sábado, 17 de marzo de 2012

Un mundo de simulacros y la indignación ultraselectiva. Por Luis Thonis


El domingo en Perfil el agudo Pepe Eliaschev, uno de los periodistas que está al tanto de lo que sucede en el mundo, publicó una interesante, titulada “La DAIA en caída libre” señalando que a partir de 2003 responde cada vez más a la agenda del gobierno actual como si se tratara de obediencia debida. Suena en eco a lo que ocurrió sobre los entes reguladores: al otro día de la asunción del nuevo gobierno cada uno de ellos, desde la Sindicatura General de la Nación hasta ENARGAS había un santacruceño como zorro en el gallinero y los innumerables casos de corrupción no tardaron en salir a la luz pública con los oyarbides que los encubrieron y blanquearon.

Julio Nudler criticó esto en Página 12 refiriéndose al ex menemista Claudio Moroni, que introdujo en la Sindicatura el ahora angélico Alberto Fernández, que estaba envuelto en casos de corrupción. Nudler, conocido investigador de los orígenes de la marcha peronista, fue censurado y al poco tiempo falleció. Sin ponerse colorados, Mario Wainfeld y Bernardo Verbitsky afirmaron que este hombre que hasta entonces tenía un pasado intachable decía cosas plagadas de errores. Este breve escándalo ya anunciaba la segunda parte- la primera fue presentarlos con la complicidad de periodistas e intelectuales como si no fueran parte de una casta delictiva que ya tenía que estar entre rejas- de lo que sería el relato K: el encubrimiento a toda costa para los que participen de la gesta, la descalificación y hasta la infamia para quienes- incluso como Nudler que apoyaba el gobierno- tuvieran una actitud crítica, algo que ocurre en todos los partidos políticos- de ahí que la competencia sea entre distintos impresentables- pero que en el kirchnerismo se ha transformado en una cultura de servidumbre voluntaria como jamás se ha visto. El gran logro de los millonarios K, acostumbrados a comprar voluntades como forma exclusiva de hacer política, fue descubrir que el intelectual- o pseudo- medio argentino “progre” es un Víctor Hugo Morales que cambia de un día para otro su discurso ciento ochenta grados y que su voluntad de servidumbre no tiene límites.


Sin embargo, es posible que el Pepe no se percate si de debe a razones estratégicas que no era el caso revelar a los mortales y que los K tenían como objetivo una lucha sin tregua contra el nacional socialismo representado por Clarín y La Nación. Aunque esto suene extravagante, al menos, puede decir el abogado del diablo, reconocen la existencia del genocidio más sistemático que conoció la humanidad.
Lo que sigue pertenece al terreno de la conjetura y al pasaje de un mundo de sensaciones a un mundo de simulacros.
Cualquiera podría recordarles a los K su alianza con Hugo Chávez, practicante antisemita y la sospechada componenda con Irán acusado de dos atentados- ayer se cumplieron veinte años del primero donde se comprobó la mano de Hezbollah que también hizo lo suyo en el de la AMIA- y el cese del reclamo ante los tribunales internacionales y del que se sospecha un pacto para obviar el tema. ¿Habrán olvidado eso, tal vez como ese general chino que obsesionaba a Kafka, menos interesado en la batalla que estaba a punto de comenzar que en el combate de dos grillos? Es imposible que todo sea tan burdo y miserable, conjeturo, tiene que haber otra cosa, no hay que olvidar que los genios siempre son incomprendidos por sus contemporáneos.



Tal vez haya una estrategia superior que supere nuestro entendimiento y estemos comentando simulacros de simulacros y Chávez, Irán- que apoya a Siria que masacra a su propia población sin que nadie diga una palabra aunque las víctimas civiles llegan a ocho mil-, Hezbollah y sus hermanos del Hamas palestino, practicantes de la limpieza étnica, Hebe de Bonafini, D´Elía y Quebracho- todos presentes cuando se entregó el premio a Chávez en la universidad de La Plata- estén en realidad realizando una cruzada contra el racismo y sean los verdaderos campeones de la modernidad y la libertad.



Cualquiera que tuviese un mínimo de sentido común advertiría un contraste en la indignación ultraselectiva de la Presidente cuando la OTAN intervino militarmente- hasta ahora no se conoce otro modo- para detener el crimen de masa del "compañero" Kadafi contra su población y la total indiferencia por lo que está haciendo Siria asesinando niños y mujeres a la luz del día y Estados Unidos y Europa no pueden intervenir ya que China y Rusia han votado a favor de Siria en el Consejo de Seguridad, que los países que luchan por la libertad hace tiempo debían abandonar a las dictaduras creando una nueva fuerza internacional donde los bomberos actúen antes del fuego, es decir, del genocidio.

La afinidad con Chávez da cuenta del siniestro apoyo de gobierno a Al Bashir ante el pedido de captura de Moreno Ocampo en 2009 por orden de Chávez lo que convierte a la Argentina no en el país que ha recuperado la dignidad respecto al genocidio según el lacaniano Jorge Jinkis- que pasa por alto los cientos de asesinatos de las Tres A y los montoneros que no conocen justicia- sino en cómplice del mayor genocidio del siglo XXI hasta la fecha y que acaba de recomenzar.


Triste perfomance de la Operación Massota en la Argentina: ayer se prefería a través de sofismas justificar la aventura de Galtieri en Malvinas en vez de hablar de los crímenes de la dictadura; hoy, rescritura de la historia mediante, se piensa que con descolgar el cuadro de Videla se sale del fresco de la ideología argentina cuando el sujeto "cuestionado"- diría Mariano Dupont que abre un operativo que no deja títere de esa religión sin cabeza- está totalmente fusionado a ella con el resto de una buena conciencia. El antónimo del olvido no puede ser la justicia selectiva que pasa por la misma justicia y que culmina un mundo de simulacros.
¿La DAIA no dice nada de cosas tan obvias? ¿Y los intelectuales aguafiestas que plantean dialogar con lo isleños en el tema Malvinas? Algunos de ellos, como Beatriz Sarlo, que demostró no tener la menor idea del tema ante la refutación de Pablo Jakovkis, firmaron en su momento la acusación de genocidio contra Israel por defenderse, ahora es la propia población la que está siendo atacada y las víctimas no son ochocientos sino ocho mil.
Los intelectuales ahora presentados como "vendepatrias"- como ayer Julio Nudler era visto como contrario al gobierno popular- entre los que se cuentan hombres de la talla de Daniel Sabsay o Sebreli han dicho con todas las letras que no abdican de la soberanía sobre las islas aunque se les haga decir lo contrario. Lo que dejan de lado es la estupidez y el tono épico galtierista con que se aborda el tema. Apuntan a una política a largo plazo, la única posible luego de una guerra perdida.

Todavía España está en tratativas sobre el Peñón de Gibraltar- también podía ser reclamado por los moros, los bereberes que lo ocuparon en el año 711 y que organizaciones como Alqueda piensan reconquistar - y no se utiliza el tema para hacer demagogia y ocultar los problemas de política interna: no conozco nada de este gobierno que no esté marcado por la demagogia, aun si es la inauguración de una pileta.
El “Che, gringo, devolveme las islas” es un argumento infantil y tomado a la letra supone que Argentina debería devolverle a Paraguay a Formosa y parte de Misiones tomados por el Tratado de la Triple Alianza-, 1865, condenado por los revisionistas y la Presidente en la inauguración de la planta de Yaciretá, febrero de 2011, incluso bajo la acusación de genocidio, algo que no hicieron los ingleses- y gran parte de la Patagonia a Chile, incluyendo el Calafate. Se condena a Mitre y a Roca pero se conserva el botín. Del mismo modo, se convierte a Cavallo en un demonio pero se sigue aplicando el delirante impuesto al cheque, una de las claves del devastador modo que tiene de financiarse el famoso modelo, que no es sino la continuación de las políticas expropiatorias de las mayorías iniciadas en los años setenta.
Difiero de los intelectuales mencionados en un punto específico: el de seguir la agenda del gobierno en vez de cambiarles el juego – en política la invención no está prohibida- introduciendo el tema Irán, que se cansó de mojarle la oreja a la Argentina y ahora por orden de Chávez se ha entrado en tratos comerciales a cambio, parece, de no llevarlo ante los tribunales internacionales: esto sí sería lisa y llana traición a la patria porque aquí no hay una guerra ni una causa perdida. También por no decir una palabra la masacre del régimen Sirio y poner en escena el sistema de alianzas de dictaduras y terroristas del que Irán es el mayor financista.
¿Será por temor a otro atentado? Si fuera así, bastaría que el terrorismo internacional haga algunos de sus ensayos criminales en el país para tener al pueblo de rodillas y a los funcionarios tratando de decir que Perón fue en realidad un pensador musulmán, fundador de un justicialismo del desierto, algo que no sé si contentaría a los ayatolas que son persas. Creo que el tema Malvinas pertenece al Circo K porque lejos de romperse relaciones con Inglaterra el comercio con ella se ha acentuado, lo mismo que la operación Gringo- Gaucho con Estados Unidos que desconcierta a los idólatras del relato luego de tantas chicanas antiimperialistas. Desconocen que para la moral K toda indignación cesa cuando comienza a paladearse un botín.



En cambio, pese a los desaires humillantes de Irán con éstos “no se jode”. No hay impronta de indignación sino la simultánea abdicación de toda soberbia y soberanía.



Reactivar el conflicto coloca a la Argentina en un contexto mundial marcado por la guerra entre la civilización y el nihilismo hitlero islamita, algo rabiosamente negado por los ideólogos que como Atilio Borón participan del cada vez más evidente negocio de los pueblos oprimidos y que defiende a los peores dictadores tipo emperadores Castros haciendo con los alienados coros de izquierdas pasar por demócratas a los asesinos de miles de Marianos Ferreyras. Lamentablemente la oposición en líneas generales no tiene la menor idea de lo que ocurre en el mundo, particularmente en Medio Oriente y compra el relato negacionista que el pro chavista y antisemita Pedro Brieguer predica con impunidad en la TV pública.
Vuelvo a mi conjetura de inicio.
Tal vez yo viva en un mundo de simulacros de simulacros- que sustituyó al de sensaciones del recordado Sandro- y esto que parece repugnante, bochornoso y “cipayo” para el sentido común sea parte de una movida que me escapa, un designio inextricable como el de una justicia que se niega todavía a considerar el atentado a la embajada de Israel- el más grave antes del de la AMIA en la historia argentina- como crimen contra la humanidad.
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