofobia”?
-AF-: Cuando un francés es culpable de un acto antisemita, nadie, salvo los partidarios de la extrema derecha, acusarían a quienes lo denuncian de un “racismo antifrancés”. Cuando se constata que un odio de los judíos se expande en el mundo árabe-musulman a uno lo acusan de estigmatizar el islam. El horror de nuestra época es la renegación. El rey nunca está desnudo: hay siempre sociólogos para vestirlo y sus relaciones, como el de Mrap sobre el racismo antiárabe para descalificarme afirmando que he apoyado al libro de Oriana Fallaci, La rabia y el orgullo.
- El informe de Mrap habla de uno de sus artículos sobre el libro de Fallaci como una “diatriba arabofóbica”.
- AF-: Decía en este artículo que ella cae en la generalización y se encierra en quienes llama los niños de Alá, en su esencia mala : en un artículo de Le Monde, que publicaba siempre reacciones como la del Mrap, precisaba así las cosas : “Oriana Fallaci tiene razón en decir que no puede imputarse la violencia de los islamitas a la miseria provocada por Occidente, pues esta violencia procede de un estado de civilización, pero donde ella se equivoca gravemente, es cuando hace de un estado de civilización un destino y encierra a los individuos en una doble tenaza. Una vida democrática normal es la vocación de los países árabes y musulmanes”. Pero tuve a bien escribir negro sobre blanco que Oriana Fallaci sucumbe a la tentación racista. El Mrap no ha querido escuchar nada, pues hoy hay dos clases de antisemitismo: el viejo antisemitismo francés contra el cual existe el deber de movilizarse y el antisemitismo que emana de los excluidos y de las víctimas potenciales del racismo. Aquel, hay que ponerlo en duda, minimizar y desconsiderar por todos los medios aquellos pues el no entra en el gran relato ideológico de la humanidad en marcha hacia el reconocimiento mutuo e igualitario.

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