Lo lo sucedido en el mundo árabe permite pensar en un efecto contagio. Como sucedió en el Este, un día los pueblos árabes se hartaron de leer Mein Kampf de un tal Hitler- la obra más difundida en ese mundo por sus dictadores- que les cuenta que la opresión que sufren se deben al yanqui o al judío, tampoco quisieron saber nada del destino de kamikases apóstatas que les ofrecía Ossama tal vez porque el arcángel Gabi les informó que ya no quedan vírgenes en el cielo después de que Joumana Hadad escribió Yo maté a Scherezada que equivale a un basta de cuentos, hay que leer a Sade. Muerto el narrador se acaba con la rabia.
Los narradores - muertos vivientes en sí mismos- de la versión tercermundista, de los "pueblos oprimidos" están en crisis. Los buzones se acaban como el subsidio al lomo de Guillermo Moreno, pronto no habrá carne y los payadores eternamente perseguidos- hoy millonarios pero no por interés sino como forma de consuelo- no podrán hacer asado siquiera para escupirlo. La culpa no es de la soja sino de la sojización de la zombi economía K. Los jóvenes árabes, con su sangre bien caliente están podridos de cuentos. Quieren participar de las tecnologías de última generación, como cualquier "revolucionario" camporista o sindicalista de Puerto Madero, quieren volver a las noches árabes, vivir sus pasiones sin que los Ossama o los Kadafi sean parte de los fantasmas que sin que se los llame vienen a visitar el lecho de los amantes en los momentos mejores... Hay esperanza si hay seres como Bui Chat que dejó un poema donde nos dice que una vez que el comunismo toma la sartén por el mango es tarde para todo. Por esa vía va Venezuela que proyecta una protectora ley robesperriana para que el niño pertenezca al Estado desde los tres años para que se extirpen las neuronas imperialistas con un lavado de cabeza que complemente la ducha de tres minutos- decretada por la crisis energética- en que terminaron las experiencias socialistas nacionales a lo largo de la historia.
Desde que a mediados de los años noventa silenciosamente los comunistas- para dar de comer a su gente, amenazada por la hambruna- acordaron con el FMI, iniciaron un capitalismo sin democracia pero eficiente- que fue referencia de los chinos- y nunca hubo más reflexión ni información sobre la represión activa que el régimen ejerce sobre la población, que son más esclavos que ciudadanos como sucede en Cuba o los dinosaurios comunistas que quedan. Hay que mantener el mito. De ahí el silencio sostenido ante la detención de nuestras ratas intelectuales que se dicen progres, cada vez más expuestas a la verguenza y el patetismo. Tal es así que Macri- no me casen con él porque valoro un gesto puntual, que es otro populista, todo lo soluciona aumentando impuestos- está a la izquierda de los compañeros de un recuperado Carlos Menen para la causa nacional y popular junto Ramón Saadi y un querido Gildo Insfrán para todos y por siempre y como saben los tobas otros grandes defensores de los oprimidos. Luis Thonis
Lo concreto es que cuando volvió a su país con el diploma que le entregaran en la Feria del Libro de Buenos Aires, fue inmediatamente detenido. Parece que recibir ahora un diploma a la libertad de expresión en la Feria del Libro de Buenos Aires, es suficiente motivo para encarcelar a un Poeta y Editor. Esperemos que a medida que pasen las horas, los Partidos Políticos, Organismos de Derechos Humanos, el Gobierno Nacional y el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, expresen su fuerte repudio a la detención de quien fuera premiado en nuestro país y que, de no ser liberado, se tomen medidas en las relaciones bilaterales para con Vietnam. Liu Xiaobo, último y actual Premio Nobel de la Paz, aún está detenido en China y ahora es un poeta el detenido en Vietnam. ¿Hasta donde llegará la hipocresía occidental de silenciar estas barbaridades por un mercado? ¿Hasta donde llegará la hipocresía de muchos organismos de Derechos Humanos que miran distraídos cuando estos vulneran brutalmente en países comunistas? Entre la hipocresía comercial occidental y el selectivismo ideológico de algunos que dicen representar la universalidad de los derechos humanos, la libertad solo será una garantía sino hay mucho dinero de por medio o si el autoritarismo y las dictaduras son observadas como legítimas cuando invoca expresiones agradables a oídos selectivos. El premio y el motivo por el que Bui Chat recibió el diploma Bui Chat recibió la distinción de la Unión Internacional de EditoresA los 22 años comenzó a luchar por la libre difusión de las poesías escritas por él y por otros jóvenes de su país, Vietnam. Ayer (obviamente esto fue antes de su detención), a los 32, fue distinguido por su "ejemplar coraje" por la Unión Internacional de Editores (UIE) con el Premio a la Libertad de Publicación 2011.En la 37» Feria del Libro de Buenos Aires, dentro del Programa Capital Mundial del Libro, el poeta y editor que firma con el pseudónimo Bui Chat recibió el galardón y comunicó que donará los 5000 francos suizos percibidos para la difusión de las obras de escritores de su país que viven en la clandestinidad, están en prisión o con arrestos domiciliarios."Los libros tienen el poder de hacer al mundo libre", dijo el joven en su idioma antes de recibir el premio de manos del presidente de la UIE, YoungSuk "Y.S" Chi, y del jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri. Y agregó: "Esperamos que este premio sea un aliciente significativo para quienes desarrollan el movimiento editorial independiente y para la sociedad civil de Vietnam". El “aliciente” fue la carcel.En la entrega del premio, en la sala Jorge Luis Borges, José Claudio Escribano, miembro del directorio de LA NACION y de las academias nacionales de Ciencias Morales y Políticas y de Periodismo, hizo un "elogio del coraje" del joven vietnamita. "Estamos aquí para alentar, alentando a Bui Chat, a los escritores y artistas que osan volar hacia los confines de lo desconocido", afirmó Escribano.Macri, que asistió con el ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi, parafraseó a Thomas Jefferson para decir que "cuando se agrede a la libertad de expresión y la libertad de difusión se pone en peligro la verdadera libertad de las personas".Luego del acto, en diálogo con el diario LA NACION, el editor premiado afirmó que cuando empezó, hace diez años, ni siquiera sabía de la existencia de la UIE. "Nuestro gobierno tapa todo lo que pasa en el exterior y no nos permite conocer lo que sucede más allá de nuestras fronteras", dijo, y contó que en 2008 fue invitado a un congreso internacional para disertar sobre la situación de las editoriales no reconocidas en Vietnam."Me sentí muy bien cuando vi que había gente que podía apoyar el trabajo que estábamos haciendo", sostuvo, al admitir "que se necesita mucho coraje para hacer lo que hacemos, pero también quiero destacar el coraje que tuvo la UIE en todos los países donde está para apoyarnos".Chat fundó, en 2001, la editorial Giay Vun (Papel Reciclado), que publica obras desechadas o prohibidas por el gobierno cuyos autores se mantienen escondidos de las autoridades, y las distribuye en forma gratuita. Ayer, el presidente de la UIE indicó que Bui Chat, con su iniciativa ejemplar en esta década, ayudó al nacimiento de un movimiento libre e independiente representado por otras tres editoriales que también publican obras de autores e historiadores censurados o que podrían serlo por la postura crítica de sus textos.Consultado por LA NACION sobre el ejercicio de la libertad de publicación a nivel internacional, Chi respondió: "(En los próximos años) veremos crecer la libertad de expresión porque estamos en un momento pico en el que muchos países están tomando como ejemplo lo que pasó en el Cercano Oriente y en África para tomar coraje y también por el uso de la tecnología. Ahora los que luchan para defender la libertad de publicación se encuentran con más fuerza por el uso de esos recursos".La UIE está integrada por 65 asociaciones de medio centenar de países. Fue creada en 1896 y lucha, según explicó ayer Ana María Cabanellas, consejera de esa entidad, contra la censura y el analfabetismo y promueve el derecho de autor y la libertad de publicación.Después del Festejo y el reconocimiento, la PrisiónBui Chat, el joven editor clandestino que fue galardonado en la Argentina el jueves por su lucha por la libertad, está preso en su país y le confiscaron el diploma. Sigue así el camino del último Premio Nobel de la Paz, Liu Xiaobo, que ni siquiera pudo retirarlo porque fue detenido por las autoridades del Partido Comunista Chino y aún sigue preso. El fundador de la editorial Giay Vun en Vietnam, había sido seleccionado por la Unión Internacional de Editores (International Publishers Association, IPA), por su coraje para editar en condiciones difíciles. El premio le fue entregado el jueves 25 de abril en la Feria del Libro por el presidente de la Unión Internacional de Editores, Young Suk "Y.S" Chi, por el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri y el Ministro de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Hernán Lombardi en el marco de una ceremonia en la que habló Claudio Escribano, miembro del directorio de LA NACION y de las academias nacionales de Ciencias Morales y Políticas y de Periodismo.
Domingo 1 de mayo de 2011
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