La intermediación del experto en seguridad de la ex Unión Soviética, Víktor Sheiman, y la probable designación de un ex director de la KGB como embajador de Bielorrusia en Venezuela, demuestran que la “cooperación” de esta dictadura con la revolución bolivariana trasciende la normalidad diplomática.
Aquellos que encuentran extraña la estrecha asociación del gobierno bolivariano con Bielorrusia, consideren lo siguiente: en 1994, Aleksander Lukashenko, de ser un oscuro propagandista de la ex Unión Soviética, pasó a ser Presidente del pequeño país enclavado en medio de Europa Oriental. Con reformas constitucionales, Lukashenko ha subordinado todas las instituciones, amordazado medios y vulnerado derechos y libertades públicas. En 2001, a través de un referéndum declarado fraudulento por la UE, prorrogó su mandato hasta 2006. En octubre de 2005 promovió otro referendo que le permitirá su reelección continuada e indefinida de por vida.Bielorrusia se distinguió por ser la economía más próspera de los países satélites de la era soviética. Con Lukashenko es todo lo contrario, su PIB es el más bajo de los ex estados de la URSS. Según el Banco Mundial 25% de su población se encuentra bajo extrema pobreza. The Economist asegura esta semana que Bielorrusia atraviesa una grave crisis energética. Sin embargo, Bielorrusia, a través de 18 tratados con Venezuela, cooperará con la industria petrolera, gas, petroquímica, desarrollo agrícola, vivienda, ciencia, tecnología y defensa nacional. ¿Cómo puede este esmirriado país de 9 millones de habitantes, de economía centralizada, sin sector privado de alguna significación y aislado del continente europeo cooperar con Venezuela? Veamos.
¿Diplomacia?
Gracias a una habilidad extraordinaria que los adversarios le reconocen, Lukashenko ha impedido que Bielorrusia sea arrastrada por las fuerzas democratizadoras que depusieron dictaduras socialistas en Europa Oriental. La corrupción, la censura, el control de los disidentes y las reformas constitucionales han hecho de Bielorrusia un estado con una impresionante capacidad para resistir la presión democrática de una vasta disidencia. Transparencia Internacional la coloca en el rango 151 de corrupción en el mundo. Estas semejanzas con el proceso socialista bolivariano parecen unir a los dos gobiernos en una extraña relación que transciende la diplomacia tradicional para penetrar los intersticios de la seguridad, la defensa y la inteligencia a niveles que bien pudieran rivalizar o superar a la intervención cubana. Después que en octubre de 2005 el entonces canciller, Alí Rodríguez, hiciera el primer contacto con el canciller Sergei Martynov de Bielorrusia, la coordinación de las relaciones han sido asumidas por Víctor Sheiman, secretario de estado del Consejo de Seguridad.
El bielorruso
Las cancillerías de ambos países fueron puestas a un lado y sólo Víktor Sheiman ha negociado con el presidente Chávez y con sus ministros de confianza. Sheiman ha permanecido en el país más tiempo del que en realidad ha sido reconocido oficialmente. El avieso jefe de seguridad, de vuelta a Minsk el pasado fin de semana, fue quien anunció, este lunes, la adquisición de armas por mil millones de dólares a Bielorrusia. La suma hace dudar que sea Bielorrusia el único proveedor. Bielorrusia tiene licencia para ensamblar y fabricar sistemas de defensa de Rusia y comercializarlos, especialmente cuando la negociación resulta embarazosa para el presidente Putin. A pocas horas de este anuncio, Ruslan Pukhov, director del Centro de Análisis Estratégico y Tecnologías de Moscú, comentó que “no siendo Bielorrusia el fabricante final de la mayoría de sus sistemas de defensa el producto manufacturado será siempre con la participación de Rusia, aunque formalmente la venta sea registrada en Bielorrusia”. Mucho antes el ex ministro de Defensa de Bielorrusia, Pavel Kozlovsky, había expresado dudas de que Bielorrusia contara con armas por ese valor y sugirió una intermediación con Rusia. Todo un misterio.
El consejero
Alexander Lukashenko no hubiera llegado a ser el “último dictador de Europa”, como se le conoce, sin la colaboración de esta figura siniestra de su régimen. Viktor Sheiman nació en la aldea de Soltanishki, provincia de Grodno y se educó en un colegio militar. Más tarde sirvió como especialista de seguridad y defensa en el ejército soviético y con esta condición participó en la invasión rusa a Afganistán. Fue miembro del Soviet Supremo de Bielorrusia y en 1994 ingresó al gobierno como consejero de seguridad del dictador Lukashenko que tiene el proyecto de unir a Bielorrusia con Rusia. En 1999 Sheiman es removido para ocultar un escándalo internacional en el cual se le vinculaba con la desaparición y asesinato de prominentes figuras de la oposición. Dos fiscales, Dzmitry Petrushkevich y Aleh Sluchak, que habían huido al exterior, declararon que bajo las órdenes de Sheiman se había creado un escuadrón de la muerte con 10 funcionarios de la unidad antiterrorista que fueron responsables de la desaparición de 4 prominentes miembros de la oposición. En 2001 Sheiman regresa al gobierno como Fiscal General.
Reelección y KGB
En 2005 es designado jefe de la campaña electoral para la reelección de Lukashenko, elección que tiene lugar en marzo de 2006 en medio de grandes protestas, denuncias de fraude, abusos y ventajismos atribuidos a Víktor Sheiman y a Stsyapan Sukharenka, director de la KGB, la única de estas organizaciones de seguridad que sobrevivió al colapso de la Unión Soviética. Ningún candidato de la oposición ganó un escaño en la Asamblea Nacional. La UE penalizó a Bielorrusia aislándolo, suspendiéndoles las visas y congelando los activos bancarios de Lukashenko y otros altos funcionarios de Bielorrusia, incluido Víktor Sheiman, en Europa y EE UU. Pero ya el ingenioso arquitecto de novedosas tácticas electorales y represión había garantizado el “triunfo” de Lukashenko. Lukashenko es un nostálgico de la URSS, su modelo es Felix Dzerzhinsky, fundador de la KGB. Un busto de Dzerzhinsky preside el centro de Minsk, calles y avenidas llevan su nombre así como un gran complejo urbano en la ciudad donde vivió en Bielorrusia.
“Parece venezolano”
Víktor Sheiman se ha reunido con el presidente Chávez en las dos ocasiones que este ha visitado a Minsk y en todas sus permanencias en Venezuela. A una semana de haberse reunido con Chávez en su última estadía en Minsk, ya estaba de nuevo en Caracas donde se reunió con los ministros Pedro Carreño, Rafael Ramírez y con el general Rangel Briceño, como “Ministro de la Defensa”, antes que el general Raúl Baduel hubiera entregado el mando. El pasado 23 de marzo Chávez se reunió con Sheiman en Miraflores por casi cuatro horas y luego se lo llevó a su casa en Barinas para continuar las misteriosas negociaciones. La permanencia de Sheiman en Venezuela es a veces tan prolongada que se hace acompañar de su familia.
En el Aló Presidente No. 278 del 25 de marzo, transmitido desde Barinas, el presidente Chávez saludó públicamente a Sheiman, presente en el programa junto a su hijo Sergei, indicando: “ya parece venezolano y casi habla el español” (…) “Nos da mucho gusto, hemos estado trabajando intensamente”. ¿Tema de conversación? Difícilmente alguien puede imaginar que el presidente Chávez le dedique todo ese tiempo a un especialista en seguridad para negociar la “cooperación económica” de Bielorrusia. Hace unos días, cuando armábamos las piezas de este rompecabezas, la Office for Democratic Belarus, una ONG patrocinada por la UE con sede en Bruselas, publicó en su órgano oficial el probable nombramiento de Stsyapan Sukharenka, director de la KGB de Bielorrusia hasta el pasado 17 de este mes, como embajador en Venezuela con el propósito (indicaba textualmente la nota), “de hacer dinero para Bielorrusia”. Sukharenka es un protegido de Víktor Sheiman. Con esa incontrolable tendencia del presidente Chávez para presumir de lo que puede y no puede es muy probable que haya resumido el verdadero objetivo de esta “asociación estratégica” cuando en su último encuentro con Lukashenko comentó: -“Si nos hemos manejado tan bien para hacer tanto en menos de un año, no me imagino lo que haremos los dos en los próximos 20 años que vamos a estar en el poder”. -“No preocupe a los americanos” le advirtió Lukashenko. No creemos que los únicos preocupados residan en EE UU.
Orlando Ochoa Terán / E-mail: o.ochoa@worldnet.att.net 27/7/2007 Semanario Quinto Día(Venezuela)
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