Roberto Cachanovsky es un economista al que bien podría llamarse disidente por haber sido crítico de tres sucesivos populismos- el alfonsinismo, el menemismo y el kirchnerismo- que acentuaron la decadencia argentina hasta situarla en un callejón sin salida en un "arte" sucesivo de fracasar por parte de un estado más mafioso que juicioso.
He comprobado que algunos lo hacen cómplice del menemismo cuando fue uno de los pocos que señaló la contradicción entre la estabilización de la moneda vía la convertivilidad y el gasto público desmesurado. No tiene nada que ver con esos liberales que sospechó Alberdi, aliados a la dictadura o al populismo cuya línea de extiende desde Ricardo Zinn hasta Amado Boudou que usan sus conocimientos técnicos para sostener un Estado mafioso y prebendario.
Mi abuelita solía decir que "en la vida, todo no se puede". En términos económicos, el dicho de mi abuela significaría que los recursos son escasos y las necesidades ilimitadas. Cuando se rompe la estructura de precios relativos, se ignora la teoría del valor que es la base del funcionamiento de la economía.
Una de las primeras cosas que se enseña en economía es que los recursos son escasos y las necesidades ilimitadas. Puesto en palabras de mi abuelita: “en la vida todo no se puede”, hay que optar entre una cosa u otra. Como el ingreso es limitado, la gente tiene que decidir qué compra y qué deja de comprar. El gran debate de la economía es cómo asignar eficientemente los recursos, entendiendo por eficiencia que los escasos recursos productivos (capital y trabajo) sean destinados a satisfacer la mayor cantidad posible de necesidades más urgentes de la gente. Para eso existe el sistema de precios, sistema que los detractores de la economía de mercado suelen señalar como competencia salvaje, o que la competencia perfecta no existe, etc. En rigor el sistema de precios tiene un origen previo que es el valor. La teoría del valor correcta dice dos cosas: a) que el valor es subjetivo y b) que las cosas tienen valor para determinada persona en determinada circunstancia. Decir que el valor es subjetivo implica que cada persona valorará diferente un determinado bien. Y afirmar que las cosas tienen valor para determinada persona en determinada circunstancia implica decir que cada persona valorará diferente cada bien o servicio y, además, lo valorará de forma diferente dependiendo de la situación en que se encuentre. Ejemplo, un vaso de agua tiene mucho valor para una persona en el medio del desierto. En cambio, esa misma persona valorará poco un vaso de agua si está cómodamente instalada en su casa pudiendo acceder al vaso de agua solo caminando hasta la canilla. El primer problema que se presenta para asignar los escasos recursos es que hay millones de consumidores todos con valoraciones diferentes respecto a cada bien. Pero al mismo tiempo, cada persona va cambiando el valor que le otorga a cada bien. Ejemplo, si estoy con hambre, a la primera porción de pizza le doy mucho valor, a la segunda menos, a la tercera mucho menos y a la cuarta ya no le otorgo valor. Otro ejemplo, para un matrimonio recién casado puede tener mucho valor alcanzar su primera vivienda propia. Una vez que logran comprarla, la vivienda propia pasa a otro puesto de la escala de valores de la pareja y, tal vez, pase a primer lugar comprarse un auto. De lo anterior se concluye que hay millones de consumidores, que cada consumidor valora los bienes y servicios de diferente manera y, además, que cada consumidor va cambiando el valor que le otorga a los bienes. ¿Cómo se consigue asignar eficientemente los recursos productivos si la información sobre qué quiere la gente está tan dispersa y encima es cambiante? Con el sistema de precios. Los precios expresan las valoraciones de las personas. Cuánto están dispuestas a pagar por determinado bien. La gente hace un intercambio cuando el dinero que entrega por un determinado bien lo valora menos que el bien que recibe. Si valorara más el dinero que el bien no haría el intercambio. Y si le otorgara el mismo valor al dinero y al bien estaría en un punto de indiferencia. Por eso, causa gracia cuando los detractores del mercado hablan de éste como si fuera una fuerza oculta manejada por oligopolios internacionales al servicio del capitalismo internacional. No entienden que la economía es la ciencia de la acción humana y no es casualidad que el mejor tratado de economía haya sido escrito por Ludwig von Mises y lo haya titulado La Acción Humana. Como decía antes, la gente expresa sus valores subjetivos en el mercado y va construyendo la estructura de precios de la economía. Cuando compra o deja de comprar un bien, expresa una preferencia. Expresa si valora mucho o poco el bien en cuestión. El sistema de precios es el indicador que tienen los empresarios en un sistema de libre competencia (la competencia perfecta no existe) para intentar descubrir qué es negocio. Dónde hay una demanda insatisfecha. ¿Dónde hay una demanda insatisfecha? En aquellos sectores en que la tasa de rentabilidad de la inversión supera la tasa de rentabilidad promedio de la economía. Supongamos que en promedio la rentabilidad promedio de la economía es del 10% anual y alguien descubre un negocio que brinda una rentabilidad del 15% anual. Esa mayor tasa de rentabilidad está indicando que hay una demanda insatisfecha y hacia ese sector hay que volcar los recursos escasos. Pero, en ausencia de restricciones a la competencia que pueda establecer el Estado, si alguien descubre un negocio con una rentabilidad del 15%, habrá otros que copiarán al primero, invertirán en el sector, la mayor oferta hará bajar los precios y la rentabilidad del 15% tenderá a igualarse con la rentabilidad promedio del mercado del 10%. Por eso Hayek tituló una de sus conferencias: El mercado como proceso de descubrimiento. Lo que dice el premio Nobel de Economía es que dado que la información está tan dispersa, el mercado y la competencia sirven para descubrir qué es negocio. Esta cuestión tan elemental del análisis económico basado en la acción humana, muestra que no hay poder central ni computadora que pueda reemplazar al mercado en el proceso de asignación de recursos. Por eso mueve a risa cuando Miss Cris dice que este es un modelo de acumulación con matriz productiva diversificada e inclusión social. De inclusión social mejor no hablemos porque basta con parar en cualquier semáforo y ver chiquitos y no tan chiquitos limpiando parabrisas o haciendo malabarismos con tres pelotitas para advertir el fracaso de la inclusión social que tanto hablan. Y hablar de matriz productiva diversificada es, como también titulo Hayek uno de sus trabajo, la pretensión del conocimiento. Creer que un burócrata puede reemplazar con sus directivas millones de valoraciones personales luce más a soberbia que a ciencia. Creer que porque a uno le ponen una banda presidencial inmediatamente pasa a tener dones especiales que le permiten saber mejor que millones de personas qué, cuánto y a qué precios hay que producir es de una profunda ignorancia, no ya de la economía, si no del comportamiento humano. De la elemental teoría del valor subjetiva. ¿Qué nos deja el gobierno en materia de precios relativos? Es decir, ¿ha distorsionado el gobierno los precios de la economía de tal manera que los recursos productivos estén mal asignados? La respuesta es sí y le deja un fenomenal problema al próximo gobierno. Empecemos por el tema energético. Para mantener artificialmente bajo el costo de la energía el Estado destinó dinero de los contribuyentes por más de U$S 18.000 millones de dólares entre 2006 y 2011. Y cabe aclara que cada vez tendrá que asignar más recursos porque el precio del petróleo sigue subiendo y hoy día hay que importar combustibles y gas porque la distorsión de precios relativos hizo que desapareciera la inversión en el sector energético al tiempo que la demanda aumentará por el precio artificialmente bajo. Para mantener artificialmente barato el transporte público, usó más de U$S 10.000 millones en el mismo período, para que, encima, la gente viaje como ganado. Pero también el gobierno distorsionó los precios relativos con sus regulaciones, prohibiciones de exportar, restricciones a las importaciones, etc. Por ejemplo, por aplicar una política demagógica de carne barata, se liquidaron millones de cabezas de vacunos y hoy el precio de la carne ya es imposible de mantenerlo artificialmente barata a punto que el consumo de carne vacuna cayó unos 20 kilos por habitante por año por la suba del precio. Primero hicieron la demagogia de ofrecer carne barata y ahora la carne hay que pagar como si fuera oro. Recomponer el stock implica tiempo y ese es otro problema que habrá que afrontar. Otro de los precios que se ha distorsionado es el de los salarios. Los aumentos por encima de la productividad de la economía en el sector formal generan una fenomenal diferencia entre los que están en el mercado formal y el informal, al tiempo que se acható la pirámide salarial dentro de las empresas. Hoy ser gerente de una sucursal de un banco puede ser una maldición y seguramente el gerente querría ser cajero, porque ganando un poco menos tienen menos problemas y responsabilidades. Siendo que el gobierno aumentó los salarios por encima de la productividad en el sector formal de la economía, en algún momento el mercado ajustará por precio o por cantidad. Y cuando digo cantidad digo más desocupación. Un solo ejemplo puede ilustrar sobre el fenomenal problema que dejará en materia de precios relativos el gobierno de los kirchner. Por un lado quienes tuvieron aumentos de salarios por encima de la productividad verán bajar sus ingresos o bien pasarán a las filas de los desocupados. Pero al mismo tiempo, tendrá que soportar mayores costos de transporte, energía, gas, etc. Francamente al ver este solo dato me apiado del presidente que reemplace al kirchnerismo y de su ministro de economía. Esta sola es una bomba de tiempo letal y todavía queda el tema del tipo de cambio real, la tasa de interés, etc. Lo que ha hecho este famoso modelito de matriz productiva es producir una fenomenal distorsión de precios relativos favoreciendo el consumo en detrimento de la inversión. Han forzado el consumo por encima de la oferta de bienes y servicios desestimulando la inversión. Hicieron artificialmente caros los factores de producción (capital y trabajo) y artificialmente baratos ciertos bienes de consumo masivo para drogar a la gente con un nivel de consumo insostenible en el tiempo. En definitiva, los kirchner rompieron la estructura de precios relativos ignorando la teoría del valor y el principio de que los recursos son escasos y las necesidades son ilimitadas. Esto quiere decir que el día que haya que recomponer los precios relativos, infinidad de comercios que hoy florecen por la droga del consumo literalmente desaparecerán. Dejarán de ser rentables negocios de ropa, restaurantes, hoteles, concesionarias de autos, etc. porque llegará un punto en que no habrá consumo suficiente para sostenerlos. Digo, el día que ya no se pueda sostener artificialmente alto el consumo, todos esos rubros y otros más no venderán lo suficiente como para mantenerse abiertos. Esto implicará desocupación. La distorsión de precios relativos hace florecer actividades insostenibles en el tiempo. Claro que al recomponerse los precios relativos habrá otros sectores que tomarán impulso y generarán nuevos puestos de trabajo. Pero el proceso no será instantáneo y la gente sufrirá mucho. En síntesis, la primera lección para Miss Cris sería la siguiente: uno no puede violar impunemente la teoría del valor que define la estructura de precios relativos, la que a su vez conduce a la eficiente asignación de recursos. El costo que se paga por violar la teoría del valor es altísimo. Los recursos se asignan ineficientemente, se crean puestos de trabajo artificiales. Y cuando llega la hora de la verdad y la gente deja de ser drogada con consumo insostenible termina despertando en la miseria. Descubre que fue engañada todo ese tiempo. Ahora, si la gente quiere seguir siendo engañada, ya es un tema que escapa a este extenso artículo. Pero lo importante es haber dado la primera lección en este intento por educar a Miss Cris. Si no aprende, el problema no será de Miss Cris. Será de la gente.
Publicada el 7/3/2011Mi abuelita solía decir que "en la vida, todo no se puede". En términos económicos, el dicho de mi abuela significaría que los recursos son escasos y las necesidades ilimitadas. Cuando se rompe la estructura de precios relativos, se ignora la teoría del valor que es la base del funcionamiento de la economía.
Una de las primeras cosas que se enseña en economía es que los recursos son escasos y las necesidades ilimitadas. Puesto en palabras de mi abuelita: “en la vida todo no se puede”, hay que optar entre una cosa u otra. Como el ingreso es limitado, la gente tiene que decidir qué compra y qué deja de comprar. El gran debate de la economía es cómo asignar eficientemente los recursos, entendiendo por eficiencia que los escasos recursos productivos (capital y trabajo) sean destinados a satisfacer la mayor cantidad posible de necesidades más urgentes de la gente. Para eso existe el sistema de precios, sistema que los detractores de la economía de mercado suelen señalar como competencia salvaje, o que la competencia perfecta no existe, etc. En rigor el sistema de precios tiene un origen previo que es el valor. La teoría del valor correcta dice dos cosas: a) que el valor es subjetivo y b) que las cosas tienen valor para determinada persona en determinada circunstancia. Decir que el valor es subjetivo implica que cada persona valorará diferente un determinado bien. Y afirmar que las cosas tienen valor para determinada persona en determinada circunstancia implica decir que cada persona valorará diferente cada bien o servicio y, además, lo valorará de forma diferente dependiendo de la situación en que se encuentre. Ejemplo, un vaso de agua tiene mucho valor para una persona en el medio del desierto. En cambio, esa misma persona valorará poco un vaso de agua si está cómodamente instalada en su casa pudiendo acceder al vaso de agua solo caminando hasta la canilla. El primer problema que se presenta para asignar los escasos recursos es que hay millones de consumidores todos con valoraciones diferentes respecto a cada bien. Pero al mismo tiempo, cada persona va cambiando el valor que le otorga a cada bien. Ejemplo, si estoy con hambre, a la primera porción de pizza le doy mucho valor, a la segunda menos, a la tercera mucho menos y a la cuarta ya no le otorgo valor. Otro ejemplo, para un matrimonio recién casado puede tener mucho valor alcanzar su primera vivienda propia. Una vez que logran comprarla, la vivienda propia pasa a otro puesto de la escala de valores de la pareja y, tal vez, pase a primer lugar comprarse un auto. De lo anterior se concluye que hay millones de consumidores, que cada consumidor valora los bienes y servicios de diferente manera y, además, que cada consumidor va cambiando el valor que le otorga a los bienes. ¿Cómo se consigue asignar eficientemente los recursos productivos si la información sobre qué quiere la gente está tan dispersa y encima es cambiante? Con el sistema de precios. Los precios expresan las valoraciones de las personas. Cuánto están dispuestas a pagar por determinado bien. La gente hace un intercambio cuando el dinero que entrega por un determinado bien lo valora menos que el bien que recibe. Si valorara más el dinero que el bien no haría el intercambio. Y si le otorgara el mismo valor al dinero y al bien estaría en un punto de indiferencia. Por eso, causa gracia cuando los detractores del mercado hablan de éste como si fuera una fuerza oculta manejada por oligopolios internacionales al servicio del capitalismo internacional. No entienden que la economía es la ciencia de la acción humana y no es casualidad que el mejor tratado de economía haya sido escrito por Ludwig von Mises y lo haya titulado La Acción Humana. Como decía antes, la gente expresa sus valores subjetivos en el mercado y va construyendo la estructura de precios de la economía. Cuando compra o deja de comprar un bien, expresa una preferencia. Expresa si valora mucho o poco el bien en cuestión. El sistema de precios es el indicador que tienen los empresarios en un sistema de libre competencia (la competencia perfecta no existe) para intentar descubrir qué es negocio. Dónde hay una demanda insatisfecha. ¿Dónde hay una demanda insatisfecha? En aquellos sectores en que la tasa de rentabilidad de la inversión supera la tasa de rentabilidad promedio de la economía. Supongamos que en promedio la rentabilidad promedio de la economía es del 10% anual y alguien descubre un negocio que brinda una rentabilidad del 15% anual. Esa mayor tasa de rentabilidad está indicando que hay una demanda insatisfecha y hacia ese sector hay que volcar los recursos escasos. Pero, en ausencia de restricciones a la competencia que pueda establecer el Estado, si alguien descubre un negocio con una rentabilidad del 15%, habrá otros que copiarán al primero, invertirán en el sector, la mayor oferta hará bajar los precios y la rentabilidad del 15% tenderá a igualarse con la rentabilidad promedio del mercado del 10%. Por eso Hayek tituló una de sus conferencias: El mercado como proceso de descubrimiento. Lo que dice el premio Nobel de Economía es que dado que la información está tan dispersa, el mercado y la competencia sirven para descubrir qué es negocio. Esta cuestión tan elemental del análisis económico basado en la acción humana, muestra que no hay poder central ni computadora que pueda reemplazar al mercado en el proceso de asignación de recursos. Por eso mueve a risa cuando Miss Cris dice que este es un modelo de acumulación con matriz productiva diversificada e inclusión social. De inclusión social mejor no hablemos porque basta con parar en cualquier semáforo y ver chiquitos y no tan chiquitos limpiando parabrisas o haciendo malabarismos con tres pelotitas para advertir el fracaso de la inclusión social que tanto hablan. Y hablar de matriz productiva diversificada es, como también titulo Hayek uno de sus trabajo, la pretensión del conocimiento. Creer que un burócrata puede reemplazar con sus directivas millones de valoraciones personales luce más a soberbia que a ciencia. Creer que porque a uno le ponen una banda presidencial inmediatamente pasa a tener dones especiales que le permiten saber mejor que millones de personas qué, cuánto y a qué precios hay que producir es de una profunda ignorancia, no ya de la economía, si no del comportamiento humano. De la elemental teoría del valor subjetiva. ¿Qué nos deja el gobierno en materia de precios relativos? Es decir, ¿ha distorsionado el gobierno los precios de la economía de tal manera que los recursos productivos estén mal asignados? La respuesta es sí y le deja un fenomenal problema al próximo gobierno. Empecemos por el tema energético. Para mantener artificialmente bajo el costo de la energía el Estado destinó dinero de los contribuyentes por más de U$S 18.000 millones de dólares entre 2006 y 2011. Y cabe aclara que cada vez tendrá que asignar más recursos porque el precio del petróleo sigue subiendo y hoy día hay que importar combustibles y gas porque la distorsión de precios relativos hizo que desapareciera la inversión en el sector energético al tiempo que la demanda aumentará por el precio artificialmente bajo. Para mantener artificialmente barato el transporte público, usó más de U$S 10.000 millones en el mismo período, para que, encima, la gente viaje como ganado. Pero también el gobierno distorsionó los precios relativos con sus regulaciones, prohibiciones de exportar, restricciones a las importaciones, etc. Por ejemplo, por aplicar una política demagógica de carne barata, se liquidaron millones de cabezas de vacunos y hoy el precio de la carne ya es imposible de mantenerlo artificialmente barata a punto que el consumo de carne vacuna cayó unos 20 kilos por habitante por año por la suba del precio. Primero hicieron la demagogia de ofrecer carne barata y ahora la carne hay que pagar como si fuera oro. Recomponer el stock implica tiempo y ese es otro problema que habrá que afrontar. Otro de los precios que se ha distorsionado es el de los salarios. Los aumentos por encima de la productividad de la economía en el sector formal generan una fenomenal diferencia entre los que están en el mercado formal y el informal, al tiempo que se acható la pirámide salarial dentro de las empresas. Hoy ser gerente de una sucursal de un banco puede ser una maldición y seguramente el gerente querría ser cajero, porque ganando un poco menos tienen menos problemas y responsabilidades. Siendo que el gobierno aumentó los salarios por encima de la productividad en el sector formal de la economía, en algún momento el mercado ajustará por precio o por cantidad. Y cuando digo cantidad digo más desocupación. Un solo ejemplo puede ilustrar sobre el fenomenal problema que dejará en materia de precios relativos el gobierno de los kirchner. Por un lado quienes tuvieron aumentos de salarios por encima de la productividad verán bajar sus ingresos o bien pasarán a las filas de los desocupados. Pero al mismo tiempo, tendrá que soportar mayores costos de transporte, energía, gas, etc. Francamente al ver este solo dato me apiado del presidente que reemplace al kirchnerismo y de su ministro de economía. Esta sola es una bomba de tiempo letal y todavía queda el tema del tipo de cambio real, la tasa de interés, etc. Lo que ha hecho este famoso modelito de matriz productiva es producir una fenomenal distorsión de precios relativos favoreciendo el consumo en detrimento de la inversión. Han forzado el consumo por encima de la oferta de bienes y servicios desestimulando la inversión. Hicieron artificialmente caros los factores de producción (capital y trabajo) y artificialmente baratos ciertos bienes de consumo masivo para drogar a la gente con un nivel de consumo insostenible en el tiempo. En definitiva, los kirchner rompieron la estructura de precios relativos ignorando la teoría del valor y el principio de que los recursos son escasos y las necesidades son ilimitadas. Esto quiere decir que el día que haya que recomponer los precios relativos, infinidad de comercios que hoy florecen por la droga del consumo literalmente desaparecerán. Dejarán de ser rentables negocios de ropa, restaurantes, hoteles, concesionarias de autos, etc. porque llegará un punto en que no habrá consumo suficiente para sostenerlos. Digo, el día que ya no se pueda sostener artificialmente alto el consumo, todos esos rubros y otros más no venderán lo suficiente como para mantenerse abiertos. Esto implicará desocupación. La distorsión de precios relativos hace florecer actividades insostenibles en el tiempo. Claro que al recomponerse los precios relativos habrá otros sectores que tomarán impulso y generarán nuevos puestos de trabajo. Pero el proceso no será instantáneo y la gente sufrirá mucho. En síntesis, la primera lección para Miss Cris sería la siguiente: uno no puede violar impunemente la teoría del valor que define la estructura de precios relativos, la que a su vez conduce a la eficiente asignación de recursos. El costo que se paga por violar la teoría del valor es altísimo. Los recursos se asignan ineficientemente, se crean puestos de trabajo artificiales. Y cuando llega la hora de la verdad y la gente deja de ser drogada con consumo insostenible termina despertando en la miseria. Descubre que fue engañada todo ese tiempo. Ahora, si la gente quiere seguir siendo engañada, ya es un tema que escapa a este extenso artículo. Pero lo importante es haber dado la primera lección en este intento por educar a Miss Cris. Si no aprende, el problema no será de Miss Cris. Será de la gente.
Fuente: Economía para todos.
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