viernes, 6 de abril de 2012

Los bautismos del nacional populismo y la guerra del lenguaje. Por Luis Thonis.



El camino hacia el nacional populismo ha sido pavimentado por el posmodernismo en Argentina y en Francia. Hay una guerra del lenguaje de fondo donde el nacional populismo realiza el programa de los posmodernos y de maestros en desconstrucciones como Derrida que, partiendo de la teoría de los actos de habla de Austin, How to Do Things with words- Cómo hacer cosas con las palabras-, lucharon por disolver el constatativo- que discierne entre verdad y falsedad- y toda forma referencial por parecerles poco “poética”: ha hecho estragos en la literatura y el derecho y le dejó la pelota servida a los soberanistas, los devotos seguidores del decisionismo de Carl Schmitt, quien le puso la lápida a la república de Weimar.


Carl Schmitt fascina a los populistas porque concentra la soberanía en el PE y por su ataque al enemigo del nacional socialismo que no era la Unión Soviética- Hitler fue quien rompió el pacto germano soviético de 1939 para masacrar y repartirse Polonia, cambiando a Stalin de bando- sino la “arrogancia” de la civilización liberal anglo norteamericana que responde a la libertad-soberanía individual, y, aunque cada vez menos, a un estado con división de poderes y libertad de prensa. Poco importó que Schmitt haya sido apólogo del la “superioridad” del fascismo en El ser y el devenir del Estado fascista- 1929- por sobre los intereses económicos “ya sea de los patrones o los trabajadores”, venía al pelo para restaurar una casta política aunque en nombre del progresismo. Ocupa un lugar estelar en las bibliografías. Ernesto Laclau, principal ideólogo oficial en la Argentina, reivindicador del "todo dentro del Estado" de Mussolini y del exterminador Mao, postula para el populismo la relección indefinida.


Tampoco falta Derrida para quien la maldición del lenguaje es el “querer decir”. El performativo es un enunciado que no describe un hecho sino que lo realiza como el “si quiero” el acto de casarse- si la pareja dice “no quiero” se produce un infortunio- o “prometo devolverte el libro” la devolución, o “yo, Coscia, el Estado” digo que tenemos “una mayor capacidad de decisión para decir qué se debe editar”, que enunció como un ejercicio de soberanía cultural amenazante que por ahora sólo fe un freno momentáneo a las importaciones de libros pero no se sabe que pasará si aumenta su poder decisionista.

Aunque se haya dado marcha atrás "las ideas no se matan", pero los insultos quedan.

Coscia insultó la inteligencia al decir que Europa decide lo que se lee aquí: las librerías están atiborradas de autores nacionales, incluso se puede decir que hubo un boom de autores de libros favorables al modelo que defiende. Da risa pensar a los Gallimard decidir qué libros de poesía van a editarse aquí. Tampoco un intendente se guía por pautas europeas al decidir si va apoyar la murga o una obra de teatro, menos todavía si gasta todo en propaganda. Falta para que los sujetos sean títeres. No se edita aquí como antes por la crisis de la industria argentina, entre ellas la editoral: tendría que apoyarse a editoriales pequeñas antes que millones vayan al fútbol o los autitos para que no estén subordinadas a la razón de Estado, que sean verdaderamente independientes.

Alberdi criticaba a Rivadavia por su preferencia a las “ciencias morales y filosóficas” en vez de “las prácticas y de aplicación” porque el país necesitaba más “ingenieros y geólogos” que abogados y teólogos en una doble estrategia de educación- la formación del carácter y sus cualidades- e instrucción como especialización en una disciplina pero notaba que “no sólo no son la misma cosa, sino que a menudo están separadas y se excluyen recíprocamente. De ahí los ejemplos infinitos de hombres perversos y dañinos que son inteligentes e instruidos, y de hombres ignorantes llenos de bondad y de cultura en su conducta”(1)

Habría que detenerse y reflexionar sobre la actualidad de este planteo. Y notar que la historia del siglo XX le dio a Alberdi más que razón: fueron precisamente los maestros pensadores y todo tipo de intelectuales quienes alentaron o encubrieron las mayores masacres de la historia. Hoy el intelectual en un mundo cada vez más especializado se presenta más bien como productor de codificados escándalos que como el pensador serio de los tiempos de Heidegger y de Sartre cuyas tomas de partido fueron patéticas, se llamen Hitler o Mao.


Más de una vez pensadores y sabios apuntaron a vulnerar el sentido común de este hombre al que se refiere Alberti empujándolo a empresas delirantes y suicidas.


Lo que algunos filósofos modernos no soportan no es que el hombre no sea inmortal sino que la muerte no sea totalizadora. A este hombre del sentido común al que Alberdi se refiere un Hegel le dice que la vida es una muerte que vive una vida humana y debe negarse a sí mismo, matar y matarse para que se realice el Espíritu Absoluto. Heidegger, pastor del ser y centinela de la nada, va más lejos: le dice que la muerte anónima, el “se muere” impersonal, es despreciable en virtud de su anonimato y postula un ser para la muerte donde mediante el imperativo de ser auténtico podrá totalizar su vida en el momento final. Partiendo de la certeza que Dios ha muerto trasmuta a la muerte en un nuevo dios.


Ni Hegel, cuyo sujeto cree oír en su canto el Sentido de la historia ni Heidegger, que adiestra a su marinero para “apoderarse de la existencia” en el estertor final tienen oído para pasar como Kafka al otro lado del espejo y escuchar el silencio de las sirenas donde ellas se miran en espejo y ven por un instante horrorizadas las ninfas monstruosas que son volviendo a cantar con más fuerza. Apuestan a diferencia de Mallarmé al golpe de dados que abolirá el azar introduciendo las utopías del nihilismo contra la contingencia por la cual "se muere" en el anonimato, estúpidamente, pero nuestra finitud supone la libertad para los otros.

Desde Rojo y Negro de Sthendal- Matilde, la aristocratica sirena parisina, que André Gluksmann lee como el colmo del heideggerianismo, que sólo puede amar a Julián bajo la restitución del mito, como ya decapitado, prueba de su “autenticidad”- pasando por su versión plebeya- Madame Bovary, en la búsqueda de la pasión “auténtica”que leyó en Walter Scott- llegamos a los demonios de Dostoievsky que todavía son nuestros contemporáneos.


Matilde no puede admitir que su hombre no tenga el aura de autenticidad que le otorga el mito y termina con su cabeza decapitada entre sus manos según lo performa su guión, el personaje de Dostoievsky mata a Cristo en sí suicidándose para que la nada sea el nuevo Dios.


Tanto el que se pretende marxista y en plena globalización propone retornar a una etapa anterior al Capital donde se produciría un intercambio "auténtico" entre los hombres según Guevara o el jihadista que se mata al matar se encuentran de pronto como compañeros de ruta en la ofensiva de Heidegger que le niega a la vida la posibilidad de ser un antidestino.


El nacional populismo posmodernizado, enterado de los inmolatorios, incorpora rasgos de esta histeria metafísica no lanzado a una muerte frontal sino articulándolas en un montaje fetiche para eternizarse en una imagen congelada sostenida en la performatividad.



Cuando se quiso impedir que Vargas Llosa abriera la Feria se sabía que no iba a decir nada de otro mundo. No fue para censurarlo sino para llevar la voz cantante en la performatividad, que es habitual en el lenguaje político- recuérdese “La casa está en orden” de Raúl Alfonsín- , pero de la que el populismo abusa hasta el hartazgo: hacer cosas con las palabras tiene que ver más con la fuerza de la magia que con el rito.

El bautismo es uno de los actos de habla más referidos por Austin que requiere lo que llama un criterio de autenticidad: sólo un sacerdote pude hacerlo. El nacional populismo tiene connotaciones de una orden religiosa. Practica el rito del “yo te bautizo, luego eres” y el ego te absolvo a peccatis tuis in nomine del estado clepto corporativo y mafioso. La Presidente no habla como empleada pública sino como una inspirada Matriarca. Para la ética K no importa que el sujeto haya publicado un diario pro Videla o haya sido propagandista de Massera- hay ejemplos bien concretos- , de un día para otro si se advierte que puede servir a la causa será purificado por el bautismo nacional popular y su lugar puede ocuparlo Magdalena aunque haya estado en el origen de la CONADEP y fuera la primera en darles voz a las Madres de Plaza de Mayo como reconoció Hebe de Bonafini en un reportaje de 1984.  
Néstor Kirchner descolgó el cuadro de Videla pero no sólo se olvidó de Gerardo Martínez, que ofició como buchón en el regimiento 601 sino que lo convirtió en un niño mimado de su gobierno. Era el favorito de Cristina para suceder a Moyano, en vínculos también con las Tres A acusado de ser partícipe del asesinato de Silvia Filler. Se va entendiendo por qué votaron por Luder que proponía la anmistía para los militares, por qué prohibieron las marchas en Santa Cruz. El desplazamiento de Righi, el encubrimiento de Boudou y de Vido por la masacre de Plaza Once son indicios que en adelante el nacional populismo va a obrar de modo descarnado y los asesinos y ladrones van a aflorar y actuar con total impunidad. ¿YPF? Es un efecto más de la cultura de la expropiación y la ruptura de los contratos. No es distinto al robo de las tierras de los Qom que desconoce las leyes aborígenes. Desde 2001 en adelante se acentúa esta cultura que mediante el decisionismo pasa por alto la constitución y los derechos de propiedad, apropiándose de las jubilaciones y de las reservas del Banco Central usadas como monederos del Poder Ejecutivo que aspira a constituirse en único.

Una vez compradas por los K y a su vez bautizados por ellas, cambiando por este rito los insultos anteriores a quienes se negaron a recibirlas por más de una década, las Madres quisieron hacerle un juicio ético y político a Magdalena, como si reprodujeran una secuencia de 1984 de Orwell. Hay en esta operación perversa una demostración del poder fetichista que tiene el bautismo de los santones que fueron más que bautizados coronados por Duhalde: prueba que el populismo funciona como una iglesia, imitación plebeya de los concubinatos entre la Iglesia y el Trono.



Tanto su ya multimillonaria declaración jurada que no deja de multiplicarse, como la trama fabulatoria de los Hijos de Noble, como la misma moneda, emitida sin respaldo y negando, estafando con la inflación pertenecen a un preformativo bautismal más que un relato. La prueba es que a pesar de los desmentidos se sigue creyendo en eso y hay más satisfacción que demanda de juicio político. Estamos ante un goce sadomasoquista y masivo cuyo destino es que la pulsión se vuelva contra el sujeto que teme separarse de esa alienación que piensa como segura y se vuelve cada vez más compulsiva y exigente.



La "cultura" no es algo problemático para el gobierno porque incluso los medios que lo critican políticamente en lo editorial están saturados por intelectuales afines o simplemente no pertenecen a la camarilla de los escribas posmo populistas que no tienen otra cosa que decir que no hay nada que decir y de cuando dejan de hacerlo entre sí para aplaudir al gobierno. La cultura ya estaba constituida como servidumbre voluntaria antes del kirchnerismo que no hizo sino poner en práctica la demanda de populismo, léanse los textos sobre las bondades de la “multitud”, escritos mientras se expropiaban los ahorros de las mayorías en 2002. Elisa Carrió, la misma que quiso juzgar a Oyarbide- salvado por el PJ menemista- dijo que la declaración jurada de los K no se justificaba. En otro país hubiera sido tomado en serio pero tronaban las sirenas, el Padrino nos presentaba dos ahijados virtuosos. Luego el mismo Oyarbide se convertirá en el blanqueador de un enriquecimiento exponencial.


Deleuzianos, foulconianos, adornianos y las vanguardias mostraron una indignación hipermoral hacia los noventa y una ignorancia voluntaria, ciega y entusiasta a los evangelistas de la “nueva política”.



Hubo, vía el espectáculo, una fusión masiva de los intelectuales con la misma casta delictiva que gobernó en los noventa que a plena luz del día cambió de vestimenta como si hubieran venido de Sierra Maestra. Los Yoma y los Pichetto pasaron bajo el bautismo de Kirchner de un día para otro a ser “progresistas”. Mario Ischii colgó la foto del Che, balbuceando por primera vez el performativo de “la victoria final” mientras subía tres veces el precio de los sanitarios.


No resultaba simpático quien no era crédulo de los fetiches de temporada, con los enunciados de naftalina con que Kirchner iba redimiendo uno a uno a sus compañeros noventistas sin explicar por qué había sido devoto del diabolizado Menem.


El constatativo es la verificación si tales o cuales actos son verdaderos o falsos. El ideal del posmodernismo fue un lenguaje sin constatativo, trabajó laboriosamente para probar que era en el fondo un performativo, fue su guerra en el lenguaje.


Lo que suele llamarse el “relato” es un efecto de esta forma de hermenéutica- interpretaciones de interpretaciones sin fin- y se condensa en una serie de instancias de este tipo que niegan o invierten el sentido de los hechos.


José Luis Espert es uno de los economistas liberales que con mayor agudeza criticó la fiesta del gasto público en los noventa financiada por un endeudamiento que llamó con todas las letras “delicuencial. Kirchner que representó al PJ santacruceño en los noventa y no dijo una palabra crítica al respecto lo acusó nada menos que en la apertura de sesiones del Congreso como uno de los responsables de los “malditos noventa”, llamándolo “neoliberal” – un término vaciado de toda referencia, convertido en conjuro- con impar desfachatez y siguió la fiesta mediante privatizaciones disfrazadas de estatizaciones- caso TBA- sin siquiera entes reguladores truchos como en el menemismo. El término “neoliberal” todavía abunda en las prédicas y basta pronunciarlo para que funcione como argumento y situarse del lado bueno de la historia.


Por más que esto pueda verificarse con lo sucedido en otros países- Chile, Brasil, hoy Uruguay- que a través de reformas lograron consolidar una moneda para el diseñado en la mentalidad posmo populista será doblemente falso como el 35% de pobreza según Caritas: es falso pero a su vez lo falso no existe, no tiene ninguna clase de existencia. Por la política fiscal responsable que hay tenido, Brasil o Chile pueden devaluar su moneda sin problemas, en tanto en la Argentina eso provocaría una devaluación nominal muy superior. En otras épocas se apelaba al crédito externo, que hoy retacea, por lo tanto el país tiene como único horizonte económico la suba del precio de la soja sin el cual el llamado basado en la sustitución de importaciones de los años anteriores cincuenta no hubiera podido sostenerse. Y si lo hace es a costa de la destrucción de la misma industria que dice defender- la energía y la ganadería son ejemplos- y una ausencia de inversión por la delirante política de precios máximos con ecos de Gelbard.
Esto genera una cultura blindada y hegemónica, vengan o no vengan libros del exterior es impotente para bogar en autores como Alberdi o la obra de Fernando Enrique Cardoso y sus ideas que aquí serían llamadas "neoliberales" y que hicieron de Brasil una potencia global. Sucesivos informes de la ONU y fundaciones señalan a Chile como el país más avanzado de América Latina en todos los niveles: bajó la pobreza de un 40% a un 12% y sin clientelismo político. Pero aquí se le cree más a Camila Vallejo, la dirigente estudiantil- la bella sirena del comunismo- que confude a Fidel Castro con el Papa: ‎"todas las reflexiones que haga constituyen luz y esperanza".

La Argentina sigue empecinada, emperrada en repetir una política de sustitución de importaciones que ya fracasó en los cincuenta que ya destruyó la capacidad energética y la ganadería

No es extraño que ante el predominio de la filosofía posmodernista en Francia haya surgido el Frente Nacional de Marine Le Pen.

El posmoderno es relativista: toda verdad es relativa, también todo criminal, en última instancia ni el criminal ni la verdad ni Alquaeda existen.

El nacional popular, en cambio, da un paso más y niega la existencia misma de lo falso.


Más extremista que ninguno, el nacional socialismo positiviza el crimen, no hacia la performatidad angélica de Derrida sino a “tu obligación es matar” de Rosenberg o la oración del Führer por la que Schmitt y Heidegger identifican a Hitler, soberano y juez(2) con la misma Alemania: es la realización soberanista del nacional socialismo.


Al suspender- luego suprimir- la constitución liberal, Alemania queda en manos del Führerprinzip y su autoridad performativa. Aunque de modo inconsciente el nacional populismo como forma de democracia delegativa trabaja para esta pura performatividad que en último término deriva, “realiza” la dictadura. Heidegger soñaba una Grecia abismada en la pura performatividad de dioses y de hombres, sin democracia ni luchas políticas ni sociales y sin Sócrates perturbando con preguntas al principio muy simples la homogeneidad de la polis mítica.


El cartabiertista Ricardo Foster cuando dijo que “la corrupción es un problema poco interesante” se mostró afín a este ideal. La corrupción ha demostrado ser criminal pero para Foster es algo superfluo porque introduce el contraste de lo verdadero y lo falso, que como posmo populista abandona al basurero de la filosofía sin subsidio que valga.


Enunciados como “la inflación favorece la movilidad social”-de Moyano, cuando era afín al gobierno- o “la inflación es un problema de los ricos” de Boudou son insultos directos a la inteligencia y ataques directos al salario pero no han sido percibidos como falsos por el poder del bautismo recibido. No nacieron por la inspiración de quienes lo enuncian sino a través de un largo trabajo de socavamiento. Hay un pacto perverso entre el poder y la cultura donde el sujeto duda en momentos de crisis como el perverso que va a hacerse tratar cuando sufre un derrumbe pero ni bien se estabiliza repite la misma puesta en escena: el populismo así se ha perpetuado por décadas.



La impunidad a todos los niveles ha sido erigida en ley de la república donde como afirmó el obispo Virgilio Bresanelli “el poder judicial debe tener su autonomía”, es decir, no estar sometido al poder político que posibilita que Jaime y tantos otros estén libres y haya un profundo desinterés por la vida concreta de las personas como subraya Roberto Gargarella al analizar las muertes donde el gobierno soslaya toda responsabilidad como si los derechos humanos se limitaran sólo a los represores de hace tres décadas.

La política para el posmo es un “no vale la pena” por carecer de dimensión estética, en cambio, el poder total es la aspiración del nacional socialista, algo que no le desagradaría al nacional populista si pudiera eliminar las resistencias institucionales que todavía le hacen obstáculo.



La cosa en Occidente viene de lejos. Sócrates ante los sofistas ya hablaba de la afánisis- extinción- del logos, el discurso. Jacques Lacan- hoy posmodernizado y transformado en cartabiertista- indagó la afánisis en torno a la extinción del deseo. Ustedes están buscando un amo, les dijo a los jóvenes del 68 en Francia. El nacional populismo criollo cree haberlo encontrado y el amor al amo es más fuerte que cualquier otra pasión, abre un mundo de sensaciones y simulacros. Pero el populismo criollo no tiene discurso sino oratoria - ni el precio de la soja basta para sostenerla- y su lenguaje queda limitado a la pura performatividad que si no es complementada por la represión se expone a la burla y el ridículo.



No hay, sin embargo, que confundirse: no se quieren prohibir tales o cuales ideas que vengan en libros desde el exterior sino conciliar el uno a uno del demencial equilibrio de la balanza de pagos. Hay formas más sutiles de censura. Lo que irrita es que se muestre contradicciones en su lenguaje, la cadena de actos marcados por el infortunio según Austin y sobre todo que se hable de hechos, como denuncias puntuales sobre casos de corrupción: el Mapa de la misma los toca más que algún pensador extranjero, al que si se da el caso pueden hacer decir lo contrario de lo que piensa, para eso tienen expertos.


El “pensamiento” se autocontrola sólo porque la mayoría de la población y la misma oposición piensa con parecidas categorías que el oficialismo. Sebreli señaló que el único partido que presentaba un programa diferente a los otros, la Coalición cívica, apenas si tuvo votos.

La crítica de la obra de Sebreli al nacional populismo no puede ser sustituida por ningún pensador europeo porque está situada en contexto. La guerra del lenguaje en la armada brancaleone del nacional populismo tiene como ideal que la performatividad pueda funcionar fuera de las normas republicanas como puede comprobarse en el tema Malvinas formulado no como política de Estado sino como gesta- borrando la historia anterior a lo Galtieri - o en el insulto a las víctimas de la tragedia de Plaza Once- por amontonarse, no viajar ni el día ni en el lugar adecuado- de los funcionarios. Schiavi se retiró aplaudido en una apoteosis de la performatividad y palabras vacías. Hubo una dura sanción para una empresa de teléfonos celulares por una suspensión del servicio de cinco horas y ninguna para TBA pese a los 51 muertos...ya pasó sin pena ni gloria el ultimátum de los "quince días".



La performatividad se ejerce cotidianamente hasta en la inauguración de una pileta que se hace como un bautismo. Sin embargo, no por eso la afánisis del logos deja de ser el ideal de todo populismo que desde hace una década machaca a fuerza de performativos para constituir al ciudadano en una suerte de títere: alguien que, por ejemplo, sabe que el INDEC no es verdadero pero tampoco reconoce que es falso por el bautismo de que han sido objeto los datos. La falsedad y los datos objetivos no existen o en todo caso son fabulaciones de réprobos o herejes del pensamiento, periodistas pagos, todo es igual y nada es mejor...


Ante el lenguaje que usan los Schiavi, los Coscia, los Boudou, me pregunto qué puede pasar si hay una inflación de la doble afánisis del logos y el deseo…

Un funcionario de la provincia de Buenos Aires declaró que habrá peronismo para otros cien años. Así será mientras se piense como Beatriz Sarlo que el pasaje del menemismo al kircherismo se explica por la secuencia que va de los tapados de María Julia al Harley Davidson de Boudou y se pase por alto los discursos de corte tercermundista- lo más evidente era la promesa de un eje jurásico latinoamericano liderado por Chávez- que lo posibilitaron en la cultura al extremo del que ahora sólo queda la "performatividad." Si no hay crítica a esos discursos todavía vigentes habrá a lo sumo la sustitución de un populismo por otro cuando la performatividad agote el crédito de la servidumbre alquilada o voluntaria: no hay que tirarle la lengua al gato, decía Joyce, no hay que entregarse pasivamente a los enunciados muertos de la jerga nacional popular.


Néstor Kirchner era un hombre austero: su vocación de poder no le permitía la más mínima frivolidad, hasta su sonrisa parecía forzada. No por eso fue menos ultramenemista que María Julia en los noventa. Para mí Cristina si quiere puede ser la Venus de las Pieles y Boudou pasearse en la supermoto que se le ocurra, sólo pido que cumplan con la constitución, algo que a esta altura suena a ridículo habida cuenta que parece haberse realizado el sueño de los rufianes falsificadores de Arlt en el corazón del poder.
Sólo sé que antes y después de Pascuas, la Matriarca zumbará un mundo de maravillas y sólo sé que no sabré nada de ellas.




1) Alberdi y la educación, Carlos Páez de la Torre(h) La Gaceta, 25, Abril, 2008.


2) “El auténtico líder siempre es también juez. De su capacidad de líder deriva su capacidad de juez. Quien pretende separar ambas capacidades e incluso oponerlas entre sí convierte en juez al líder opositor o en un instrumento del mismo y busca desquiciar al Estado con la ayuda de la justicia”( El Führer defiende el derecho, Carl Schmitt, 1934). Hay que decir que mientras Schmitt escribe su apología de Hitler las secciones de choque y las SS asesinan a opositores y siembran el terror.



En una generación de granito- librospeligrosos.blogspot.com, 2008- hago una detallada lectura de Schmitt y el pasaje de los utopistas- marxistas leninistas- del setenta a los nacional populistas actuales a propósito de la polémica carta de Oscar del Barco sobre los crímenes de la guerrilla publicados en los dos volúmenes de No Matar.

1 comentario:

Otto dijo...

Es complicado todo lo que expones en el artículo, entrada, post, como se quiera.
Entiendo esa fusión del posmodermismo como la teoría del estado Siglo XXI y todo lo que implica el lenguaje en un siglo donde todo es imagen y lenguaje.
Ahora, lo que me genera conflicto, es que en última instancia el populismos posmo no niega la democracia, lo que hace es tener una estrategia discursiva mediática que logra licuar los contenidos que realmente afectan a su poder: inflación, corrupción, etc. Esto afecta gravemente, y con razón, todo lo que plantees, porque no pude dejar de notar que simplemente es una queja ética: el posmodernimos es una berretada que garpa y el estado Siglo XXI la aprovecha para hacer las cosas que hace el estado: ser más policía.
Si el estado nacional populista tiene un fuerte anclaje en latinoamérica no es simplemente una ignorancia de los pueblos o una genialidad mediática, es un problema del poder y su acción sobre la sociedad en un territorio donde la historia primermundista le ha dado la espalda.
Estoy deacuerdo con el planteo. Hay que evitar el nacional populismo porque parecería no estar muy lejos del fascismo. El mundo es fascista a fin de cuenta hoy en día. Por más progre que se quiera hace del hedonismo capitalista una forma de vida que lo único que hace es excluir a más de la mitad del mundo, aunque más sutiltmente, la mata de hambre y no en campos, no solamente.
Mi pregunta es, entonces, en tanto estamos en contra de este estado nacional populista, entonces estamos de acuerdo con una persona como Carrio que lo único que tiene de proyecto político es una ética? Digo, no es por desmerecer a la ética de Carrio, pero en última instanca que hace la ética, cristiana como la de esta señora, frente al poder? Tu escrito es del 2012, ahora en el 2013 se le escapa la careta a la señora y se junta con gente con tal de mantener su actividad de denuncia en una banca sobre la cual no aporta nada, sólo la queja y protesta (que la desmerezco porque está en un lugar de poder fáctico, no es una persona que no tiene nada y se queja)además de luego de ganar las primarías ir al programa de Lanata luego de Macri y Massa a decirle gracias (imagen patética, débil). El poder está licuado de un lado, condensado del otro.
Otro problema que se me genera es que el estado liberal no deja de ser un estado. El estado comunista otro. ¿Estamos en contra del estado o nos quejamos de los administradores nomas porque nos aumentan las expensas?
Saludos!!