miércoles, 27 de julio de 2011

La nueva victoria al revés del Frente para la Derrota. Por Luis Thonis













El Frente para la Victoria y su peculiar dialéctica tiene una original lectura de la historia y los datos: cuando en 2009 perdió las elecciones por un setenta por ciento contra treinta lo interpretó como victoria mediante sus medios basados en el miente, miente, miente tipo 6,7,8, que como matasellos que viene de un entierro, aseguró que Rossi perdió por poquito. Pero no se puede mentir a todo el mundo todo el tiempo. Lo único que le queda es leer las elecciones porteñas y santafecinas como una victoria al revés y como anticipo su fulminante y autoproclamado triunfo en Octubre. Cristina fue la gran mariscal de la derrota: se votó más contra ella que contra Filmus o Rossi pero según la lógica K esto prueba que ya tiene asegurado el triunfo en la primera vuelta. Así razonan los muchachos.
Lo que no se entiende es porqué esta euforia al revés se vive como depresión, las guitarras de sus payadores dialécticos, ayer soberbios y hoy llorones, están cansadas y piden a gritos al ropero al ver los resultados de sus intérpretes. Amado Boudou es el único encandilado de felicidad, sigue de gira artística, como si fuera parte del festilindo macrista. La mayoría se ha aburrido literalmente de compases que apelando a una supuesta causa ejemplar con grandes palabras encubren a Ali Baba y una mafia de más de cuarenta don corleones. Desde el primer momento dije que el kircherismo no planteaba problemas ideológicos sino estrictamente penales. Carece de todo pudor: en las elecciones anteriores le inventó inexistentes cuentas a Enrique Olivera y Elisa Carrió. Ahora ni siquiera el último acto de la AMIA escapó a sus garras manipuladoras que lo transformaron en una bochornosa plataforma para la elección porteña. Y parece que quieren destruir las jerarquías en el fútbol hasta llegar a casados contra solteros.
El modelo K se basa en el concubinato de la Elite- oligarquía concentrada de Estado- y el populacho, lo que supone igualar para abajo, es decir, la destrucción de la clase media porque en ella hay signos de autonomía. Ahora bien: parece que los sectores populares no quieren ser eternamente subsidiados, le han perdido el gusto a los choripanes y aspiran a pertenecer a la clase media que obviamente no quiere suicidarse, esto es lo que da cuenta del voto abrumador a la gestión del ingeniero boquense.
El lenguaje K, tardíamente criticado por sus intelectuales que lo siguen oficiando se dispara con expresiones huecas y puramente ideológicas, construidas en el centro del mundo autista donde viven como oligarcas aunque se piensan como Sabios. Es la irrealidad de una ideología que pretende explicarlo todo y ni siquiera puede dar cuenta de por qué los porteños de todos los sectores sociales prefirieron las bicisendas a sus grandes palabras, las que tanto daño nos hacen, decía Joyce a los nacionalistas de su época. No escuchan a los empresarios de las pymes que me dicen que quieren irse del país si el gobierno gana porque temen que hasta les expropien los CD, ni a los obreros a los que hay que negrearles el sueldo para que puedan acceder al subsidio por hijo ni a los que no quieren ganar más porque el delirante sistema impositivo les hace ganar menos pagando más. La palabra "ahorro"- que permite un diseño de futuro a los que menos tienen- ha desaparecido del vocabulario por la expansión del gasto y la inflación. Los K se atribuyeron un crecimiento que sólo fue posible por el ascenso de los precios internacionales y no escucharon al ex presidente chileno Ricardo Lagos en 2003 cuando aconsejaba acordar con los organismos de crédito internacional- demonizados - para la entrada de capitales genuinos que van a parar a países vecinos, no escucharon a los especialistas que advirtieron sobre una política energética suicida, ni a los medios de la “corpo” que reiteradamente advirtieron sobre la grave salud de Kirchner en sucesivos partes de especialistas que se tomaron en solfa ensimismados en la teoría del complot. El canciller Timerman declaró gracioso: “Fue menos grave que sacarse una muela”.

Hermes Binner ha demostrado que puede cumplirse una gestión de cuatro años- a los que hay que sumar los que tuvo como diputado- sin un solo caso de corrupción. Les ha dado el 82% a los jubilados que el gobierno nacional considera imposible y ha invertido el cuarenta por ciento del presupuesto en la educación. Ha demostrado que el tema de la corrupción depende de la voluntad política como se lo puede ver en la tolerancia cero de Dilma Roussef en Brasil para con los funcionarios del propio partido.








Esto que debería ser algo común y un punto de partida se vuelve algo excepcional en relación a las habituales prácticas mafiosas que se han naturalizado en un sistema de mutuos encubrimientos. Ricardo Jaime sigue disfrutando de la varia belleza de los paisajes de la patria.
Binner no ha intentado manejar la prensa, hacerse una biografía a medida comprando periodistas y tanto él como Bonfatti son ajenos por completo a lo mediático. Ha dado un ejemplo de transparencia y calidad institucional, lo que la mayoría quiere, un país más normal que respete la constitución. Aclaro que Binner no es mi candidato, pero no es el momento de tratar ese tema sino de notar que la mayoría hoy está atenta a lo que pueden ofrecerle políticos que no han robado- Carrió, Alfonsín entre ellos- antes que una falsa cruzada contra la “corpo”, los medios, el campo, que pueden pasar a de ser amigos a enemigos según la conveniencia cuyo objetivo es la acumulación del poder en el PE como lo muestra al negación del federalismo.
Así, si Clarín ostenta predominio en el mercado de cable fue por las concesiones que Kirchner les dio en 2007 cuando cenaba con Magneto o pueden ser otra vez amigos como con Techint, empresa a la que de entrada, antes de pelearse por su alcahuetería con Chávez, dieron todo tipo de prebendas como lo analizó Claudio Lozano.
Si alguien puede llevarnos a un nuevo 2001 es el kirchnerismo actual que tuvo mucha más presencia en los noventa que Binner o Carrió, considerada loca por decir más de una vez la verdad descarnada en la cara de la Mafia, como cuando le hizo juicio al juez estrella del menemismo, Norberto Oyarbide, que fue salvado por un voto del patriótico PJ que volvió a alquilarlo tras un nuevo cambio de vestimentas. O de entrada advirtió sobre la insostenible declaración jurada de los santacruceños, que luego siguió trepando a cifras astronómicas desde que asumieron el gobierno y que Oyarbide aprobó en un santiamén.
Esto es lo que hay que erradicar, que haya jueces que actúen para encubrir los delitos de los funcionarios del Estado y que ni bien comienza un gobierno los ejecutivos de medios o corporaciones se sienten a negociar con el PE como Pancho en el patio de su casa sin que medie el Congreso como manda la constitución sino en prácticas comunes al corporativismo fascista.
La mayoría no quiere vivir todos los días preguntándose si es de derecha o de izquierda, si es gorila o no, no quiere saber nada con la jerga zombi xenófoba de un Jauretche o delirios chavistas que empujen al país al borde de una absurda guerra civil para que veamos actuar en todo su potencial a La Campora.







Un país que vive dependiente de la ideología termina haciéndole la guerra al principio de realidad y combatiendo espectros desde el Palacio.
Mientras se vacila en probar la Mac Rossi, la nueva hamburguesa antiimperialista según humoristas Anti K producida con los restos de cierto cadáver político por la jurásica Tecnópolis, una vana y costosa cartografía que tiene como objeto privar de un día de vacaciones a los chicos con apologías de Chávez, que es ejemplo de la negación de la tecnología, las formas inmateriales y la sociedad del conocimiento y donde sólo falta el Pulqui I para completar una muestra el actual atraso del llamado capital intensivo- intelectual- de un país que vive de la soja en función del modelo industrialista de los cincuenta. No es necesario ser científico para confirmar que hace tiempo el gobierno nacional perdió la noción del principio de realidad, empezando por la Presidente que al ver ideología hasta en la sopa nos dejó sin carne y sin combustible Sobran los ejemplos de este extravío.







El primero lo tomo de Roberto Cachanovsky : “Si uno entra al sitio de la Casa Rosada se encontrará con un discurso de Cristina Fernández destacando la inversión de una empresa para fabricar cámaras de fotos digitales en Tierra del Fuego. La presidente trató el tema como todo un acontecimiento. ¡Un logro del modelo productivo! Ahora bien, si uno lee en detalle la información, la inversión comprometida es de 12 millones de PESOS. La palabra pesos la puse en mayúsculas para que el lector no se confunda con dólares. Si esa inversión la pasamos a dólares, estamos hablando de una inversión de algo menos de 3 millones. Es decir, una gota de agua en el océano. Para que tengamos una idea de la desproporción de hacer un discurso por una inversión de menos de 3 millones de dólares, las estimaciones dan que en el primer semestre de este año la fuga de capitales llegó a los U$S 10.000 millones. Esta cifra da un promedio diario de fuga de capitales de U$S 76 millones”. En síntesis: mientras la presidente propone para el bronce una inversión tipo maxiquiosko el modelo inclusivo fuga 24 fábricas diarias.
La Argentina K con su corrupción desbocada y su política económica delirante de gasto público selectivo- me refiero a los millones destinados a cosas ridículas como Futbol para Todos mientras en Misiones los niños mueren de desnutrición- no es para nada ajena a ese contexto que parece un calco de los que decían que había que votar a Menem en 1994 o se volvía el caos del alfonsinismo de 1989.






Se insiste en recordar el 2001, sin duda la peor etapa de la historia argentina, pero con el objeto de olvidar a quienes lo produjeron, los mismos personajes que nos están gobernando y se clonaron como ex combatientes, todavía a algunos les resuena el elogio de Kirchner a Menem como el mejor presidente argentino, el trabajo como constitucionalista de Cristina para la reelección y que sin la entusiasta aprobación y firma de los K, Menem no hubiera podido privatizar YPF- pedido de rodillas por Cristina en el Congreso, porque la provincia estaba en rojo- que dio lugar a los desaparecidos fondos de Santa Cruz, uno de los delitos más vergonzantes de la historia argentina y que todavía está por investigarse.
Sin embargo, Kirchner, sin ponerse colorado llegó a decir en marzo de 2007, en el Salón Sur de la Rosada: “Sabemos el genocidio que pasó nuestra industria petrolera, la increíble privatización (...) Si YPF hubiera quedado en manos nuestras estaríamos recaudando (...) entre 20 y 25 y hasta 30.000 millones de dólares por año”.
También el "relato" omite el apoyo de todo el PJ - y los Kirchner- a Italo Luder en las elecciones de 1982 que mediante el pacto sindical militar planteaba la amnistía para los militares. No hubo por parte del matrimonio una sola denuncia sobre violación de los derechos humanos y sí una militancia menemista a toda prueba. Hoy los viejos amigos vuelven a encontrarse.




Conozco algo a Filmus y lo tengo por una buena persona, estudiosa de los temas que trata, casi un intruso en el elenco K, pero hizo lo mismo con su pasado: parece que la manía K de negar los hechos devora a los mejores y los convierte en espectros de lo que fueron. ¿Cuál es el pecado de equivocarse en política, me pregunto, si nos ha sido dada para que nos equivoquemos pero de buena fe?
Los Kirchner como representantes del PJ santacruceño no fueron para nada ajenos a la crisis del 2001, así recibieron información privilegiada del entonces amigo Duhalde y depositaron en el Deustches Bank antes de la pesificación asimétrica contra jubilados y pequeños ahorristas, luego del golpe de estado a De la Rúa e incendio del Congreso los cambiaron por dólares. El actual desastre, evidente en el campo fiscal- por el tuvieron que apropiarse de las jubilaciones y las reservas del Central presentadas como cuenta corriente para ocultar el inmenso déficit- y energético o el de los alimentos que afecta a los productores de trigo o de leche a quienes no les queda otro remedio que pasarse a la soja donde reside la única fuente de recursos de un país bananero, del cual la mayoría de los empresarios quiere huir, me refiero a los que no son amigos del Estado que obra solo en función de los Cristóbal López y los Lazaro Báez y otros que constituyen una nueva oligarquía, entre ellos industriales amigos del poder que compran tierras convirtiéndose en novedosos terratenientes- como ayer colocaban la plata afuera los préstamos del Fondo y luego quebraban en busca del licuador de turno- y los Moyano, por ejemplo, que llaman oligarcas a chacareros que tienen doscientas hectáreas y trabajan día y noche mientras ellos tienen más de cuatro mil.
El relato K hizo regresar a la Argentina a la década de los cincuenta a través de la absurda oposición de peronismo- antiperonismo. Ahora bien: no todos los peronistas son cristinistas y gran parte de los votos que obtuvo Del Sel vienen de ahí. Ni hombres como Binner pueden ser calificados de gorilas como hizo La Cámpora transformando el Día de la Bandera en un trasnochado acto montonero ganándole gran cantidad de votos.
Si hay un buzón en la Argentina es el mentado modelo K. Pasada la devaluación de Duhalde y el dólar barato el engendro termina con la renuncia de Lavagna y de Prat Gay que vieron la que se venía. En vez de aprovechar el crecimiento para modificar el contexto institucional y propiciar inversiones genuinas, colocaron en todos los entes reguladores funcionarios santacruceños que llevaron a cabo una epopeya de corrupción pocas veces vista. A partir de ese momento la economía argentina se convierte en el reflejo de la patología de Kirchner que se convirtió en ministro de economía. Lo sigue siendo, la economía refleja sus sortilegios. En los cables de Wikileaks, Gonzales Fraga dijo: no sabe de economía y lo peor es que cree que sabe.
Kirchner intervino el INDEC- una burla a la población, un índice para espantar inversiones- y apeló a prácticas bien conocidas en la historia argentina como el control de precios que nos hicieron perder los mercados internacionales- carne, trigo- prohibió exportar arruinando a pequeños chacareros, produjo una expansión monetaria en el Central- a diferencia de los países vecinos que controlan la inflación- para financiar el déficit y como no fue suficiente tuvo que apropiarse de las jubilaciones privadas para financiar el clientelismo y a diferencia de todos los gobiernos destruyó los stocks de capital de la energía, del gas y la injustificada compra de más de ochocientos millones de dólares anuales de fuel oil a Venezuela, más caro que el que se produce aquí y de paupérrima y contaminante calidad, sistema de corrupción continuado con el gas comprado a Qatar al doble del precio del mercado internacional. Se produce entonces una escena dadaísta: los mismos barcos que exportan nuestro fuel oil de calidad traen el venezolano más caro y contaminado de azufre y no hay que ser muy perspicaz para saber que el único objetivo es hacer negocios privados con PDVSA sin licitación pública y en clandestinidad.
La indiscutible originalidad del kirchnerismo fue llevar a extremos impensados los desastres que se hicieron en el pasado donde todavía no se sabía de las consecuencias dramáticas que supone la fiesta del populismo- y todos los gobiernos lo han sido, incluyendo la dictadura- y si no hubo un estallido todavía es porque los precios internacionales de la soja permiten una ilusión de falsa prosperidad, basado en la relamida fórmula, mil veces fracasada, de incrementar el consumo por encima de las posibilidades de la economía, algo todavía más fantástico que la convertibilidad durante el menemismo que al menos sirvió para renovar la infraestructura del campo y que la mayoría pudiera acceder a una vivienda.
Aun si en el 2007 el pueblo cometió el grave error de votar a un gobierno que manejaba con superpoderes y sin Congreso- hasta la crisis con el campo- no parece adherir hoy a una política que tiende a concentrar todo el poder posible en el Ejecutivo y nada nos dice como ha mostrado Martín Onetto del monopolio de las telefónicas, del monopolio fascista de la representación sindical que niega el fallo de la Corte Suprema y que no se cumple, de los monopolios del monocultivo asociados y el de la extracción minera por limosnas de regalías, del monopolio de los medios públicos tratados como bienes propios, de la flota de aviones oficiales y de los gobernadores feudales que vuelven irrisoria la Ferrari de Menem, del monopolio mafioso de los barones del conurbano que se han vuelto nuevos millonarios, de monopolio del juego cedido por años a Cristóbal López, del monopolio de los medios en Santa Cruz donde todavía no se repone al procurador que investigaba la desaparición de los fondos y donde las Madres estuvieron prohibidas antes de ser cooptadas para lo que Julio César Strassera llamó el uso político de los derechos humanos que culminó destruyendo una de las pocas políticas de Estado logradas en la democracia y sólo faltó que a los hijos de Noble, tratados como reos, le inyectaran el ADN que andaban buscando, y finalmente el monopolio del no pensamiento único y la mentira de Estado convertida en la única política de una casta delictiva que pocos se atreven a llamar por su nombre y hasta ahora nuestra cultura, capturada por lo que llamo ideología argentina, se ha empeñado patológica y desesperadamente en blanquear y perpetuar como si su fin fuera la muerte misma del corazón de la vida.
















Fuente: Luis Thonis, en facebook, Lunes 25 de julio de 2011 a las 10: 01 hs.














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