14/12/2010
Los musulmanes han querido imponer la ley Sharia en países de cultura occidental, y, la respuesta de occidente ha sido de una enorme tolerancia
Las fotografías de las exequias de los mártires cristianos son dolorosas
A diario aparecen artículos, se dan conferencias y charlas, aparecen publicadas reseñas del avance del Islam en el mundo occidental. En muchos de esos eventos se trata de vender la imagen del Islam como la religión de la paz. En Occidente hemos visto como han aparecido mezquitas en todas las ciudades, hemos visto mujeres con la indumentaria musulmana, que va desde la burkha que sólo cubre la cabeza, hasta la cárcel de tela, que tiene solo una hendija para los ojos cubierta por una especia de rejilla. En los barrios de las ciudades en la que las comunidades islámicas se instalan no permiten que se celebren las festividades cristianas En las calles de Londres activistas musulmanes pidieron la decapitación de los soldados británicos y los extremistas islámicos suicidas portadores de artefactos explosivos causan muerte y heridas gravísimas a sus víctimas.
Ante esto los musulmanes buenos guardan silencio. Los musulmanes han querido imponer la ley Sharia en países de cultura occidental, y, la respuesta de occidente ha sido de una enorme tolerancia, cualidad que es abusada por parte de los musulmanes. Ellos en sus países de origen no permiten que los extranjeros que vayan a residir asistan a sus iglesias, se vistan a su usanza, tengan imágenes de otras religiones y desplieguen costumbres propias de sus respectivas culturas. Uno podría llegar a pensar que quizás entre personas de su misma nacionalidad, privaría el respeto por parte de los musulmanes hacia sus compatriotas que profesen otras religiones, pero el caso objeto de este escrito demuestra lo contrario. La información que a continuación se relata es el testimonio de un sacerdote católico y de testigos que estaban presentes cuando un grupo de terroristas que se cree eran miembros de Al Qaeda atentó contra una iglesia sirio católica en Bagdad, ciudad capital de Irak. El día Domingo 31 de Octubre 2010, se celebraba la misa dominical en la Iglesia Católica de Nuestra Señora de la Salvación en Bagdad. Eran las 5 p.m. cuando una bomba explotó frente a la Bolsa de Valores de Bagdad, los guardias incluyendo dos de la Iglesia acudieron para ver lo que había sucedido, al mismo tiempo, desde la el lado opuesto del edificio, un grupo de hombres (8 a 10) se movilizó hacia la iglesia, lo primero que hicieron fue dispararles a los cuatro guardias que allí se encontraban, para luego entrar a la iglesia, en la que había unos 150 feligreses (hombres, mujeres y niños de todas las edades) que asistían a la misa celebrada por dos sacerdotes y sus diáconos. Los terroristas entraron a sangre y fuego, tiraron varias granadas de mano y dispararon matando a la gente que estaba sentada cerca de la entrada principal. Los sacerdotes Padre Wassim Sabih (Waseem Sabeeh Al-kas Butros) 27 años yPadre Thaer (Thaer Saad-alla Abdal) 32 años caerían abaleados por ráfagas. Minutos antes al oír la explosión uno de ellos le pedía a los presentes que oraran por la paz y tranquilidad del mundo. El Padre Rafael Alkotaily resultó herido durante el ataque y tuvo que ser sometido a una serie de cirugías en el hospital Ibn Al-Nafis de Bagdad. Más de 63 personas fueron asesinadas. Otros 120 resultaron heridos. Cientos de personas desamparadas.
El ataque dejó a la gente paralizada, sin saber que hacer, algunos corrieron, otros lloraban aterrorizados. El padre Alkotaily quisó salvar a algunos de sus feligreses llevándolos hacia un pasillo lateral. Cuando los terroristas se dieron cuenta, les tiraron granadas, los acorralaron, trancaron la puerta y les tiraron más granadas, ese grupo de feligreses quedaron muertos o heridos de consideración. Hay que ser honesto, un guardia musulmán que había estado defendiendo a la iglesia y ayudando a ese grupo también quedó muerto.
Luego los terroristas corrían de banco en banco disparando al azar, allí quedó gente muerta y herida, sin importar quienes fueran, entre las víctimas quedó un bebé de sólo cuatro meses. Los testigos que quedaron vivos dicen que por el acento no se trataba de irakies, sino más bien sirios, sauditas, egipcios y yemenitas. También que su mirada estaba llena de odio y gritaban “Dios es grande”.
De acuerdo con los testimonios de los sobre vivientes, los terroristas estuvieron en la Iglesia desde las 5 p.m. hasta las 10 p.m. Cuando sus armas se quedaron sin municiones se empezaron a volar ellos mismos.
A las 10 p.m. las fuerzas irakies decidieron entrar en la Iglesia con fuego cerrado, muchos feligreses quedaron muertos, pero ya los terroristas se habían suicidado.
A la 1 a.m. ya las fuerzas irakies estaban seguras que los terroristas estaban muertos y habían rescatado a todos los feligreses, 70 estaban seriamente heridos, 63 eran cadáveres y el daño psicológico de la gente quedaría marcado para siempre. Hay dos historias especialmente terribles, la de la familia del bebé de cuatro meses compuesta por su padre, su madre y el abuelo que fueron abaleados. La segunda historia es la de otra familia, compuesta por padre, madre, un niño de tres años y sus dos jóvenes tías. Los terroristas les dispararon dejando a la madre muerta instantáneamente, como el niño lloraba pidiéndole a su mamá que se despertara, los terroristas volvieron y le dispararon al padre en el hombro y en el brazo, el niño continuó llorando, volvieron los terroristas y le dispararon al padre en la cabeza y cuando le iban a volver a disparar el niño se paró adelante y les grito ¡basta!, ¡basta!, la bala para su papá lo hirió en una pierna. (el niño sobrevivió). A las tías no les dispararon, pero cuentan que estaban tan paralizadas por el terror que ni siquiera pudieron consolar al sobrinito.
Para terminar este terrible relato copio la descripción dada por un oficial del ejército Irakí cuando entró en la Iglesia “Cuando entré en la Iglesia podía oír el llanto fuerte de las mujeres y los niños, pero no los podía ver debido al humo espeso, entonces me resbalé y me di cuenta que estaba sobre un pozo de sangre, me llegó el olor nauseabundo y familiar al que me he acostumbrado, que no es otro que el de la muerte. Yo vi extremidades, partes de cuerpos humanos, cadáveres apilados en la entrada. Esa gente llevaba muerta varias horas ya que al moverlos, nos dimos cuenta que los cuerpos tenían el rigor mortis.
Las fotografías de las exequias de los mártires cristianos son dolorosas. Aparecen los cadáveres acribillados, la iglesia destrozada, las fotos de los jóvenes sacerdotes, la de la gente en la procesión fúnebre. Los sacerdotes de las diferentes iglesias cristianas unidos por el dolor celebrando los oficios fúnebres. la gente marchando con las fotografías de sus muertos, la pena reflejada en sus rostros.
Una persecución que comenzó en el año 2003 hacia los cristianos ha continuado, muchos han tenido que huir de Irak, pero los que quedan han declarado que se niegan a salir de una tierra que también les pertenece. Entonces tendremos que acostumbrarnos a ver más mártires cristianos.
La queja de los cristianos irakies es que pasaron la información hacia las grandes cadenas de noticias y que no les prestaron mayor atención, que el mundo calla ante tales hechos. Que los musulmanes buenos permiten que tal salvajada ocurra, guardando silencio. Aún viendo estos crímenes hay quienes pretenden que a los grupos terroristas sean de la religión que sean, los considere como fuerzas beligerantes.
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