"Caben dos posibilidades: una crisis mundial de alimentos por un aumento sustancial de su precio o una revolución tecnológica(genética) que duplique la productividad"
José Mujica
Los movimientos antiglobalizadores como los que tuvieron lugar en Seattle el 29 de noviembre y el 3 de diciembre de 1999 contra la Ronda del Milenio, impidieron la reunión de la Organización Mundial del Comercio y produjeron toda clase de disturbios persiguiendo un objetivo análogo a gran escala: que los representantes del G8- con Rusia invitada- que gusten o no fueron elegidos por sufragio, no puedan hablar. Las ideologías proteccionistas y estatistas no hicieron sino reforzar las prohibiciones de los países desarrollados para la entrada de los países emergentes. Podríamos situar ahí el advenimiento de un nuevo tipo de sujeto: el zombi a escala global. A partir del atentado a las Torres gemelas este discuso de ha expandido y entrado en fusión con otros supuestamente antitéticos. Hoy los dos viejos y vencidos totalitarismos- el comunismo, rojo, y el nazismo, el pardo- han entrado en fusión con los hitlero islamitas- los verdes- y tienen como enemigos jurados al "imperialismo yanqui" y a Israel como representantes de la opresión del mundo.
El simbolo de la antiglobalización para mi podría estar dado por la vaca loca- sinónimo de la impericia técnica o los tractores del Rey del Roquefort, José Bové destruyendo a un MacDonals. Presenta seres más chiflados que la vaca loca, en algunos casos instrumentados por los que se comen los mejores quesos.
El antimperialismo de Bové representa a los lobbys - no son pocos - que no quieren renunciar a sus privilegios y ser financiados por el Estado, lo cual aumenta los precios. En América Latina hay una tradición. Me refiero a las oligarquías nativas que encontraron la voz en el Ariel de Rodó- libro de cabecera del Che- que asignaba un pasado helénico y aristocrático a los latinos a diferencia de los "vulgares salchicheros de Booklin".
El mismo Figueroa Alcorta en su discurso del Centenario, asegurando que el argentino era " el pueblo primero de la tierra" criticaba al "imperialismo"- aludiendo al yanqui, aunque Argentina era socia del imperio Británico- : " Es el pueblo primero de la tierra. Argentina está llamada a ejercer la hegemonía en Sudamérica y a imponer un pacífico imperialismo", aludiendo a la guerra entre Estados Unidos y España.
Los escritores, reunidos en el café de Los Inmortales- de donde nace la Sociedad Argentina de Autores- desde socialistas y conservadores coincidían en su rechazo porque la consideraban el culto del progreso material y el dinero. Aunque al mismo tiempo protestaban por su situación de aficionados, querían ser profesionales y vivir de sus obras.
Entonces se entendía bien y era irritante como un conjunto de muertos de frío, llegados a una tierra hostil, habían podido sobrepasar en riqueza un continente que en el siglo XVI contaba con grandes universidades. Sarmiento y Alberdi habían dado una respuesta: no se la habían robado a otros, se debía a que contaban con instituciones, una educación moderna, respeto a las garantías individuales, la mayor riqueza que puede tener un pueblo. Se los dejó de escuchar. Suponía una cultura del esfuerzo, el estudio y la explotación de las potencialidades del individuo. La generación del 8o había dado a luz a hijos perezosos y parasitarios que iban de Buenos Aires a Paris.
Se iniciaba la "ideología argentina" y la reivindicación del legado hispánico por del indigenismo de Ricardo Rojas en Eurindia que en los años treinta derivará en las simpatía por el facismo- y el primer golpe de estado en 1930- y el nazismo de los nacionalistas por ser enemigo de lo anglosajón. El gaucho y el indio eran mitificados, pasábamos de José Hernández a Leopoldo Lugones que transitó del anarquismo al fascismo. Mucho crisol de razas para derivar en el mito de la raza americana que se inicia en Rodó y llega a los delirios de un Vasconcellos para el cual la raza americana ocupa un lugar semejante al Espíritu Absoluto de Hegel.
Traducido: las instituciones precolombinas son el fin de la historia. Mientras que las comunidades aborígenes reclaman en el Norte argentino que no se los expulse de sus tierras, mejores condiciones de trabajo y un canal de cable, los mitómanos de todos los colores quieren que seamos todos hijos de la Pachamana.
Sea de derecha o de izquierda, el antimperialismo ha sido siempre antidemocrático y elitista, como en Cuba donde sólo la nomenclatura tiene privilegios y el resto vive en situación de esclavitud. Antes de partir desde Génova, el heroico Cristóbal Colón, despojado de su contexto histórico, ya tenía planeado el genocidio de los indígenas. Se proyecta la explotación colonial como saqueo colonial al comercio moderno. Sus líderes siempre tienen la suma del poder público y el poder sobre la vida o la muerte a su capricho. ¿A que países saquearon Japón y Corea del Norte cuando uno era un montón de ruinas y otro no existía para estar entre los primeros países en calidad de vida del mundo, además de haber sido ocupados por Estados Unidos? Lo mismo la India luego de la revolución verde o el Brasil que despliega a partir de Fernando Enrique Cardoso que considera a Chile la primera democracia liberal del continente. Si se observa bien los marcos institucionales de los países se verá que el antimperialismo norteamericano sólo es predicado por gobiernos y dictaduras siniestras como el de Ahmanidejad, Castro, Kim Il Jong, Mugabe, Luchasensko y otros. Lo que no lo salva de las críticas de su complicidad con dictadores como Mubarak o la petromonarquía saudista por razones de estabilidad.
Lo que no significa ser pro Estados Unidos como el Boudou de los cables que contrasta con el guitarrero oficial. Significa hacer política con un estado y no demonizarlo-idolatrarlo.
Fue la oligarquía la que inició el antimperialismo yanqui en lo cultural a través de la oposición latino vs anglosajón que Alberdi resolvió en la constitución pero que retornaría en los nacionalistas del treinta que lo consideraban "extranjero", en los Scalabrini Ortiz que apoyaban al Eje, es decir, al nazismo contra los aliados.
Argentina quedó prendada de esos delirios que al fusionarse con un setentismo que se aloja en Puerto Madero produce la "ideología argentina" actual, hermando en un mismo abrazo a Moyano y Hebe de Bonafini que antes lo acusaba por su participación en la CNU marplatense de la que nacieron las Tres A.
Pero lo que a principios de siglo era una competencia más o menos "sana" con Estados Unidos se transformó en el curso de la historia- las oligarquías se durmieron sobre los laureles y fueron reemplazadas por populismos aliados a los militares como en los casos de los golpes a dos demócratas como Frondizi o Illia- en un resentimiento ciego y cínico como el que mostraron los que fueron a escuchar a Castro hipnotizados con los celulares de última generación para luego ir a ver la última película de Hollywood, como si fueran los personajes de Woody Allen en Bananas.
No es muy distinto e incluso más grotesco de lo que hizo la clase dirigente argentina al cargar todas las culpas al FMI: firmaron, los K incluidos en primera fila que pasaron a ser millonarios en los noventa, los acuerdos con el FMI endeudándose hasta el cuello pero recibiendo millones y millones que se esfumaron afuera del país y luego al no poder pagar lo declararon culpable, celebrando incluso el defaut que la mayoría de los argentinos tendría que pagar. Hubo que acusar a alguien para salvar la ropa de una clase delictiva. Una pequeña farsa de la antiglobalización que hoy continúa tal cual lo revela el ministro Boudou que ponen de manifiestos los cables: jura que es pro Estados Unidos- aunque el principal socio comercial sea China- pero no puede sincerar los números del INDEC y otras cuestiones porque habría que pagar un gasto político enorme. Bien. Tarde o temprano habrá que pagarlo y no saldrá de los bolsillos de los nuevos multimillonarios, corrupción mediante.
Los militantes antiglobalizadores apuntan a constituir una nueva oligarquía con los logros de la globalización en vez de democratizar y mejorar sus instituciones que llamo estado universitario global. Tienen una sola teoría económica, la tasa Tobin, propuesta por un economista norteamericano con las mejores intenciones pero se reveló imposible de ser aplicada. Fue retomada y publicitada por un viejo licenciado del Ejército Rojo, Ignacio Ramonet, que ha sostenido el eje chavista y "colocado" en el gobierno argentino a Eric Calcagno, uno de sus "diplomados".
Se trata de un impuesto a las trasacciones de capitales que supone un estado único global que tendría el mismo destino que la ayuda a los países gobernados por dictaduras- reforzarían la nomenclatura dominante y comprarían más armas, dejando un resto para su fortuna personal a lo Arafat- o cleptocracias como la Argentina actual que la destinarían al clientelismo, a las patotas, a la desmesurada publicidad oficial y a un periodismo de aduladores, cuando no a los tragamonedas, la "producción de medicamentos" truchos para jubilados o a la cocaína que exportan los narcoaviones de las que sólo se conocen diez toneladas.
En ese sentido la épica de los antiglobalizadores apunta a reforzar definitivamente las dictaduras existentes y extender a escala global corrupciones como la criolla.
Responden a inmensas burocracias financiadas por las universidades- en gran parte norteamericanas- que se ocupan de tervigersar la historia y los hechos más elementales.
En el caso de Seattle hubo una gran ayuda para los revoltosos de los sindicatos norteamericanos agrícolas que querían que fracasara la reunión para defender el proteccionismo y las subvenciones del Estado.
La tarea fundamental de los antiglobalizadores es denunciar las crueldades del capitalismo y sus multinacionales: ayer hablaban en nombre de un proletariado que no tenía la más mínima libertad en los países comunistas y era objeto del crimen de masa como nunca conoció la historia, sumados a las hambrunas y deportaciones. Hoy lo hacen en favor del maíz, los delfines y las lechuzas con fundamentos análogos a los acientíficos con que Marx criticaba la termodinámica o utilizaba fuera de contexto la teoría de la selección de Darwin mientras profetizaba la inminente revolución en Europa. Sin embargo, Marx no era anticapitalista ni pensaba en un retorno a una arcadia roussoniana sino que exaltaba el capitalismo en sus formas más avanzadas, todo lo contrario de los antiglobalizadores.
El ejemplo más notorio está dado por la obra de Chomsky que tiene impunidad total para mentir a un público de consumidores que se ha mentido antes a sí mismo y ruega que el espectáculo y la farsa continúen hasta tranformarse en un estilo de vida.
Es un logo que Noami Klein no sólo repudia sino que exalta. Y lo confiesa sin vueltas: debemos gobernar las multinacionales. De ser así temo que tendrían el mismo destino que la YPF argentina, la única petrolera del mundo que daba pérdidas por ser un coto de caza de los políticos. Guevara nunca hubiera dicho una frase semejante. En todo caso, hubiera destruido las multinacionales que no son otra cosa que el producto del trabajo humano: la demonizada Monsanto no surgio a la soviética del exterminio de campesinos sino de dos integrantes inciales, un campesino yanqui cuyos cultivos eran destruidos por los insectos y la mujer a la que dio su nombre. Guevara las hubiera destruido como hizo con la industria azucarera en Cuba a la que consideraba un símbolo de esclavitud y explotación como si no hubiera sido posible darle otro uso. Cuba nunca se recuperó de eso. Pierre Kalfon en su biografía recuerda que se lo llamaba "el hombre azúcar".
Si Klein o sus amigos humanistas gestionaran estas empresas tendrían el mismo destino que la YPF en la Argentina, única petrolera del mundo que dio pérdidas, serían el coto de caza de los políticos y terminarían por ser subvencionadas por los contribuyentes, destino final de las experiencias económicas colectivistas. O que se se anuncia para Aerolíneas Argentinas.
Las conclusiones de esta pseudociencia- pura ideología-serían más creíbles sino apoyaran las peores dictaduras y silenciaran las otras, culpando exclusivamente a las democracias de todos los males del planeta. ¿Por qué no hubo un manifiesto contra Mubarak o contra Kadafi en vez de gastar ríos de saliva contra el novelista?
Haciendo un ejercicio de ficción, Guy Sorman, a propósito de la Amazonia en Brasil- mitificada por antiglobalizadores como el "pulmón verde" del planeta, algo que es falso ya que se trata de viejos árboles que habría que reemplazar- se preguntó si cien millones de brasileros no acudirían presurosos a la Amazonia, formando en torno de ella una cadena de espectadores pagados para verla crecer...
Lo curioso es que los manifiestantes clamaban a favor del proteccionismo al ritmo de los tractores de José Bové que favorece a los países desarrollados creando barreras comerciales a los productos de los países pobres que decían defender.
Bové no dejó de hacer ninguna de las acciones que satisfacen el imaginario del despotismo pequeño burgués actual: destruyó la construcción de un MacDonals, atacó los cultivos de Monsanto y pese a decirse apolítico se entrevistó con Arafat y con Evo Morales.
Los manifestantes lograron reforzar los privilegios de los países desarrollados. Era justamente uno de los temas que iba a discutirse en la Ronda.
Curiosamente el capitalismo que siempre ha intentando establecer reglas de juego claras es acusado de "salvaje" por parte de los apólogos del comunismo cuyos dirigentes han obrado siempre con total impunidad apropiándose de buenas a primeras de patrimonios públicos y privados.
El populismo argentino fue uno de los miméticos continuadores de lo sucedido en Seattle mediante el vandalismo contra la presencia de Bush en Mar del Plata en noviembre de 2005 que asistió a la IV cumbre de las Américas.
Gratuitamente se destruyó gran parte de la ciudad nada más que para decirle no al AlCA y dar vivas a Chávez, Castro y Maradona. Bush, hay que recordarlo, a diferencia de Vargas Llosa, había apoyado y elogiado a la Argentina y a diferencia de la soñada entrevista de Cristina con Obama que la desairó varias veces, había recibido a Kirchner. Pero ante la mala imagen de Bush, el ogro que construyeron los medios a partir de las guerras de Afganistán e Irak, asegurando que la invasión tenía como objetivo apropiarse del petróleo, algo que los análisis serios desmentían como se comprueba hoy. Ideólogos como Pedro Brieguer mostraban los contratos petroleros en la TV oficial.
Un año antes, Colin Powell había denunciado el genocidio que se estaba dando en Sudán, amagando una intervención. Se mataba centerares de miles, pero eso no existía porque no podían achacárselo a los yanquis. Lo mismo pasa hoy con Kadafi. Ayer sucedió con Menguistu y otros afrocomunismo de los que nadie sabe un comino. El antiamericanismo se revelaba en su punto más alto. Una encuesta realizada en toda América Latina mostraba que los argentinos iban primero en el rechazo a Bush. Es el pueblo más antinorteamericano del planeta. Había que explotarlo. La demagogia fue más fuerte y se financió una anticumbre paralela con patotas incluidas. Habermas no apoyó la guerra de Irak, pero dejó muy claro que quería que ganara Estados Unidos. Aquí Hebe de Bonafini agitaba la bandera de Saddam, máximo criminal del mundo árabe.
Como sucedió en Seattle, Mar del Plata se pobló de banderas rojas y cubanas, aunque aquí los militantes estaban encapuchados. Reivindicaban la violencia como metodología de protesta destrozando cuanto tuvieran delante.
Impotente, el intendente Daniel Katz, pese a ser oficialista, dijo que "un banco y una empresa grande pueden bancarse esto, pero acá hay pequeños comerciantes que no merecen que un pelotudo venga a romper las cosas" y agregó que "cuando alguien está rompiendo algo, la Policía tiene que actuar, y si le tiene que partir la cabeza de un palazo, que se la parta". Pero la Policía no actuó.
Poco importaron los daños y las pérdidas: el espectáculo del antimperialismo era necesario a la épica del kircherismo. Bush había sufrido una derrota más catastrófica que en Bagdad, temía más a Kirchner que al heróico Saddam que había gaseado a decenas de miles miles de kurdos y chiitas, asesinado y torturado a miles de irakíes que iniciaban la resistencia popular junto a todos los pueblos árabes...
La génesis del zombi en la Argentina daba pasos seguros y agigantados. Kirchner presentaba a la Argentina ante el mundo como víctima del FMI como si los presupuestos firmados por la clase dirigente argentina- entre él se contaba como uno de los ases principales del menemismo- hubieran sido impuestos a la fuerza por Washington y se hubieran prestado patacones y no dólares que políticos y empresarios enviaban en grandes cantidades al exterior para protegerse del imperio poniendo el país en rojo.
Al los pocos días, Bush fue a entrevistarse a solas con Lula y firmó con Brasil un tratado de defensa con EEUU y otro sobre los biocombustibles. Las consecuencias están a la vista. Brasil ha sacado unos treinta millones de personas de la pobreza, es una potencia energética y el gas y el petróleo, en la Argentina, sin inversión de ningún tipo, han caido en picada. Chile tiene innumerables tratados de libre comercio y bajó la pobreza del 40% al 12%, pero los Chomsky tratan de vender que todavía gobierna Pinochet.
En Chile no existió el alwedismo, el lagismo o el bachelismo como en Brasil el cardosismo o el lulismo. En la Argentina la abundancia de ismos- alfonsinismo, menemismo, duhaldismo, kircherismo, cristinismo etc- es la mejor prueba de que la ausencia de instituciones republicanas- respeto y cumplimiento de la constitución- y es proporcional al caudillismo: gran parte del pueblo celebra o es indiferente a las violaciones a la constitución sin entender que lo violan a él mismo. El Poder Ejecutivo no cumple sentencias de la Corte Suprema, por ejemplo, restituir al procurador de Santa Cruz Eduardo Sosa, destituido por los Kirchner, por investigar los esfumados fondos de la provincia. Esto en un país que se respetara a sí mismo legitimaría un derecho a la rebelión.
Todo gracias a "ideología argentina" y a la servidumbre voluntaria que le es implícita: ¡un esfuerzo más para que seamos Argenzuela! Parece que quieren expulsar a la Argentina del G8 por las bravatas parroquianas de la Eterna...señal que estamos en el buen camino.
En los dos casos- Seattle y Mar del Plata- se atacó el libre comercio con una retórica apenas disimulada de los Fundamentos de Stalin donde siguiendo a Lenin explica la pobreza de los países subdesarrollados por la riqueza de los desarrollados obtuvieron mediante el saqueo de los productos naturales. Toda "la ideología argentina" está atrapada en este discurso del mito que niega los hechos más evidentes. Es curioso que este pensamiento forjado desde hace décadas por la mayoría de los intelectuales y argentinos haya sido convertida en una bandera de la burguesía prebendaria argentina y sus mercados cautivos.
Esta tesis, que desconoce la historia desde Nueva Zelanda a Japón, de un condado chino a Pergamino, ha sido mil veces refutada y es parte del pensamiento mágico de los antiglobalizadores que exageran los defectos de la globalización- que sin duda tiene y puede agravarse por la situación deficitaria de Estados Unidos y la inflación en China que pueden dar lugar a un cortocircuito peligroso - pero pasan por alto logros que el comunismo no tuvo ni por asomo.
Si alguna verdad tuvieran los ideólogos formarían un partido político y se presentarían a elecciones. José Bové lo hizo y en el sufragio del 22 de abril del 2007 alcanzó el 1,32% de la participación, algo asombroso en un pueblo tan antiamericano y proteccionista como el francés.
Sin embargo, pese a ese consenso estos fanáticos quieren dirigir la globalización como una elite más privilegiada que las antiguas aristocracias, vivir en Nueva York, la Costa Azul, o en todo caso, más humildemente en Puerto Madero a lo Pedraza.
Para el liberalismo bien entendido los productos naturales son secundarios. Cuenta, en cambio, el capital intensivo, la inteligencia que mediante la ciencia ha ido resolviendo mediante la experimentación los problemas que se han planteado al género humano y una cultura basada en las instituciones republicanas, fundadas en la separación de poderes que impiden la llegada del Caudillo salvador que se perpetúa indefinidamente en el poder. Si no fuera por la maldita ciencia a muchos se los hubiera llevado una apendicitis y Japón probablemente no existiría. Si no fuera por el capitalismo más de medio planeta hubiera desaparecido gracias a la genética de Lissensko y el resto viviría igualado en un gran campo de trabajos forzados. Los antiglobalizadores quieren dar un doble jaque mate al capitalismo y a la democracia al mismo tiempo, vivir la dolce vita explicando la vida nuta de Agamben...
Michael Heath y Andrew Potter han hecho una profunda crítica de estos movimientos en Rebelarse vende mostrando que este tipo de rebelión no es para nada ajena al consumismo.
La remera con la imagen del Che Guevara que recorre el planeta es un símbolo inocente de algo mucho más complejo: Guevara llevó su furia anticapitalista hasta destruir la industria azucarera en Cuba- símbolo de la explotación desde los tiempos coloniales- y Cuba que era la primera exportadora en América Latina nunca se recuperó de eso.
Es evidente que la antiglobalización va de la mano del espectáculo y apunta en primera instancia a llamar la atención sobre las buenas intenciones de sus militantes.
Gandhi utilizaba los ferrocarriles ingleses y el telégrafo como medio para sus prédicas pero en el caso de los antiglobalizadores el espectáculo es un fin en si mismo. Tal vez por eso a partir de la crisis del capitalismo en 2008- que está muy lejos de haber terminado, sólo sabemos que nada será como antes, que se acentuarán los proteccionismos y se defenderán los puestos de trabajo incluso con actitudes xenófobas hacia los extranjeros- el movimiento ha refluido porque situaciones dramáticas como las que atraviesa Grecia no dan para la joda.
Lo propio del sujeto antiglobalizador es presentarse como transgresivo.
Su transgresión nada tiene que ver con Sade que apunta cómicamente a la Ley sino con las normas a las que viola con la religiosidad del obsesivo.(3) Heath y Potter examinan su actitud respecto a las normas de tránsito. Las líneas peatonales de demarcación tienen por objeto que uno no tenga que estar todo el tiempo calculando si los autos van a pisarlo o no. Las normas, dicen, no son opresivas sino que cumplen el rol de dar seguridad mental al individuo.
Los movimientos contraculturales no entienden este razonamiento elemental.
Cuando esta forma de pensar se extiende a problemas más complejos como el medio ambiente, la alimentación, los transgénicos, la economía y el terrorismo vemos que esa cultura apunta a la producción de un sujeto manipulable por golpes de efectos y consignas que consume un nuevo cuento de los oprimidos que tiene como enemigo a las democracias- especialmente a Estados Unidos e Israel- y hace silencio o es cómplice de las peores dictaduras que existen en el mundo.
¿O Robert Mugabe, Kim Il Jong, Castro o Ahmanidjedad tienen inmunidad para asesinar por no pertenecer a la globalización?
Romper vidrieras en Mar del Plata era darle a Bush algo de su medicina y de paso a "las olas y el viento" de Donald sólo porque suena a Mac...ahí encontramos el "sujeto" que quiere producir la cultura Chomskylandia.
Lo único que falta es que Al Baschir o Kim Il Jong abran una cumbre de antiglobalizadores con clases sobre genocidio. Muchos chomsky apoyarían, dirían que todo lo que se les atribuye, las voces mismas de las víctimas, son mentiras de los medios concentrados y que hay que leer el diario oficial de Cuba, modelo de la libertad de prensa.
Ahmanidejad podría cerrarla exponiendo cómo la lapidación favorece a las mujeres..
Han sido los artistas que mediante el humor pusieron de manifiesto la grotesca verdad de tanto espectáculo.
Un caso es el de Malcom Mac Laren que tomó conceptos situacionistas del arte, para crear grupos como Sex Pistols, llegando a afirmar años más tarde que concibió al grupo con un sólo propósito: enriquecerse hasta la locura, "y cuando me gasté todo el dinero repetí la fórmula con Bow Wow Wow. El escándalo vende".
Tambié lo hizo el punk a través de la banda The Chah con la canción "White man in Hammersmeith Palais" que popularizaron- y se sinceraron- con la frase "turning rebelion into money", "haciendo dinero de la rebelión", lo que les valió un jugoso contrato con la multinacional Columbia.
Los ideólogos de la rebelión de Seattle eran en su mayoría norteamericanos. El presidente de Estados Unidos era Clinton- un ex hippie que se volvió play boy- y manifestó su acuerdo con la revuelta pese a la batalla que desencadenó y aunque debía ser uno de los asistentes a la Cumbre.
Los ideólogos de la rebelión de Seattle eran en su mayoría norteamericanos. El presidente de Estados Unidos era Clinton- un ex hippie que se volvió play boy- y manifestó su acuerdo con la revuelta pese a la batalla que desencadenó y aunque debía ser uno de los asistentes a la Cumbre.
También Chirac y Jospin mostraron su simpatía. La Francia chiracospín no piensa muy diferente de Bové. A Clinton- que gobernó durante el endeudamiento argentino y que tuvo por funcionario a Joseph Stiglitz, que luego se volvió un empleado del gobierno K- la rebelión le vino al pelo para mantener los aranceles, algunos de los cuales suprimió Bush que dio más de cuarenta productos preferenciales a la Argentina y la ayudó ante el FMI.
Más que el "imperio", Asia, América Latina y Africa tienen sobrados intereses en la libertad de comercio que permitió un crecimiento inédito en la historia de la humanidad en estas regiones. ¿Las desigualdades? Corresponde a los gobiernos corregirlas. Nadie pretende que la libertad de comercio sea la de los libros de texto o que no haya Estado sino que éste no pase por liberal siendo una dictadura o se haga pasar por keynesiana a una mafia cleptocrática que se enriquece pretextando amar al pueblo.
La fraternidad manipulada desde arriba o decretada se autodestruye a si misma.
Corregir las desigualdades es lo que han hecho, en parte, algunos gobiernos de izquierda de la región como Chile, Uruguay o Brasil cuyos dirigentes combatieron en la guerrilla- como el caso de Mujica- o sufrieron persecusiones como Bachelet- Pinochet asesinó a su padre- o Lula que no hicieron un "uso político de los derechos humanos" como dijo el fiscal de las Juntas, Julio César Strassera aludiendo a los millonarios santacruceños que a partir de 2003 reaparecieron financiando un relato épico que los presentaba como ex combatientes y para colmo como antimenemistas.
Resultado: estos países crecieron a tasas chinas como Argentina pero con instituciones sólidas, sin superpoderes ni la inflación que avanza a límites insoportables, recibieron millonarias inversiones que huyeron de la Argentina con la consecuencia de la caída a pique de las reservas de petróleo y de gas por ausencia de las mismas.
La pobreza y la indigencia no bajaron sino que se estratificaron en una cultura de la dádiva y el clientelismo de la que será muy difícil salir dado los presupuestos de la "ideología argentina" que comparten tanto el gobierno como la oposición.
No es extraño que la Argentina le parezca "incurable" a Vargas Llosa.
Cuando se reprocha atacar a los "gobiernos populares de la región" se pretende defender no a los gobiernos que se afirman en instituciones republicanas y libertad de prensa y comercio sino al eje jurásico liderado por Chávez y a sus compañeros de ruta, los populismos que se alienan en la antigoblalización y se sostienen en la suba exponencial que tuvieron los productos primarios.
Los hechos acontecidos en Seattle fueron comentados por Vargas Llosa en Aguafiestas en Seattle: " El más violento de los grupos inconformes de Seattle, venía de Eugene, Oregón, y sus afiliados se llaman a sí mismos anarquistas y se declaran discípulos de John Zerzan, un ensayista y pensador ácrata, cuyas razonadas diatribas contra la tecnología, la sociedad de consumo y las grandes corporaciones deshumanizadas han encontrado una audiencia creciente entre los jóvenes de Estados Unidos.
Los hechos acontecidos en Seattle fueron comentados por Vargas Llosa en Aguafiestas en Seattle: " El más violento de los grupos inconformes de Seattle, venía de Eugene, Oregón, y sus afiliados se llaman a sí mismos anarquistas y se declaran discípulos de John Zerzan, un ensayista y pensador ácrata, cuyas razonadas diatribas contra la tecnología, la sociedad de consumo y las grandes corporaciones deshumanizadas han encontrado una audiencia creciente entre los jóvenes de Estados Unidos.
Zerzan predica el anarquismo intelectual, no la acción violenta, pero no ha querido desautorizar a sus supuestos discípulos -que pulverizaron las elegantes tiendas de Pike Street-, y es probablemente el único beneficiario de la fallida reunión de la OMC, pues sus libros han alcanzado gracias al escándalo callejero de Seattle sus libros han alcanzado una considerable demanda."
El movimiento de Seattle me evocaba la supuesta teoria de las mil flores de Mao, que sonaba muy bien, pero que, además de los treinta millones de muertos que produjo la política del Gran Salto entre represiones y hambruna, tenía como objeto condenar, además de los placeres- considerados burgueses- la libertad de discusión en el Partido algunos de cuyos militantes apelaban a los hechos que dieron lugar a la insurreción húngara de 1956.
Se podría decir que este movimiento que no oculta su nihilismo- cuando se le preguntó a los activistas en televisión que modelo de sociedad proponían contestaron: ninguno- dejó como saldo que se conociera la obra del antropólogo anarquista John Zerzan, tan discutible como fascinante en muchos aspectos y a la que conocía por sus escritos sobre Shoenberg y Kandinsky. A diferencia de la mayoría de estos ideólogos que hablan por clisés, Zerzan es un lector incansable, leyó con sus claves a Willam Burroughs y su antropología suena menos a una ciencia que a un universo propio sostenido en la ciencia ficción que a pesar de sí mismo nos ha revelado hacia donde se dirige la antiglobalización: nada menos que hacia el Paleolítico.
El movimiento de Seattle me evocaba la supuesta teoria de las mil flores de Mao, que sonaba muy bien, pero que, además de los treinta millones de muertos que produjo la política del Gran Salto entre represiones y hambruna, tenía como objeto condenar, además de los placeres- considerados burgueses- la libertad de discusión en el Partido algunos de cuyos militantes apelaban a los hechos que dieron lugar a la insurreción húngara de 1956.
Se podría decir que este movimiento que no oculta su nihilismo- cuando se le preguntó a los activistas en televisión que modelo de sociedad proponían contestaron: ninguno- dejó como saldo que se conociera la obra del antropólogo anarquista John Zerzan, tan discutible como fascinante en muchos aspectos y a la que conocía por sus escritos sobre Shoenberg y Kandinsky. A diferencia de la mayoría de estos ideólogos que hablan por clisés, Zerzan es un lector incansable, leyó con sus claves a Willam Burroughs y su antropología suena menos a una ciencia que a un universo propio sostenido en la ciencia ficción que a pesar de sí mismo nos ha revelado hacia donde se dirige la antiglobalización: nada menos que hacia el Paleolítico.
Zerzan, en el fondo, es un provinciano yanqui, molesto con una globalización que le queda demasiado grande sin decir cómo propone regresar a una etapa anterior a la agricultura y la división del trabajo que tienen el lugar de un pecado original en su retorno al paleolítico redentor.
Es tan norteamericano que cree en la felicidad, que en EEUU es un artículo de la constitución. Tiene derecho a eso en un estado de derecho. Y tan inteligente como para hacer poner las barbas en remojo a Lyotard, Foucault, Baudrillard o Deleuze en su libro sobre la catástrofe del posmodernismo. Nos deja mudos cuando desfachatadamente dice que la teoría del Texto surgió cuando los hombres extraviaron las palabras.
Lamentablemente carece de una teoría de la enunciación y el mundo- globalizado o no- o el tiempo son pensados fuera del lenguaje. De ahí que caiga en las redes del heideggiarianismo sin saberlo y su futuro primitivo sea una nostalgia del Origen de una naturaleza intacta y perdida, uno de los mitos más caros que reaparece en muchos ecologistas que veneran a la madre Naturaleza. Habría que pensar en una teoría múltiple del tiempo como la de San Agustín. Zerzan no podría sumarlo a sus catastróficos posmodernos-, tampoco a Henry Meschonnic que añade una concepción inédita del sujeto y de la traducción partiendo desde la linguística que descentra a Occidente pero sin llevarlo hacia el Buen Salvaje sino que lo hace partir desde la Biblia, desmontando la "eterna" vuelta de Heidegger que permite soñar una lengua única que siempre culmina en etnocidio. Es la insistencia de un Oeste en retornar a una etapa anterior al Génesis sea a través del Ser o de la Madre Naturaleza. .
Hay un puritanismo que le hace rechazar de plano el mundo virtual sin notar que eso mismo está trazado en la pintura barroca que según él mejor lo representa : "La realidad virtual refleja una patología profunda que recuerda a los lienzos barrocos de Rubens, que muestran caballeros con armadura rodeados de mujeres desnudas, pero separados de ellas."
Propone un mundo donde otra vez sea posible el cara a cara pero este encuentro tiene como fondo tutelar a la Madre naturaleza y no el entre dos y un tercero necesariamente antinatural y del que da cuenta la literatura, muy especialmente el barroco, donde la sensualidad tiene que ver con el nombre y lo no dicho de todo entre dos que abren la via del infinito. Porque, estimado John, ¿hay algo más antinatural que el encuentro entre dos cuerpos y el barroco juego de fantasmas? La lengua misma es una antinaturaleza, nunca del todo dada gracias al lenguaje y las traducciones que resuenan en una misma lengua.
En Zerzan volvemos a comprobar la impotencia del puritanismo para acceder al barroco y a los juegos de logos y eros. A nuestro antiglobalizador le gusta jugar con los niños cubriendo las calles de arena...mientras que sus anarquistas destruyen los locales de computación y algún Mac con abuelo incluido.
En la vida todo ocurre entre cosas muertas- el lenguaje es un cadáver que se nos entrega sin explicación- y la muerte del Origen es algo capital en una cultura que concierne a la palabra y al hecho mismo de respirar, de estar vivo entre muertos vivientes que creen literalmente en él y que también tienen su acción: mediante la bomba el terrorista funda su desesperada fusión con el Origen.
Zerzan en Cuba sería rápidamente encarcelado por sus burlas a la izquierda que considera más burguesa que la misma burguesía y en Afganistán el talibán le demostraría que cada grano del desierto tiene más que ver con el Templo que con su venturoso paleolítico.
"La guerra de Irak me volvió loca", confesó en un reportaje la antiglobalizadora Naomi Klein más con un tono de amazona dispuesta a apropiarse o cazar un "logo" para exhibirlo en el espectáculo que como una intelectual comprometida con el hambre y la opresión en el mundo. No se sabe por qué no la "enloquecieron" las masacres de Milosevic en los Balcanes, el genocidio de más de ochocientas mil personas en Ruanda o en Sudán- el mayor del siglo veinte- ni el bombardeo indiscriminado de Putin a Chechenia que superó al de la coalición en Irak que apuntaba solamente a blancos militares y tenía por objeto la caída del dictador y no la destrucción de una ciudad con civiles incluidos como sucedió en Grozni.
Que las mujeres hayan podido votar en Irak no le ha movido un pelo, pero que en Rusia se hayan asesinado sucesivamente dos valientes periodistas que investigaban las torturas en Chechenia le causó la misma indiferencia que sufren los musulmanes que como Hirsi Ali o Ibn Warraq han criticado al Islam fanatizado abriendo las condiciones para un Islam más liberal.
Hoy la escena internacional muestra a Cuba, Nicaragua y Venezuela defendiendo a ultranza a Kadafi, en en el que se denuncian- hasta ahora- más de trescientos mil desaparecidos y se niegan a ver como bombardea en vivo y en directo a su pueblo.
Sucedió así en los Balcanes y en Sudán. Cuando el "espectáculo" de los supuestos defensores de los oprimidos como en los casos citados no pueden culpar al "imperio" niegan tanto como pueden los hechos.
Está bastante claro que la rebelión de los pueblos árabes- me refiero a Egipto, Túnez y Libia- va de la mano de la globalización: no hay consignas contra EEUU o Israel- pese a que Mein Kampf es el best seller del mundo árabe gracias a la promoción de sus gobiernos que achacan a un país que no es ni el uno por ciento de sus territorios todos sus males, como si el estado hebreo poseyera y se guardara todo el oro negro. Por primera vez en la historia hay demandas no decretadas sino espontáneas por parte de los pueblos árabes de instituciones democráticas que todavía no sabemos en qué terminarán porque éstas- la Argentina es un ejemplo, siempre está partiendo de 1810- suponen una sociedad civil que no se crea de un día para otro.
Esta demanda, por no ir en el sentido que los Castro o los Chávez asignan a la historia, "enloquece" a los ideólogos que durante todo el siglo veinte como Eduardo Galeano han exaltado las dictaduras siniestras como Cuba como ideales de democracia y negado los mayores genocidios de la historia a manos del comunismo que sigue asesinando a gusto en Corea del Norte, Bielorrusia o Zimbabwe donde no hay libertad de prensa- tampoco mercado de capitales, Macs u otros demonios imperialistas- o informaciones que no sean digitadas por el Partido único y la hambruna y la represión de un estado sin límites jurídicos que le hagan contrapeso son la regla. La teoría de los "precios justos" de Galeano es uno de los mayores disparates económicos que se han escrito, pero ha encontrado un discípulo en el delirante Guillermo Moreno para quien los costos determinan los precios y no los precios los costos, no ajenas a las expresiones de Hugo Moyano de que la inflación "favorece la movilidad social" o las de Amado Boudou que afirma que la inflación es un problema de los ricos.
Que las mujeres hayan podido votar en Irak no le ha movido un pelo, pero que en Rusia se hayan asesinado sucesivamente dos valientes periodistas que investigaban las torturas en Chechenia le causó la misma indiferencia que sufren los musulmanes que como Hirsi Ali o Ibn Warraq han criticado al Islam fanatizado abriendo las condiciones para un Islam más liberal.
Hoy la escena internacional muestra a Cuba, Nicaragua y Venezuela defendiendo a ultranza a Kadafi, en en el que se denuncian- hasta ahora- más de trescientos mil desaparecidos y se niegan a ver como bombardea en vivo y en directo a su pueblo.
Sucedió así en los Balcanes y en Sudán. Cuando el "espectáculo" de los supuestos defensores de los oprimidos como en los casos citados no pueden culpar al "imperio" niegan tanto como pueden los hechos.
Está bastante claro que la rebelión de los pueblos árabes- me refiero a Egipto, Túnez y Libia- va de la mano de la globalización: no hay consignas contra EEUU o Israel- pese a que Mein Kampf es el best seller del mundo árabe gracias a la promoción de sus gobiernos que achacan a un país que no es ni el uno por ciento de sus territorios todos sus males, como si el estado hebreo poseyera y se guardara todo el oro negro. Por primera vez en la historia hay demandas no decretadas sino espontáneas por parte de los pueblos árabes de instituciones democráticas que todavía no sabemos en qué terminarán porque éstas- la Argentina es un ejemplo, siempre está partiendo de 1810- suponen una sociedad civil que no se crea de un día para otro.
Esta demanda, por no ir en el sentido que los Castro o los Chávez asignan a la historia, "enloquece" a los ideólogos que durante todo el siglo veinte como Eduardo Galeano han exaltado las dictaduras siniestras como Cuba como ideales de democracia y negado los mayores genocidios de la historia a manos del comunismo que sigue asesinando a gusto en Corea del Norte, Bielorrusia o Zimbabwe donde no hay libertad de prensa- tampoco mercado de capitales, Macs u otros demonios imperialistas- o informaciones que no sean digitadas por el Partido único y la hambruna y la represión de un estado sin límites jurídicos que le hagan contrapeso son la regla. La teoría de los "precios justos" de Galeano es uno de los mayores disparates económicos que se han escrito, pero ha encontrado un discípulo en el delirante Guillermo Moreno para quien los costos determinan los precios y no los precios los costos, no ajenas a las expresiones de Hugo Moyano de que la inflación "favorece la movilidad social" o las de Amado Boudou que afirma que la inflación es un problema de los ricos.
Estos son insultos directos a la inteligencia de cualquier pueblo.
Algunas consecuencias de la destrucción del sistema de precios, único modo que tienen de informarse los mortales de los bienes y valores: inversiones que se van a la otra orilla, liquidación del sistema energético, pérdida de los mercados en ganadería- Paraguay exporta más carne que la Argentina- y ahora le tocan a las autopartes y del tal suerte que los industriales se han vuelto pichones de Hamlet: no saben si es sus autos o a Moreno al que les falta un tornillo.
La mejor refutación del no logo de Naomi Klein fue el ejecutivo de Google que inició la revuelta en Egipto y que se tranformó en el héroe de la población. Han sido los CEOS de las multinacionales los que atendiendo a sus propios intereses involuntariamente han sacado a millones de personas de la hambruna y no los grupos guevaristas o sus herederos antiglobalizadores cuyo objetivo actual es la destrucción del capitalismo sin proponer otra cosa que la vuelta a la utopía comunista de convertir al planeta en un gran Gulag. Esto es lo intolerable para los que quisieron imponer la utopía por las armas llevando la guerra civil a todos los continentes y no pueden dar un solo ejemplo de sociedad en la que sea deseable vivir. Cuba ayer y Venezuela hoy son los mejores ejemplos: se las exalta desde lejos pero nadie quiere ir para disfrutar de los logros de la revolución- Cuba- o contribuir a ella como en el caso de Chávez.
La mejor refutación del no logo de Naomi Klein fue el ejecutivo de Google que inició la revuelta en Egipto y que se tranformó en el héroe de la población. Han sido los CEOS de las multinacionales los que atendiendo a sus propios intereses involuntariamente han sacado a millones de personas de la hambruna y no los grupos guevaristas o sus herederos antiglobalizadores cuyo objetivo actual es la destrucción del capitalismo sin proponer otra cosa que la vuelta a la utopía comunista de convertir al planeta en un gran Gulag. Esto es lo intolerable para los que quisieron imponer la utopía por las armas llevando la guerra civil a todos los continentes y no pueden dar un solo ejemplo de sociedad en la que sea deseable vivir. Cuba ayer y Venezuela hoy son los mejores ejemplos: se las exalta desde lejos pero nadie quiere ir para disfrutar de los logros de la revolución- Cuba- o contribuir a ella como en el caso de Chávez.
Para los antiglobalizadores los enemigos del género humano no son las dictaduras ni los terroristas hitlero islamitas sino las hamburguesas, mucho más comestibles y seguras que los aficionados a las comidas "bio", expuestos a las enfermedades parasitarias por los excrementos de los abonos, las toxinas, los microbios, los virus y los hongos que florecen en el campo en ausencia de pesticidas.
Su línea de ataque se extiende desde el rechazo obsesivo a las marcas de Klein y la "soberanía alimentaria" de José Bové que postula una autarquía de tipo feudal para la agricultura en Francia que contrariamente a favorecer la entrada de productos extranjeros los repudia, obligando a la subvención permanente del estado.
Si se analizan estas posiciones se verá que pese a si fachada progresista y humanista son ultrareaccionarias y finalmente nihilistas.
Los antiglobalizadores han retomado en una nueva clave el mito de una Madre naturaleza pura, anterior al judeocristianismo y de ahí el aura "religiosa" de su empresa alienada en un retorno hacia el Origen que demuestran en su concepción del lenguaje reducido a unos cuantos clisés.
El excéntrico John Zerzan propone métodos de acción más próximos a las vanguardias, una suerte de continua action paiting "antropológica" como la de llenar las calles de tierra para que juegen los niños.
Zerzan, autor de Futuro Primitivo, es más anarquista que globalizador y su vida tiene una coherencia trapense: vive en un barrio obrero de Oregón, con un viejo televisor y su bicicleta esperando que el mundo vuelva al período paleolítico del cual el capitalismo, que históricamente sitúa en un segundo modernismo, es para él una breve duración.
Zerzan, autor de Futuro Primitivo, es más anarquista que globalizador y su vida tiene una coherencia trapense: vive en un barrio obrero de Oregón, con un viejo televisor y su bicicleta esperando que el mundo vuelva al período paleolítico del cual el capitalismo, que históricamente sitúa en un segundo modernismo, es para él una breve duración.
A diferencia de los socialistas utópicos y Marx que continuaban a su modo las etapas de la Ilustración, Zerzan, que quiere que la antropología pase de la observación a la acción, intenta salir de lo que considera un universo alienado donde va desapareciendo en lo virtual la experiencia directa- hay amigos en la web que no conocemos- revierte el curso del tiempo convirtiendo el paleolítico en una nueva ilusión del porvenir que se remonta a las comunidades anteriores a la adopción de la agricultura, la domesticación y la propiedad privada.
Su pensamiento seduce por lo infantil pero sería posible después de una hipotética catástrofe nuclear habida cuenta que los millones que viven en el mundo demuestran poco anhelo de volver al paleolítico. Pero el hombre no es ingenuo porque cuando se le preguntó que haría si el sistema se detuviera de un día para otro contestó: "El problema es que la mayor parte de la población de las grandes ciudades moriría en tres días. No duraríamos mucho sin energía, con los alimentos pudriéndose, sin habilidades para sobrevivir y con el instinto atrofiado. No sabríamos qué comer, qué planta es cuál, como hacer fuego, buscar agua, refugio... Nos tenemos que preparar para ese proceso, porque la ciudad es artificial e insostenible, y no representa el mundo al que nos enfrentaremos cuando el sistema se detenga..."
Ahora bien: me temo que con algunos de los conocimientos que tuvieran los sobrevivientes - sin lo cual no podrían subsistir- poco a poco se reconstruiría la civilización a la que pertenecen, y volverían la famila, la propiedad y para evitar la lucha de todos contra todos, finalmente reaparecería un Hobbes argumentando la necesidad del Estado. Y cuando preguntamos qué tipo de Estado, Zerzan no tiene nada que decirnos mientras que los antiglobalizadores no ocultan su simpatía por un orden decretado desde arriba, un estado que conduce al totalitarismo.
Naomi Klein vino a la Argentina a fines de 2001 en busca de "revolución"- sinónimo de espectáculo para esta ideología- y asistió extasiada a la obsena estetización que se hizo de la situación en que vivían y todavía viven los cartoneros. Terminó comprándose una casa en San Telmo a la que fui invitado por una amiga que decía que tenía que conocerla a toda costa...estuve a punto de ir, después de todo no era sino una chica frívola que hubiera debido dedicarse a ser actriz, para lo que ha mostrado notables cualidades, en vez de socializar su angustia de por las marcas- ante la falta de un nombre que la separe de ella misma,- en vez de hacer naufragar su angustia en sentimientos oceánicos y quedar prisonera de no de la revolución sino de la seducción permanente de un papi que confunde con el Tio Sam...pero creí escuchar un mugido de vaca loca y les dije buen provecho.
Preferí irme a comer a un Mac recordando las provocadoras palabras de un amigo, un gran escritor bastante intratable por los medios K y anti K, enemigos en política pero hermanados en la "ideología argentina", que hoy vive en Europa que decía que cada mordisco era doble, por un lado era una defensa pasiva del capitalismo y al mismo tiempo daba un golpe de más- alusión al extraordinario libro de Claude Lefort Un homme en trop- a lo que quedaba del comunismo.
Su pensamiento seduce por lo infantil pero sería posible después de una hipotética catástrofe nuclear habida cuenta que los millones que viven en el mundo demuestran poco anhelo de volver al paleolítico. Pero el hombre no es ingenuo porque cuando se le preguntó que haría si el sistema se detuviera de un día para otro contestó: "El problema es que la mayor parte de la población de las grandes ciudades moriría en tres días. No duraríamos mucho sin energía, con los alimentos pudriéndose, sin habilidades para sobrevivir y con el instinto atrofiado. No sabríamos qué comer, qué planta es cuál, como hacer fuego, buscar agua, refugio... Nos tenemos que preparar para ese proceso, porque la ciudad es artificial e insostenible, y no representa el mundo al que nos enfrentaremos cuando el sistema se detenga..."
Ahora bien: me temo que con algunos de los conocimientos que tuvieran los sobrevivientes - sin lo cual no podrían subsistir- poco a poco se reconstruiría la civilización a la que pertenecen, y volverían la famila, la propiedad y para evitar la lucha de todos contra todos, finalmente reaparecería un Hobbes argumentando la necesidad del Estado. Y cuando preguntamos qué tipo de Estado, Zerzan no tiene nada que decirnos mientras que los antiglobalizadores no ocultan su simpatía por un orden decretado desde arriba, un estado que conduce al totalitarismo.
Naomi Klein vino a la Argentina a fines de 2001 en busca de "revolución"- sinónimo de espectáculo para esta ideología- y asistió extasiada a la obsena estetización que se hizo de la situación en que vivían y todavía viven los cartoneros. Terminó comprándose una casa en San Telmo a la que fui invitado por una amiga que decía que tenía que conocerla a toda costa...estuve a punto de ir, después de todo no era sino una chica frívola que hubiera debido dedicarse a ser actriz, para lo que ha mostrado notables cualidades, en vez de socializar su angustia de por las marcas- ante la falta de un nombre que la separe de ella misma,- en vez de hacer naufragar su angustia en sentimientos oceánicos y quedar prisonera de no de la revolución sino de la seducción permanente de un papi que confunde con el Tio Sam...pero creí escuchar un mugido de vaca loca y les dije buen provecho.
Preferí irme a comer a un Mac recordando las provocadoras palabras de un amigo, un gran escritor bastante intratable por los medios K y anti K, enemigos en política pero hermanados en la "ideología argentina", que hoy vive en Europa que decía que cada mordisco era doble, por un lado era una defensa pasiva del capitalismo y al mismo tiempo daba un golpe de más- alusión al extraordinario libro de Claude Lefort Un homme en trop- a lo que quedaba del comunismo.
En el Mac, añadía, puede haber socialistas pero no se hacen notar, se puede ir a mear y el gallego de la esquina no te deja, así ejemplificaba el proceso de la globalización.
Silvie Brunel, especialista en las hambrunas en el mundo y a la que no puede tacharse de reaccionaria precisamente, se opone al mito de una naturaleza idealizada opuesta al hombre considerado como un parásito.
La naturaleza, dice, es salvaje y no bienhechora y no se opone a los organismos genéticamente modificados ni a los agrocarburantes siempre que sean orientados al interés general.
Para los antiglobalizadores la vida de un delfín puede valer más que la vida de un hombre y en el culpabilizado EEUU han logrado que un huevo tenga más protección que la vida de un niño. No rompen los huevos, pero practican la política del avestruz. Esta hipocrecía humanitaria explica la indiferencia que tienen por las dictaduras que han asesinado a millones de personas. Siempre que cuiden el medio ambiente para un Lord Byron que no vendrá pueden matar a gusto para los idólatras de la Madre Naturaleza...la radiocatividad es la culpable de lo sucedido en Chernobil y no la impericia técnica de sus administradores.
Aburrieron al abuelo Mac Donald´s y todavía no pudieron concientizar a Pantaleón.
Otro pionero de los antigloblizadores, el "compañero" Kadafi, según Cris Emperatriz, héroe de algunos combatientes y héroes de Malvinas que se convirtieron en carapintadas en Semana Santa, ahora tiene la complicidad del gobierno argentino para suavizar las posibles acusaciones de genocidio.
Silvie Brunel, especialista en las hambrunas en el mundo y a la que no puede tacharse de reaccionaria precisamente, se opone al mito de una naturaleza idealizada opuesta al hombre considerado como un parásito.
La naturaleza, dice, es salvaje y no bienhechora y no se opone a los organismos genéticamente modificados ni a los agrocarburantes siempre que sean orientados al interés general.
Para los antiglobalizadores la vida de un delfín puede valer más que la vida de un hombre y en el culpabilizado EEUU han logrado que un huevo tenga más protección que la vida de un niño. No rompen los huevos, pero practican la política del avestruz. Esta hipocrecía humanitaria explica la indiferencia que tienen por las dictaduras que han asesinado a millones de personas. Siempre que cuiden el medio ambiente para un Lord Byron que no vendrá pueden matar a gusto para los idólatras de la Madre Naturaleza...la radiocatividad es la culpable de lo sucedido en Chernobil y no la impericia técnica de sus administradores.
Aburrieron al abuelo Mac Donald´s y todavía no pudieron concientizar a Pantaleón.
Otro pionero de los antigloblizadores, el "compañero" Kadafi, según Cris Emperatriz, héroe de algunos combatientes y héroes de Malvinas que se convirtieron en carapintadas en Semana Santa, ahora tiene la complicidad del gobierno argentino para suavizar las posibles acusaciones de genocidio.
Europa a quien suministraba el petróleo fundamentalmente y en parte EEUU no han sido inocentes- Kadafi cambió de bando en 2003- en su permanencia en el poder pero cuando como en los casos de Egipto y de Túnez vieron la posibilidad de terminar con las dictadura les quitaron todo apoyo. Nada de eso sucedió con países como Cuba o Venezuela que tienen en el régimen libio buenos motivos para reflejarse.
Así hizo Chomsky negando el genocidio camboyano, apoyando a Al Baschir desde la década de los ochenta, invirtiendo las pruebas en los ataques sucesivos de Hamas y Hezbollah a Israel, etc. Así piensan las mentes virtuosas del estado universitario global, el logo de quienes ofician de burócratas supranacionales, que actuán siempre en nombre de los oprimidos proponiéndoles que la opresión definitiva- dictadura y hambruna- como soluciones paradisíacas, alienadas a utopías supuestamete virtuosas que una vez que se realizan derivan invariablemente en el genocidio, la dictadura, la muerte de civiles indefensos y la hambruna.
Este debate se inicia en un país contaminado de "ideología argentina", que no sólo afecta al gobierno sino a gran parte de la oposición y que sólo podrá darse cuando las distintas patrias- la sindical, la contratista, la financiera- sean apartadas del Estado al que empujan a violar la constitución, que por su continuidad de décadas- el kircherismo no ha sido sino un menemismo ampliado- es mafioso y cleptocrático. Y esto se da en complemento con otro debate esbozado en las frases de José Mujica que en el transcurso del siglo XXI enfrentará o mezclará a la ciencia y al mito.
I) Algunos de los conceptos de Mujica son:
" Necesitamos inversión".
"La riqueza no se genera por decisiones legislativas, es hija de la inversión y del trabajo(en ese orden)"
"Si las empresas no prosperan y no pagan impuestos, nos quedamos- los progresistas, los socialistas- sólo con las utopías"
"Los que crean la riqueza son los empresarios, los emprendedores, la tarea del gobierno es reducir el margen de riesgo de las inversiones"
2) "Si los soldados clavaron el la tierra la bayoneta aguda/si la imagen con un trapo rojo la taparon/si Dios bajo los golpes sigue sordo y mudo/si al pueblo en el Kremlin no dejaron entrar..." Marina Tsvietáieva, Cazador de Ratas, Paradiso ediciones, 2007. La autora se refiere a la bandera roja con la que taparon la imagen de San Nicolás Milagroso.
3) En la película Casanova de Mario Monicelli el personaje no puede acceder a la potencia sexual sin pasar por la trangresión. El cura le arregla un encuentro secreto pero eso no lo excita por parecerle convencional y previo a la noche de bodas arriesga su vida para acceder a la novia trepando hasta su habitación. Esta relación entre sexo y peligro está en las antípodas del director del ANSES, Sergio Bossio que, festejando a Néstor Kirchner que se declaró transgresivo, comentó “está bárbaro ser transgresivo”, enunciado desde una posición burocrática que mediante los superpoderes del Ejecutivo le permite disponer de los fondos de los jubilados a capricho. Ser transgresivo con las advertencias de los médicos a Kirchner le costó la vida. Fue empujado por obsecuentes a ultranza como el canciller Twitterman que consideró su delicada operación como un dolor de muelas. Si se rastrea detenidamente el proceso se podría decir que desde la primera crisis los medios opositores- " destituyentes"- fueron los que trataron de salvarle la vida, incluso sin tener toda su historia clínica, que les fue negada por los propios médicos, como si fuera un secreto de Estado. Los obsecuentes sólo vieron un complot.
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