viernes, 22 de abril de 2011

Las pobres mujeres socialistas bolivarianas. Por Saul Godoy Gómez





Pobres de espíritu y asaltadas por la irracionalidad, la representación de las mujeres socialistas bolivarianas, tanto en la Asamblea Nacional como en las diferentes posiciones políticas que hoy sustentan en el gobierno maligno de Chávez, le hacen un flaco favor al género femenino; no sólo reflejan un grado de primitivismo absoluto, sino que son tan agresivas y violentas como sus compañeros ideológicos; amenazan a muerte y con incendiar el país con la misma facilidad, y cuando se trata de reclamar sacrificios humanos, lo hacen con igual histerismo. Afortunadamente, son una minoría y no son la medida de la inteligencia, el talante y la valentía de nuestras mujeres venezolanas.


La enfermedad mental del socialismo las hace tan peligrosas como a los hombres socialistas, la ideología las ciega de todo sentido común y aceptan sin discusión el sexismo y el racismo terrible que Chávez y su régimen les imponen, degradándolas a simples segundonas o inferiores, al punto que, con bombos y platillos, la presidenta del CNE anuncia, por decreto, la obligación de paridad de sexos en las representaciones políticas en los cargos de elección popular, en la creencia de que, por ley, las mujeres podrán tener acceso a lo que no pueden, ni por capacidad, ni por trabajo político. Lo acontecido durante el juicio por violación seguido en contra del ciudadano Nixon Moreno en la Asamblea Nacional, encarnando la "Justicia Popular", tan deseada y practicada por la turba socialista, dice mucho de la objetividad e inteligencia de estas mujeres. Queda en evidencia que, si el violador es un socialista, no importa, se le hacen honores y se le recibe como ejemplo de decencia, es el caso del dictador nicaragüense Daniel Ortega, quien ha sido acusado por su propia hija como un violador y de haberla esclavizado sexualmente durante años; pero ante el estudiante venezolano Nixon Moreno, sin proceso judicial, sin investigación conclusiva, sin pruebas fehacientes, la acusación es de violador indigno y monstruoso por el simple hecho de ser un opositor al gobierno de Chávez, acusando igualmente al Estado del Vaticano de cómplice por encubrimiento.Por si nadie se los ha dicho, las mujeres pueden ser tan viles, desviadas y malintencionadas como los hombres, los ovarios no les dan ninguna carta blanca para erigirse como súmmum de la pureza y la inocencia, la historia nos ha dado una cuota de mujeres, indignas en igual medida que los hombres, son tan atraídas por el crimen como los hombres y hasta cometen desafueros tan bestiales como los hombres.


El dar vida no las hace inmunes a la depravación y el oprobio y, justamente, la grandeza de las mujeres radica en superarse con dignidad en las situaciones más desventajosas, en conservar el honor y la integridad en las peores condiciones, porque así como las hay criminales, las hay santas, y lo más importante, las hay normales, que son legión, mujeres expuestas a las tentaciones, a la perdición y al crimen, que caen, se levantan y se superan. Eso las hace grandes, las hace hermosas, las hace humanas. La ideología socialista se solaza en elevarlas por sobre el común; lo que en realidad es un engaño, porque las manipula, las utiliza, las embauca al hacerles creer que están por encima del bien y del mal, que por el solo hecho de ser socialistas tienen permitido cometer desafueros e injusticias y permanecer incólumes ante la opinión pública y la historia.


En nuestra Asamblea Nacional, ministerios, tribunales, organismos públicos y partidos políticos hay mujeres que merecen estar detrás de la rejas por sus actuaciones, abusando de sus posiciones de poder, mintiendo, ocultando, justificando situaciones aberrantes, como los genocidios de etnias, el nepotismo, la desaparición de las libertades públicas, como la libertad de expresión… favoreciendo la tiranía y la impunidad, haciendo trampas, robando, encubriendo asesinatos.En realidad, no importa cuántos ministerios estén en manos de mujeres, o cuántos bancos o embajadas, eso es pura apariencia y estadísticas inútiles, lo que verdaderamente importa es que hay mujeres en posiciones de poder a las que no les importa que una gran mayoría de otras mujeres sufran las miserias de sus actuaciones o de sus omisiones; que diariamente tengan que enterrar a sus hijos y maridos, que tengan que ver a sus familias pasando trabajo, que tengan que sufrir el abuso de las instituciones del Estado y se conformen con discursos melifluos sobre la igualdad de los sexos, mientras colaboran para hacer de la mujer venezolana un ser cada vez más dependiente y abusado.




Por Venezuela Real, 28 de septiembre de 2008. Categoría: Gente de Chávez.

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