lunes, 19 de diciembre de 2011

Vaclav Havel. Por Ricardo Ortíz de Zárate.

Hijo de un prominente hombre de negocios y perteneciente a una familia activa en la vida social y cultural de Praga, terminó los estudios primarios en 1951, pero no tuvo acceso a la educación superior por su extracción social burguesa, en los primeros años de la República Socialista de Checoslovaquia. Durante un lustro trabajó como técnico en un laboratorio químico mientras por las tardes asistía a clases en una escuela preparatoria de la universidad, hasta obtener la graduación en 1954.
Biografía
Entre 1955 y 1957 estudió en la Facultad de Economía de la Universidad Técnica Praga. No obstante, sus inclinaciones artísticas, primeramente expresadas a través de artículos publicados en gacetas literarias y la frecuencia de cenáculos de poesía, le condujeron por un derrotero radicalmente diferente, tal que en 1960, tras la conclusión del servicio militar de dos años, fue contratado como tramoyista por el Teatro de la Balaustrada de Praga. En este centro escénico pronto pasó a realizar labores creativas, como director de obra adjunto y, finalmente, autor literario. Entre 1962 y 1967, al tiempo que representaba sus primeras piezas dramáticas, como la exitosa Záhradní slavnost (El partido del jardín), una sátira sobre el lenguaje de los burócratas, estudió Teoría del Arte Dramático en la Academia de Artes Escénicas de Praga y formó parte del equipo editorial de la revista literaria Tvárin. Más tarde ingresó en el Círculo de Escritores Independientes, un foro abocado a chocar con la oficialista Unión de Escritores y que le eligió su presidente, y en el Comité Checo de grupo PEN. Opuesto a la invasión soviética de agosto de 1968 que puso fin a la Primavera de Praga, el movimiento de reformas políticas impulsadas por el primer secretario del gobernante Partido Comunista de Checoslovaquia (KSC), Alexander Dubcek, en 1969, el año de la tristemente célebre normalización del comunismo checoslovaco por orden de Moscú, Havel vio prohibida su obra. Los escritos del dramaturgo habían contribuido a la apertura de Dubcek desde el terreno cultural, pero ahora eran atacados como subversivos; a caballo entre Kafka y Orwell, con piezas como El memorándum (1965) o La creciente dificultad de concentración (1968) Havel ponía en solfa, atacándolas en sus aspectos más absurdos o risibles como las jerigonzas acuñadas por los tecnócratas y la intelligentsia adicta al régimen comunista, los usos y las formas de un estado de cosas que le disgustaba. Cuando la normalización Havel fue presionado para que abandonara el país y finalmente optó por establecerse en el campo, donde siguió escribiendo y por un tiempo hubo de ganarse el sustento trabajando en una planta de cerveza. No cejó, empero, en sus actividades disidentes, que incluyeron la celebración en su casa rural de conciertos musicales con letras prohibidas por el régimen comunista; ávido seguidor de las novedades del rock underground, Havel, según reveló más tarde, encontró inspiración en las ácidas canciones de artistas occidentales como Lou Reed o Frank Zappa. En 1972 suscribió una petición de libertad de los presos políticos y en 1975 dirigió una carta pública de protesta al presidente de la República, Gustáv Husák, dos iniciativas que no fueron represaliadas. Pero su notoriedad mundial vino como promotor y uno de los tres primeros portavoces, junto con el filósofo cristiano Jan Patocka y el antiguo ministro de Exteriores de Dubcek Jirí Hájek, de la iniciativa Carta 77, la cual fue dada a conocer a la opinión pública el 1 de enero de 1977 y que básicamente exigía al Gobierno checoslovaco el respeto de los Derechos Humanos en cumplimiento de las obligaciones contraidas por el Acta de Helsinki de 1975. Carta 77, suscrito, entre otros, por el ex dirigente comunista represaliado Zdenek Mlynar, el intelectual Václav Benda y el sacerdote Václav Maly, tuvo una amplia repercusión internacional, inclusive, pese a la férrea censura, en el bloque soviético. A continuación, Havel pasó a formar parte de una nueva organización concebida para impulsar las reivindicaciones de Carta 77, el Comité para la Defensa de los Injustamente Perseguidos (VONS). La reacción de las autoridades comunistas ante lo que interpretaron era un desafío abierto del dramaturgo y sus compañeros a su monopolio del poder no se hizo esperar (la primera víctima fue Patocka, muerto en el curso de un interrogatorio policial). Entre 1978 y 1979 Havel estuvo bajo arresto domiciliario y privado de sus derechos civiles, castigo que prácticamente empalmó con un nuevo prendimiento y su envío a prisión, período carcelario que se prolongó hasta 1983, cuando fue liberado por cuestiones de salud. En ningún momento cesó su producción literaria, ahora interesada por las cuestiones éticas y filosóficas (de esa índole son las dudas y problemas que acosan en esta época a sus héroes de ficción, típicamente escritores que reflejan no poco de las inquietudes y experiencias personales del autor) y, cuando las circunstancias lo permitían, sus actividades disidentes, como firmante de octavillas y articulista de la prensa samizdat o clandestina. El 15 de enero de 1989 Havel, ahora ligado en lo editorial y literario al periódico samizdat Lidové Noviny, fue detenido por última vez en el curso de una manifestación estudiantil y el 17 de mayo fue puesto en libertad, tras servir cuatro de los ocho meses de prisión a que fue condenado el 21 de febrero. En estos días en que los primeros indicios de cambio político se observaban en Polonia o Hungría, Havel observaba con pesimismo la posibilidad de que se produjeran mudanzas similares en su país, un "Absurdistán", como lo llamó en cierta ocasión, por sustentarse, más que en la coerción objetiva de la dictadura, en defectos humanos -mendacidad, hipocresía, conformismo, apatía, fatalismo- compartidos por doquier y que habían difuminado la divisoria entre gobernantes y gobernados a la hora de establecer responsabilidades. Él mismo contagiado del desaliento, en el verano de 1989 Havel veía al régimen de los Husák, Jakes y Adamec tan petrificado como siempre. Sin embargo, los acontecimientos tomaron un vericueto tan insospechado como vertiginoso. El 21 de noviembre, poco después de comenzar manifestaciones multitudinarias por contagio de los sucesos de Alemania Oriental, él y otros destacados intelectuales y activistas pusieron en marcha el Foro Cívico (OF), una plataforma de diversos grupos y movimientos que lideró el proceso contestatario y canalizó, en ausencia de partidos políticos, las reivindicaciones populares ante las autoridades. Entre los integrantes del Foro figuraban Carta 77, VONS, el Comité Helsinki, Obroda ("Renacimiento"), el Movimiento por las Libertades Cívicas (HOS) e Iniciativa Democrática, así como representantes del movimiento estudiantil y de la Iglesia católica. Junto con Havel personificaban el OF gentes como Ján Carnogurský, elegido en 1991 primer ministro de la República Eslovaca, y Jirí Dienstbier, que antes de acabar el año se iba a convertir en ministro de Asuntos Exteriores. Havel, de vuelta a Praga el 20 de noviembre desde su residencia en el norte de Bohemia, encabezó las negociaciones con el primer ministro Ladislav Adamec para la formación de un gobierno de coalición de mayoría no comunista y, cuando aquel dimitió tras no transigir en la demanda de la oposición, con su sucesor, Marián Calfa, quien aceptó dar cabida en su gabinete a siete ministros independientes, cuatro de ellos vinculados en mayor o menor grado con el OF. Luego del derrumbe total del aparato comunista y de la dimisión de Husák, el 29 de diciembre Havel fue elegido por unanimidad presidente interino de la República en la Asamblea Federal, convirtiéndose en el primer jefe del Estado no comunista desde la dimisión forzada de Edvard Benes en 1948, en una emotiva sesión en la que compartió el protagonismo con el artífice de la experiencia del socialismo con rostro humano fracasada en 1968, Dubcek (quien, por su parte, fue elegido ahora presidente de la Asamblea), y pronunció un memorable discurso sobre la recuperación de la soberanía popular tras tantos años de usurpación, primero por el nazismo alemán y luego por el comunismo soviético. Arropado por una muchedumbre eufórica, el dramaturgo tomó posesión de sus funciones en la ciudadela praguense del Castillo (Prazsky hrad), corazón histórico y cultural de la nación checa y, ahora, recuperada sede de la jefatura del Estado. El 2 de enero de 1990 Havel realizó a las dos Alemanias su primera visita al exterior como presidente. En las semanas siguientes viajó a Polonia (25 de enero), Estados Unidos (19 a 21 de febrero), la URSS (26 de febrero), Francia (19 de marzo), Reino Unido (21 de marzo) e Israel (25 de abril); este último desplazamiento le registró como el primer mandatario de un país -aún- del bloque soviético en viajar al Estado judío. Iguales precedentes supusieron sus visitas en marzo de 1991 a la Comisión y el Parlamento europeos, así como al cuartel general de la OTAN en Bruselas. El 5 de julio de 1990 Havel fue reelegido, por 234 votos contra 50, para un período de dos años por la Asamblea Federal surgida de las elecciones libres del 8 y 9 de junio, en las que el OF y su homólogo eslovaco, el Foro Público Contra la Violencia (VPN), obtuvieron una mayoría absoluta de 170 escaños con el 46% de los votos. El 13 de octubre de 1990 cesó en favor del ministro de Finanzas, Václav Klaus, como presidente del OF, el cual, cumplido su histórico cometido de aglutinar a las fuerzas democráticas en el período transitorio de 1989-1990, terminó desintegrándose en abril de 1991. Desde diciembre de 1990 convivieron dos fracciones en el OF: el Club de la Derecha Democrática, de Klaus y el Club Liberal, de Dienstbier. Havel se mantuvo neutral en la disputa, que culminó con la fundación de dos fuerzas independientes, el Partido Cívico Democrático (ODS) y el Movimiento Cívico (OH), respectivamente, si bien se hizo notar que el partido de Dienstbier reunió a una mayoría de personas del círculo del presidente, por lo demás discrepantes del modelo económico liberal que propugnaba Klaus. En estos años Havel trabajó activamente por la inserción de Checoslovaquia en las estructuras europeas occidentales y la apertura de las relaciones diplomáticas bilaterales, una tarea que facilitó el aprecio general a su trayectoria humana y política. Hechos decisivos que indicaron el rumbo tomado por la nueva Checoslovaquia poscomunista fueron la firma en Moscú por Havel y Mijaíl Gorbachov, el 27 de febrero de 1990, del acuerdo para la retirada de las tropas soviéticas estacionadas desde la Segunda Guerra Mundial, que quedó completada el 19 de junio de 1991. Meses antes y pocos días después de culminarse este proceso que encerraba un significado no meramente simbólico fueron disueltos, respectivamente, la Organización del Tratado (o Pacto) de Varsovia y el Consejo de Asistencia Mutua Económica (CAME, o COMECOM). Las últimas estructuras del dominio soviético habían dejado de existir, un doble desenlace tan esperado como tranquilo (casi pasó desapercibido en los medios de comunicación occidentales) que Havel había perseguido en estrecha colaboración con el primer ministro húngaro József Antall y el presidente polaco Lech Walesa. Asimismo, el 27 de febrero de 1992 Havel suscribió en Praga con el canciller Helmut Kohl un Tratado de Buena Vecindad y Cooperación germano-checoslovaco, el 1 de abril del mismo año viajó a Moscú para firmar con el presidente Borís Yeltsin un Tratado de Amistad y Cooperación ruso-checoslovaco, y el 26 de agosto de 1993 recibió en Praga al mandatario ruso para la firma de otro tratado bilateral. En 1992 Havel mostró su disconformidad con el proyecto de división del Estado checoslovaco fundado en 1918 que pasaron a negociar los gobiernos checo y eslovaco, fundamentalmente debido a la decisión de no someterlo a la opinión de los ciudadanos mediante un referéndum. El presidente presentó la dimisión como protesta el 17 de julio (efectiva el día 20), luego de no prosperar su reelección en varias rondas de votaciones en la Asamblea, pero el golpe de efecto no impidió un proceso de disolución de la federación que fue decidido por el primer ministro checo, Klaus, y su homólogo en Bratislava, Vladímir Meciar. Ahora bien, cuando el 1 de enero de 1993 la República Checa adquirió el estatus de Estado soberano, Havel aceptó convertirse en su primer presidente. El 26 de enero el Parlamento le invistió con un mandato quinquenal por 109 votos sobre 200, esto es, con el apoyo de los cuatro partidos de la coalición de centro-derecha presidida por Klaus más el de algunos diputados del Partido Social Demócrata (CSSD) y del Club de Independientes. Havel tomó posesión el 2 de febrero. La fructífera colaboración con Klaus en política exterior, ya que los dos compartían una visión proatlantista y procomunitaria (más matizada, no obstante, en el planteamiento del primero), encontró su límite en el modelo económico adoptado por el primer ministro, un capitalismo de tipo ultraliberal. Cuando en noviembre de 1997 estalló la crisis en el gobierno de coalición por un escándalo de donaciones empresariales al ODS de Klaus, Havel, que en 1989 había llegado a la Presidencia con el sueño de establecer una democracia de y para los ciudadanos como sujetos de la sociedad civil, no tuvo nada que objetar a la dimisión forzada del primer ministro y, de paso, realizó vitriólicos comentarios sobre la "fascinación por los datos macroeconómicos" y la "quiebra del imperio de la ley y el orden moral" que, en su opinión, habían caracterizado la gestión de Klaus. El 20 de enero de 1998 Havel fue reelegido por el Parlamento para un nuevo y último mandato de cinco años. Inesperadamente, fue necesaria una segunda votación para alcanzar la mayoría preceptiva y Havel recibió el voto afirmativo de 99 de los 197 diputados y 47 de los 81 senadores, con lo que el 2 de febrero pudo inaugurar su segundo ejercicio. Intelectual y estadista de gran prestigio internacional, Havel ha sido, quizás, el mandatario europeo más unánimemente respetado, y se le incluyó en el selecto grupo de líderes en activo que mejor simbolizaban las causas de la libertad y la democracia. En su país ha sido considerado un referente moral ("la política es la ética puesta en práctica") más que un árbitro institucional, que es una de las limitadas funciones reservadas a la figura del presidente en el sistema de Gobierno checo, de tipo ampliamente parlamentario. Su declarado "agnosticismo político" le permitió posicionarse inequívocamente y sin temor a hipotecas contra los modernos fantasmas de las sociedades europeas, como la xenofobia, el racismo, y la insolidaridad, de los que no se ha librado un país, el suyo, en el que, por ejemplo, las agresiones y discriminaciones contra la minoría gitana han sido un problema merecedor de reconvenciones por la Unión Europea (UE). Tanto durante el Gobierno de Klaus como en el posterior (desde julio de 1998) del socialdemócrata Milos Zeman, Havel ejerció profusamente su reclamado derecho a formular opiniones propias en asuntos de política interior y exterior, posturas que muchas veces no fueron compartidas por el primer ministro de turno y que dieron pie a numerosas tarascadas, sin ahorro de comentarios públicos por un personaje bien conocido por su verbo directo y mordaz, entre los dos cabezas del poder ejecutivo. Otras veces, los posicionamientos de Havel en problemáticas exteriores contrastaron con la actitud de una parte considerable de la comunidad internacional. Así, durante la guerra de Bosnia (1992-1995) siempre se manifestó partidario de una actuación más enérgica de las potencias occidentales contra los desmanes genocidas de los actores del conflicto, en particular de la parte serbobosnia, y cuando la crisis de Kosovo (1999) fue un ardiente defensor de la actuación bélica de la OTAN contra la maquinaria militar serboyugoslava aún sin contar con el respaldo explícito del Consejo de Seguridad de la ONU. Precisamente, la guerra de la OTAN contra Serbia se activó pocos días después (12 de marzo) de que los checos, junto con húngaros y polacos, se convirtieran en miembros de pleno derecho de esta organización defensiva transatlántica, realizando una de las dos vocaciones estratégicas -la otra era el ingreso en la UE- en las que Havel había puesto todo su empeño. Crítico visceral del presidente serboyugoslavo Slobodan Milosevic, Havel tuvo en noviembre de 1999 la idea de integrar a dirigentes de la entonces oposición democrática de Serbia en la delegación checa para que pudieran asistir a la cumbre en Estambul de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). La heterodoxia del estadista centroeuropeo en el ámbito internacional salió a relucir en planteamientos tales como el cuestionamiento de las soberanías rusa y serboyugoslava sobre Chechenia y Kosovo, respectivamente, las declaraciones favorables al independentismo taiwanés frente a China Popular, o la recomendación de que aviones checos participasen en las operaciones de castigo anglo-estadounidenses contra el régimen de Saddam Hussein en Irak. Algunos de estos posicionamientos de Havel no dejaron de suscitar polémica en determinados medios militantes izquierdistas y antibelicistas. Animador principal de la cooperación entre los países de Europa Central, con la intención expresa de superar la barrera -psicológica y, acaso, todavía económica- entre Este y Oeste, suyas fueron iniciativas de profundo calado como el Grupo de Visegrad, formado con Polonia y Hungría el 15 de febrero de 1991 para coordinar las conversaciones con la entonces Comunidad Económica Europea y establecer un Acuerdo de Libre Comercio de Europa Central (CEFTA), o las reuniones informales de todos los presidentes de la región, la primera de las cuales organizó en la ciudad bohemia de Litomysl el 15 y el 16 de abril de 1994. A lo largo del segundo mandato, Havel vio grandemente limitada su agenda presidencial a causa de sus repetidas hospitalizaciones e intervenciones quirúrgicas, algunas de máxima gravedad. A la extirpación de un tumor canceroso en el pulmón derecho en diciembre de 1996 le sucedieron el tratamiento, en la Clínica Universitaria de Innsbruck, de una perforación del intestino grueso en abril de 1998 y la cuarta traqueotomía, seguida inmediatamente de una crisis cardíaca, practicada en agosto siguiente. Sobre la frágil salud del presidente pesaban muchos años de adicción al tabaco, el cual, al igual que el consumo de alcohol, prometió a sus doctores dejar en enero de 1997. Su esposa desde 1964, Olga Splichalova, que inspiró sus reflexiones Cartas a Olga (1989), escritas en prisión entre 1979 y 1982, falleció tras una larga batalla, también, contra el cáncer el 27 de enero de 1996 a los 62 años de edad. El 4 de enero de 1997 el presidente contrajo segundas nupcias con la actriz Dagmar Veskrnova, casi 20 años más joven que él, en una ceremonia privada que no fue anticipada a los medios de comunicación. Havel fue uno de los líderes europeos que más alto y más nítido habló tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 contra Nueva York y Washington: apeló a la solidaridad sin fisuras con Estados Unidos, a la participación de la República Checa en la coalición internacional contra el terrorismo que articuló la administración de George W. Bush y, cuando comenzó la fase bélica de esta campaña, justificó y expresó su "apoyo absoluto" a las operaciones de guerra en Afganistán. En los meses siguientes y a lo largo de 2002, el presidente checo se refirió en varias ocasiones a los "sacrificios" que requieren la salvaguardia de "los valores de la libertad y la civilización", los cuales, según él, han de ser defendidos "con las armas, si es necesario".

En la quinta edición de la conferencia internacional Forum 2000, celebrada en Praga en octubre de 2001, declaró que los ataques del 11 del septiembre constituyeron un "desafío a toda la humanidad", instó a la formación de una "gran coalición espiritual" de líderes religiosos del mundo para ayudar a combatir "el odio y el fanatismo" y, haciendo un particular uso de una controvertida expresión de Bush, alertó contra ese "mal que puede ser tan rápidamente globalizado". Receptivo a la posibilidad de extender las represalias militares a Irak por su potencial desestabilizador en el terreno de la proliferación de armas de destrucción masiva y por sus presuntos vínculos con la red terrorista Al Qaeda, Havel explicó personalmente a Bush en la Casa Blanca el 18 de septiembre de 2002 que una guerra contra el país árabe le parecía admisible siempre y cuando Estados Unidos no actuara unilateralmente, la intervención se apoyara en una "gran coalición internacional" y el régimen de Saddam violara los nuevos mandatos de la ONU. El 21 de noviembre de 2002 Havel hizo de anfitrión en Praga del Consejo Atlántico reunido al nivel de jefes de Estado y de Gobierno y que invitó a siete países europeos del antiguo bloque comunista a suscribir el Tratado del Atlántico Norte en torno a 2004. Havel aprovechó esta ocasión en la que, próximo el final de su mandato presidencial, recibió todo tipo de elogios y felicitaciones a modo de homenaje, para enfatizar su conocida tesis de que Rusia, en tanto que "poder euroasiático" con una esfera geopolítica propia, podía y debía mantener el más alto nivel de cooperación con la OTAN, pero que nunca podría ser un Estado miembro de la organización, cuyo máximo espacio sitúa "desde Alaska hasta Tallinn". Tres días antes de la importante cita de la OTAN en Praga, el Consejo de Ministros de la UE estableció el 1 de mayo de 2004 como la fecha en que la República Checa, al final de un trabajoso proceso de transformación y adecuación a los parámetros comunitarios en todo un elenco de normas y estructuras políticas, económicas y sociales, y en compañía de otros nueve países aspirantes, ingresará en la organización europea, brindando otra gran satisfacción al presidente checo. No dejó de sorprender la intensa agenda de trabajo de Havel en un bienio en que padeció crisis de salud casi continuas: la bronquitis crónica contraída a raíz de la extirpación de un tercio del pulmón en 1996, afecciones cardíacas e infecciones de neumonía impusieron tantas hospitalizaciones y curas de reposo que abundaron las especulaciones sobre la dimisión del presidente y hasta los temores de que no llegara vivo al final de su mandato, el 2 de febrero de 2003. Con tozudez, Havel quiso terminar su presidencia sin novedad, y lo consiguió. El 30 de enero de 2003, en vísperas del mutis institucional, que hizo con unas cotas de popularidad entre sus paisanos todavía altas pero sensiblemente inferiores a las que disfrutó en los primeros años noventa, Havel volvió a las portadas de la prensa internacional como uno de los ocho gobernantes europeos signatarios del documento de apoyo a la política de Estados Unidos frente a Irak que pergeñaron el británico Tony Blair, el español José María Aznar y el italiano Silvio Berlusconi, y ello a pesar de que, según los sondeos, tres cuartas partes de los checos se oponían a la guerra contra Irak. Entre los muchos honores de Havel figuran los siguientes premios: Obie de teatro (Estados Unidos, 1968, 1970 y 1984); Estatal de Literatura Europea (Austria, 1968); Plaisir de teatro (Francia, 1981); Erasmus (Países Bajos, 1986); Olof Palme (Suecia, 1989); Karl Renner (Austria, 1989); Simón Bolívar (Venezuela, 1990); W. Averell Harriman de la Democracia (Estados Unidos, 1991); Carlomagno (Alemania, 1991), Onassis (Grecia, 1993); Theodor Heuss (Alemania, 1993); Indira Gandhi de la Paz, Desarme y Desarrollo (India, 1994); al Entendimiento Internacional de la Fundación Fulbright (Estados Unidos, 1997); Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades (España, 1997); al Estadista Europeo del Año (Estados Unidos, 1997), Open Society de la Universidad Central Europea (Hungría, 1999) y Puerta Olímpica del Comité Olímpico Internacional (2000). En el capítulo de condecoraciones se citan: Orden de las Artes y las Letras (Francia, 1989); Gran Cruz de la Legión de Honor (Francia, 1990); Medalla F. D. Roosevelt de las Cuatro Libertades (Estados Unidos, 1990); Medalla del Consejo de Europa (1990); Orden del Águila Blanca (Polonia, 1993); Medalla de la Libertad de Filadelfia (Estados Unidos, 1994); Orden de Isabel la Católica (España, 1995); Orden de Bath (Reino Unido, 1996); Medalla Memorial de Yitzhak Rabin (Israel, 1996); y, Gran Cruz del Mérito (Alemania, 2000). Asimismo, figuran en su haber títulos académicos honoríficos otorgados por las universidades de Nueva York, Toronto, Técnica de Dresden, Río de Janeiro, Le Mirail de Toulouse, Lawrence de Wisconsin, Columbia, Hebrea de Jerusalén, Masaryk de Brno, Bayreuth, Nacional Taras Shevchenko de Kíev, Libre de Bruselas, Wroclaw, Stanford, Harvard, Glasgow, Vilnius, Bucarest, Oxford, Pretoria, Manitoba, Riga y el Trinity College de Dublín. Por otro lado, pertenece al Directorio Internacional del Centro Shimon Peres por la Paz y al Club de Madrid. Asimismo, es miembro de honor del Club de Roma. Las obras escénicas de Havel más conocidas son (títulos en español): El memorándum (1965); La creciente dificultad de concentración (1968); Los conspiradores (1971); La ópera del mendigo (1972); El descanso de la montaña (1974); Audiencia (1975); Protesta (1978); Largo desolato (1984); y, La tentación (1985). En su faceta de ensayista y biógrafo de sus vivencias, algunas escritas desde la cárcel, figuran los títulos: Protesta (1978); El poder de los sin poder (1978); Saldo ruinoso (1988); Cartas a Olga (1989); La responsabilidad como destino (1990); Meditaciones estivales (1992); Hacia una sociedad civil (1994); y, Discursos políticos (1994). (Cobertura informativa hasta 5/2/2003)

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